Un lobo con piel de cordero

El Celta de Giráldez ha sumado la mitad de sus puntos (26) perdiendo la posesión del balón

Foto de familia del partido del Celta disputado en el Reale Arena

Foto de familia del partido del Celta disputado en el Reale Arena / E.P.

Vigo

El Celta de Claudio Giráldez ha sabido adaptarse a las circunstancias del juego que se le han ido presentado a lo largo de la temporada hasta el punto de modificar la imagen preconcebida de equipo que fundamenta su fortaleza en la posesión del balón. Los datos revelan una realidad diferente, poliédrica si acaso, pues los célticos han aprendido a desenvolverte en diversos ámbitos, hasta el punto de ganar en inferioridad numérica (incluso con dos jugadores menos, ante el Las Palmas), partiendo de un marcador adverso de dos goles (ante el Betis acabó ganando 3-2) o alcanzando porcentajes mínimos de posesión de la pelota (un total de siete encuentros). Esto último es, quizás, lo más llamativo del conjunto de Giráldez, por la reiteración y por los importantes beneficios obtenidos. De hecho, la mitad de los puntos sumados en las 36 jornadas disputadas (26) le han llegado después de que el rival tuviese más tiempo el balón. El último ejemplo es el del martes pasado en Anoeta, donde los celestes se llevaron la victoria después de alcanzar un pobre 38,9 por ciento de posesión.

Tendencia

La tendencia del Celta de sacar el mayor rédito sin necesidad de llevar el control del partido se hizo evidente desde el comienzo del campeonato. En la segunda jornada, los de Giráldez ganaron al Valencia (3-1) teniendo menos tiempo el balón que el rival (48,6 % frente al 51,4 %), según los datos oficiales de LaLiga. Fue la primera de las doce jornadas en las que los célticos se llevaron algunos de los puntos en juego sin dominar claramente al adversario. En Balaídos se hizo tendencia, pues de las doce ocasiones en lo que va de temporada, siete se produjeron en el coliseo vigués. Fue en las victorias ante el citado Valencia, Mallorca (2-0), Real Sociedad (2-0), Osasuna (1-0) y Sevilla (3-2); además de en los empates contra Girona (1-1) y Barcelona (2-2).

Fuera, los de Giráldez ganaron sin necesidad de superar el 50 por ciento de la posesión del balón en San Sebastián (0-1) y Las Palmas (0-1), además de empatar en Girona (2-2), Vitoria (1-1) y en el campo del Betis (2-2).

En todas esas jornadas, los de Giráldez se comportaron como un lobo con piel de cordero, pues se desenvolvió en los partidos de una forma diferente a la apuntada como seña de identidad, aunque el no ganar la posesión del balón no fue una decisión premeditada de los celestes sino como consecuencia de los méritos del rival.

En el lado opuesto aparecen derrotas abultadas como ante el Espanyol (3-1), Athletic Club (3-1) o el Leganés (3-0) que se produjeron con el Celta adueñándose de la pelota: 79,3 por ciento ante los pericos, 67,6 por ciento contra los leones y 61,1 por ciento frente a los pepineros.

Como dominador del partido tanto sobre el césped como en el marcador, el Celta sumó los tres puntos ante el Villarreal (3-0), el Mallorca (1-2), el Valladolid en dos ocasiones (3-1 y 0-1), el Leganés (2-1), el Betis (3-2), el Getafe (1-0) y el Alavés (2-1). En este caso, los célticos aprovecharon el apoyo de su afición para celebrar seis de esos ocho triunfos en Balaídos, que el domingo recibirá al Rayo Vallecano, rival que en la primera vuelta le superó en Vallecas no solo en el marcador (2-1) sino también en el dominio de la pelota (50,3 por ciento).

Pero los de Giráldez se adaptan a todas las circunstancias. Al Mallorca, por ejemplo, le ganaron con más y con menos posesión porque este Celta aparece en LaLiga como un lobo con piel de cordero.

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