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Crecer desde la fragilidad

El equipo de Giráldez suma en casa del Levante su segunda victoria consecutiva en la Liga gracias a un gol de Miguel Román en el descuento tras jugar una hora en superioridad numérica

Mingueza abrió el marcador antes del descanso, después de que Etta Eyond desperdiciase una pena máxima

El Celta crece en la Liga como esos juncos tambaleantes que parecen romperse ante los primeros vientos, sin consistencia, con excesiva fragilidad, sin ese buen juego que se le suponía al equipo de Claudio Giráldez desde que el curso pasado se convirtió en una de las revelaciones del campeonato. Hoy sumó en casa del Levante su segunda victoria consecutiva en el torneo regular con parecida escasez de brillo que ante Osasuna hace una semana. En esta ocasión le favoreció la justa expulsión de Vencedor en el minuto 28 y que Etta Eyond mandase al palo un lanzamiento de penalti antes de que Mingueza abriese el marcador con un remate desde la frontal en el minuto 38. Después se hizo larga la hora en la que los célticos jugaron con superioridad numérica, pues les costó en exceso encontrar buenas vías de remate, permitiendo además que el Levante empatase en otro error de marcaje en una jugada a balón parado para que el partido agonizase en el área de Radu. El empate lo deshizo Miguel Román en el tiempo de descuento. El gondomareño se estrenó como goleador en la élite con otro remate franco desde el área grande tras recoger un balón tocado con la coronilla por Mingueza en una de la treintena de acciones ofensivas generadas por los de Giráldez ante un rival que no mereció perder porque aprovechó el nerviosismo de los celestes para mantener el suspense hasta el último segundo.

La temporada de los de Giráldez va transcurriendo con un sufrimiento reiterativo debido a que continúa sin solucionar su fragilidad defensiva (no sabe dejar la portería a cero, salvo en el partido de Copa ante el modesto Puerto de Vega) y tampoco genera oportunidades claras de gol. Demasiado previsible en su juego, carente de la velocidad de balón necesaria para sorprender a rivales bien organizados en defensa. Le costó marcar el jueves en Navia y ayer en el Ciutat de Valencia, a donde acudía con la necesidad de sumar los tres puntos para alejarse de los puestos de descenso pero sin la presión que se quitó de encima con los cinco buenos resultados encadenados en octubre: empates ante el Atlético de Madrid y la Real Sociedad y victorias frente al Niza, Osasuna y el Puerto de Vega.

Ante un recién ascendido que solo había sumado un punto en casa, el Celta se plantó en Valencia con un once sin Aspas pero con Borja Iglesias, Jutglà y Bryan Zaragoza en ataque, con Beltrán y Moriba en la medular, más Mingueza y Carreira por los carriles y Javi Rodríguez, Starfelt y Marcos Alonso como centrales. Desde el inicio, el balón no corría tanto como desearían los célticos, que por medio de Carreira generaron la primera ocasión de peligro, aunque el centro del vigués lo despejó con apuros Ryan sin que llegase Borja Iglesias al remate por muy poco.

Las posibles dificultades del Celta para sumar su segunda victoria del campeonato se redujeron drásticamente muy pronto, cuando en el minuto 26 Unai Vencedor realizó una temeraria entrada por encima del tobillo de Moriba en el centro del campo. El VAR intervino ante la intención del colegiado de solventar la acción con una tarjeta amarilla. Tras revisar la jugada en el monitor de televisión, Quintero González rectificó y dejó al Levante con diez.

Sorprendentemente, la superioridad numérica le sentó mal al Celta, que a continuación permitió que Etta Eyond armase en el área de Radu un disparo de chilena que obligó al portero a despejar a córner y lastimarse un dedo que requirió atención médica. En el saque de esquina, Javi Rodríguez acudió a la disputa del balón centrado al área con las manos por delante ante dos rivales y el árbitro no dudó en señalar penalti. Al Levante se le ponía el partido de cara para adelantarse en el marcado con un jugador menos. Pero su máximo goleador, Ettan Eyond, que suma 6 tantos en la Liga, mandó el balón al palo contrario al que se había lanzado Radu. El jugador cedido por el Villarreal, con el que jugó en Vigo en las primeras jornadas de este curso, desaprovechaba una gran oportunidad para poner en serios aprietos a un Celta que encontró en una jugada de estrategia la solución al atasco ofensivo que viene sufriendo esta temporada. Un Bryan Zaragoza que fue de más a menos sacó de la esquina para Carreira, que cedió a Mingueza, libre de marca ante un rival muy metido en su área. El lanzamiento del catalán desde la frontal buscaba el palo largo, el balón rozó en la cabeza de un jugador granota y se elevó lo suficiente para impedir que Ryan lo despejase.

Un minuto antes, el guardameta australiano se había lucido en un doble remate de Jutglà con el pie y de Borja Iglesias con la cabeza. Y llegó a tocar con la yema de los dedos el balón de Mingueza, pero fue insuficiente para que el Celta se fuese con ventaja en el marcador al descanso tras despejar un último remate forzado de Marcos Alonso.

Con diez y el marcador en contra, el entrenador del Levante acertó con el cambio de Olasagasti por Víctor García y de Carlos Espí por Brugué. El equipo valenciano se afiló e impidió el acoso territorial del Celta, que acarició el segundo tanto con un disparo con rosca de Bryan Zaragoza y un remate de cabeza de Borja Iglesias tras un centro del andaluz.

Etta Eyond, por su parte, insistía en su intento de sumar su séptimo tanto de la temporada. Pudo firmarlo tras aparecer libre en el saque de una falta, pero su disparo se encontró de nuevo con Radu. De esa acción surgió el gol del empate. El saque de esquina llegó a Arriaga, que burló la vigilancia de Carlos Domínguez, relevo del amonestado Marcos Alonso. El hondureño se sacó un remate seco que pasó entre varias piernas rivales antes de entrar en la portería.

Minuto 65 y el Celta se complicaba la vida por enésima vez esta temporada. Giráldez, entonces, recurrió a Aspas y a Sotelo. No se atrevió el porriñés a prescindir de un central pese a la superioridad numérica y el Levante recuperaba el ánimo con un planteamiento arriesgado que los celestes no sabían explotar a la contra.

En el minuto 80, Borja Iglesias estuvo a punto de marcar tras desviar de tacón un mal remate de Miguel Román, que había relevado a un Ilaix Moriba que lució en la recuperación. En el 87, Abdellaoui, que entró por Javi Rodríguez, pudo marcar pero su remate lo despejó un Arriaga omnipresente en defensa y en ataque. Nada pudo hacer la zaga del Levante cuando el balón cayó en el minuto 91 en los pies de Miguel Román. El gondomareño encontró el remate soñado para estrenarse como goleador en Primera y dar un valioso triunfo a un Celta frágil.

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