Un modo de fichar con luces y sombras
El Celta repite con Ilaix Moriba el mismo proceder que con Carles Pérez: contratar al jugador tras una cesión en Vigo
Fallaron las previsiones con el catalán, pero fueron acertadas en casos como el de Karpin, Luccin o Canobbio

Moriba, durante un partido del Celta en Balaídos. | Pablo H.Gamarra
El Celta ha apostado por pagar los 6 millones de euros de la cláusula de rescisión del contrato de Ilaix Moriba con el Leipzig después de que el guineano generase muchas expectativas en su temporada de cesión en Vigo. El club repite ese método para reforzar el equipo a pesar de la mala experiencia con Carles Pérez, que no alcanzó el mismo nivel de juego tras su adquisición en propiedad por parte del equipo vigués que en su etapa como cedido.
En las últimas tres décadas, el conjunto vigués ha recurrido a esta práctica en algo más de una decena de ocasiones, con resultados dispares, con luces y sombras. Acertó en casos como los de Karpin, Luccin o Canobbio pero no encontraron la respuesta esperada en otros como el de Jozabed o el citado Carles Pérez. También David Rodríguez, Jorge Larena, Matías Lequi o Fabián Orellana llegaron a Vigo con la misma fórmula de primero cesión y después contratación, con rendimientos dispares. Moriba pasa a formar parte de este grupo de célticos con vinculación mixta al club vigués.
La apuesta por Moriba viene avalada por su buena temporada en Balaídos después de fracasar en sus anteriores cesiones en Valencia y en Getafe. Y cuenta con el respaldo no solo del club y del entrenador sino también de la afición, volcada mucho más con el guineano tras el anuncio de la marcha de Fer López al Wolverhampton.
No tan unánimes fueron las sensaciones con Carles Pérez tras concluir su primera temporada de cesión de Vigo, pero su excelente recta final de campaña de la mano de Carlos Carvalhal animaron a la presidenta Marián Mouriño a apostar fuertemente por el atacante catalán, que se convirtió en el primer refuerzo para la temporada 2023-24 y una de las primeras decisiones de la nueva mandataria céltica. La Roma se embolsó 5,2 millones de euros por un jugador que un años después fue cedido al Getafe.
Ese caso recordó en parte al de un Jozabed Sánchez que llegó cedido al Celta desde el Fulham en enero de 2017 para reforzar a un equipo que llegaría a disputar las semifinales de la Liga Europa. Ese verano, el equipo vigués pagó 3,5 millones a los ingleses por hacerse con los servicios del centrocampista andaluz, que se marcharía cedido al Girona después de una irregular trayectoria como céltico.
Orellana
Fabián Orellana fue un caso muy particular, acorde a la personalidad del futbolista chileno, que llegó al Celta cedido por el Granada para ayudarlo a ascender a Primera División. Regresó al equipo andaluz porque el Celta no quiso pagar los 3 millones de euros de su cláusula, pero volvió de nuevo a Vigo en enero de 2013 a cambio de 1,2 millones de euros. A partir del curso siguiente, formó una línea de ataque letal junto a Aspas y a Nolito. pero en el invierno de 2017 se marchó del club de forma abrupta tras un enfrentamiento con el entrenador Eduardo Berizzo.
Una década antes, el Celta acogió cedidos como Jorge Larena, procedente del Atlético de Madrid, y Matías Lequi, del Lazio, que pasaron a ser propiedad del club vigués en la temporada siguiente a su llegada a Vigo. Ambos protagonizaron una irregular etapa en el conjunto vigués: llegaron para clasificar al equipo al segundo torneo europeo pero poco después sufriría, hasta el momento, el último descenso a Segunda División.
Para la categoría de plata se contó con David Rodríguez, pero el Almería lo repescó en la temporada 2009-10. El equipo vigués insistió en contratar al delantero toledano y pagó un traspaso en el verano de 2010.
Seis años antes llegaba a Vigo Fabián Canobbio, descartado por Rafa Benítez en el Valencia. El uruguayo convenció y el Celta pagó 1,5 millones al año siguiente para quedárselo en propiedad. Peter Luccin fue cedido al Celta por el PSG, que recibió 9 millones de euros el curso siguiente del equipo vigués. En 1997 fue el turno de Karpin, procedente del Valencia, que recibiría 400.000 euros un año más tarde desde Vigo por el atacante ruso.
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