El portero que llegó de los Cárpatos

Andrei Radu es el segundo rumano y noveno futbolista centroeuropeo que ficha por el Celta

El ex del Inter es el décimo portero extranjero que recala en el club vigués

Andrei Radu, céltico hasta 2029

RCCV

Vigo

El Celta ha elegido al rumano Andrei Radu para dar estabilidad a su portería en los próximos cuatro años. El club vigués ha apostado para sustituir al veterano Vicente Guaita por un guardameta desconocido en LaLiga, joven pero con experiencia en tres de las cinco grandes ligas europeas, que ha desarrollado la mayor parte de su carrera en Italia.

Tras meses de meticulosas pesquisas, con seguimiento en directo en múltiples partidos, la dirección deportiva ha considerado que Radu es el candidato «ideal» para dar el salto de calidad a la portería celeste por su «gran nivel» técnico, la gran temporada firmada (pese al descenso) con el Venezia y la oportunidad de continuidad que se le ofrece en LaLiga después de años de continuas mudanzas.

Al tiempo que exploraba opciones en LaLiga, con sondeos a tipos tan prometedores como Iñaki Peña, Leo Román o Julen Agirrezabala, el club vigués se ha decidido a incorporar a coste cero a un portero proveniente de un mercado, el centroeuropeo, al que raras veces había acudido en el pasado. Balcánicos aparte, menos de una decena de jugadores centroeuropeos (1 rumano, 2 húngaros, 3 búlgaros y 2 eslovacos) han vestido de celeste en la centenaria historia del club con dispar rendimiento.

Radu es el segundo futbolista rumano que recala en el Celta y el primero que el conjunto celeste adquiere en propiedad. El anterior fue el defensa central Gabriel Tamas, que jugó cedido por el Spartak de Moscú en la temporada 2006-07, con Fernando Vázquez, en la penúltima participación europea del conjunto celeste. Disputó 39 encuentros (29 de Liga, 9 de Copa de la UEFA y 1 de Copa del Rey) con un aceptable rendimiento que no bastó para evitar el último descenso del Celta a Segunda División.

Del corazón de Europa llegaron también los húngaros Zolt Limperger (que apenas jugó unos pocos partidos antes de lesionarse de por vida) y Gyula Alberty, los búlgaros Lubo Penev (de paso fugaz y muy grato recuerdo), Peter Zanev y Vladimir Manchev (ambos intrascendentes) y los eslovacos Stanislav Lobotka (gran jugador y mejor negocio) y Robert Mazan (casi inédito).

Porteros foráneos

El exguardameta del Inter de Milán es el décimo portero extranjero que defiende la portería de Balaídos y el segundo centroeuropeo tras el pionero húngaro Gyula Alberty, que militó en el Real Madrid en tiempos de la Segunda República y defendió la meta céltica en su debut en Primera División tras la Guerra Civil. Primer extranjero en jugar en la Liga, Alberty vistió de celeste durante dos temporadas, entre 1939 y 1941, disputando 34 partidos antes de poner rumbo a Granada. Allí murió a los pocos meses de dejar el Celta, con solo 30 años, de fiebres tifoideas.

Destacado miembro de la escuela húngara que dominaba el fútbol europeo en los años 40, llegó al Celta tras ser finalista de Copa con el Racing de Ferrol, donde militó unos meses antes de recalar en Vigo. Sus paradas fueron claves en la consecución de la permanencia del conjunto celeste en aquellas dos primeras temporadas en la máxima categoría. Especialmente importante fue su actuación el primer año en el emocionante duelo de promoción disputado en Chamartín frente al Deportivo, que el Celta ganó con un solitario gol de Nolete. Cuentan las viejas crónicas que Alberty se adaptó muy bien a la vida en Vigo. Abrió incluso negocio en la Calle Colón, el Bar Club, donde años más tarde se instalarían las oficinas del Celta.

Un naranjo tras la portería

Conocido por su afición a las naranjas (llevaba a los partidos una bolsa y las estrujaba para beber su zumo mientras sus compañeros atacaban), su vida y su carrera se trucaron por beber agua contaminada de una manguera en abril de 1942. Fue enterrado en el cementerio granadino de San José. El Granada plantó un naranjo detrás de una de las porterías del estadio de Los Cármenes para honrar su memoria.

A lo largo de su centenaria historia, el Celta ha tenido diez porteros extranjeros de cuatro nacionalidades diferentes, aunque solo ocho de ellos llegaron a debutar con el conjunto celeste: un rumano (Radu), un francés (Richard Dutruel), un brasileño (Diego Alves) y seis argentinos (Agustín Marchesín, Matías Dituro, Pablo Cavallero, Carlos Fenoy, Luis Aguerre y Luis López). Alves, fichado precisamente por la lesión de larga duración de Marchesín, se rompió la rodilla antes de poder debutar, y López solo llegó a disputar un puñado de amistosos antes de ser descartado por Juan Arza, el primero de los técnicos en clasificar al Celta para Europa.

A Pablo Cavallero, que defendió el escudo céltico durante cuatro temporadas, entre 2000 y 2004, se le recuerda por ser el portero de referencia del gran Celta europeo del cambio de siglo y el segundo guardameta celeste en conquistar el Trofeo Zamora tras Santiago Cañizares.

Carlos Fenoy fue el dueño de la portería celeste en la segunda mitad de los años 70. El Loco, como se le apodaba por su carácter volcánico, brilló por sus buenos reflejos y habilidad en el mano a mano, pero fue también un consumado lanzador de penaltis. Ha pasado, de hecho, a los anales del Celta por ser el máximo goleador del equipo en la temporada 1976-77, con 5 dianas, y es también el portero que más goles ha marcado en la historia de LaLiga (6), pues anotó otro más durante su etapa en el Valladolid.

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