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Un embrollo innecesario

No hay partido sin sufrimiento para el Celta que, con bastante más fortuna que mérito, encadenó ayer frente al Levante su segunda victoria liguera. Más de una hora en superioridad necesitó el grupo de Giráldez para doblegar, ya en el descuento, a un rival que lo igualó en el juego y se permitió el lujo de fallar un penalti.

Ilaix y Mingueza celebran el primer gol del Celta.

Ilaix y Mingueza celebran el primer gol del Celta. / LOF

Vigo

Por una de esas extrañas paradojas del fútbol, el Celta está sumando puntos de tres en tres en de los partidos que seguramente peor está jugando. Al igual que le ocurrió frente al Atlético de Madrid en Balaídos, pero de forma mucho más acusada ayer en el campo del Levante, el conjunto celeste dilapidó la ventaja de jugar 11 contra 10 muchos minutos, concretamente desde que Iñaki Vencedor, VAR mediante, enfiló en el minuto 28 el camino de la ducha por una salvaje falta a Ilaix Moriba.

Al equipo vigués le faltó velocidad de pelota y agresividad en el juego para sustanciar su ventaja contra un adversario tan ordenado como ambicioso, que en ningún momento le perdió la cara al partido ni al resultado. Faltó paciencia para buscar una combinación ganadora y sobraron nervios cuando el Levante se creció en la segunda parte con los reajustes tácticos que introdujo Julián Calero y el empate de Arriaga puso a los celestes en evidencia. Felizmente, Miguel Román emergió con el tiempo casi cumplido para certificar en el primer minuto del descuento un triunfo que ya nadie esperaba.

Un tiro en el pie

Se encontró el Celta con un inesperado regalo, cuando Unai Vencedor cortó abruptamente el avance de Ilaix Moriba con una brutal patada a la altura de la canilla. Quintero González despachó la infracción con amarilla, pero enseguida el VAR lo llamó a capítulo y, tras comprobar el monitor, el árbitro modificó el color de la tarjeta: roja directa de manual y más de una hora por delante para aprovechar el tiro en el pie que el bilbaíno le había pegado al Levante.

Otro regalo inesperado

La expulsión que debía haber dado alas en el Celta reactivó sorprendentemente al Levante, anticipando lo que iba a suceder durante buena parte del segundo tiempo. En una de esas llegadas, Etta Eyong, el joven portento camerunés cedido por el Villarreal, puso a prueba los reflejos de Radu con un acrobático remate de chilena que el portero céltico desvió con una providencial mano abajo. En el córner subsiguiente, Javi Rodríguez despejó el balón con la mano saltando irresponsablemente con los brazos extendidos: penalti. Sorprendentemente, Etta Eyong estrelló el lanzamiento contra la base de poste.

Mingueza abre la lata

Superado el susto, el Celta recuperó el dominio que había tenido 11 contra 11, con Ilaix rompiendo líneas y buenas acciones de un Bryan Zaragoza incisivo en el desborde, pero impreciso en el último centro, mientras Mingueza, arrimado a la derecha, buscaba filtrar un pase decisivo al área granota. Jutglà, tras una imponente acción del guineano, cortejó el gol con un potente disparo dentro del área que Ryan sacó con una espectacular parada justo antes de desviar, con otra gran intervención, a córner un remate de cabeza quemarropa de Borja Iglesias. En medio del acoso, con todo el Levante incrustado en su área, Mingueza recibió con mucho espacio el balón en la media luna y conectó un trallazo cruzado que se envenenó tras tocar ligeramente en un defensa granota haciendo yerma la estirada de Ryan. Fueron los mejores momentos del Celta en todo el partido.

La pizarra de Calero

El segundo tiempo fue casi un desperdicio para el Celta. El Levante igualó, cuando no mejoró, en el juego al equipo celeste sobre el césped y Julián Calero venció claramente a Claudio Giráldez en la pizarra. Le bastaron al técnico granota un par de reajustes y un puñado de obreros del fútbol para cerrar al Celta cualquier vía de acceso al portal de Ryan y generarle problemas con balones largos a la espalda que resultaron complicados de defender. Lejos de arrugarse por la desventaja numérica, Calero reactivó a su equipo arriesgando con los cambios. El Levante dio un paso al frente y se las compuso para igualar el partido sin dejar al Celta espacio para maniobrar. Destacaron en esta batalla Etta Eyong, que rondó el empate con un tiro raso que Radu sacó con bastantes problemas a córner, y Arriaga, el autor del gol del granota, que no mucho después salvó el segundo del Celta sacando bajo palos un remate de Jones con Ryan vencido. El hondureño cazó un mal despeje de Borja Iglesias tras un saque de esquina , conectando un disparo cruzado imposible para Radu que metió de lleno al Levante en el partido.

Miguel Román al rescate

Ni Aspas, que entró poco en juego y decidió mal, ni Jones, que volvió a rondar si suerte el gol, ni Sotelo, poco productivo ayer. El cambio decisivo (seguramente pensando por Giráldez para aprovechar su buen disparo de media distancia) fue Miguel Román, que sacó brillo a un balón ganado por Mingueza a la defensa rival, con un golazo que dio al Celta 2 puntos inesperados.

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