Real Sociedad 0 - 1 Celta

El acorazado Celta sale con el botín europeo de Anoeta

El conjunto de Claudio Giráldez rubricó una buena primera mitad con un gol de Alfon al filo del descanso. Tras la reanudación, la Real Sociedad se volcó en ataque y los celestes cedieron el cuero en un ejercicio de resistencia total

El Celta firmó esta tarde-noche un verdadero ejercicio de resistencia para llevarse tres puntos que suponen un botín en sus aspiraciones europeas. Tras realizar una más que notable primera mitad en Anoeta, apuntalada con un gol de Alfon en las postrimerías, los de Giráldez aguantaron como robles ante una Real Sociedad que salió con once miuras en la segunda parte. Los celestes demostraron una capacidad única de adaptarse al devenir del partido, aunque pudo costarles caro: los 'txuri-urdines' tuvieron a la postre un larguero, un posible penalti y un sinfín de ocasiones de infarto.

El equipo vigués saltó al césped con un plantel mutante con respecto al último duelo, frente al Sevilla, una decisión siempre previsible de Claudio Giráldez. Ristic ocupó el lateral izquierdo, vacío tras la expulsión en Balaídos de Marcos Alonso, y cumplió con creces. En la medular, regresó Beltrán, y en el ataque, el louriñés apostó por Borja Iglesias, Alfon y Fer López.

Los vascos salieron más conectados ante su gente, pero a medida que 'corría' el reloj, la balanza pesaba más y más del lado del conjunto vigués. Con todo, fue el ariete picheleiro quien gozó de la ocasión más clara ya en el minuto 3: un cara a cara con Remiro, semejante al que vivió contra el Barça en su segundo gol en Montjuic, que dirigió de forma defectuosa esta vez.

Tras este lance, el choque se fue difuminando en las áreas, con mínimas llegadas y nulo acierto. Sin embargo, cuando más de uno ya había sacado el bocata de rigor del descanso, una internada relámpago visitante supuso el tanto inaugural. Borja Iglesias le cedió el cuero en el minuto 44 a Alfon, que se plantó delante del guardameta de Cascante para disparar, en primera instancia sin premio, pero con éxito en el rechace, el cual aprovechó el albaceteño para enviar lentamente el cuero a las mallas manteniendo en vilo a su parroquia.

El comienzo de la reanudación fue un calco de los compases inaugurales de la cita: ímpetu local con poco fútbol y múltiples imprecisiones de las dos escuadras. El guion mudó por completo hacia el 59, cuando el Celta empezó a jugar con fuego: le entregó la pelota a los donostiarras y se encerró atrás -con pérdidas de tiempo incluidas- en un ejercicio de resistencia total.

El susto que cambió la dinámica lo protagonizó Guaita: un tiro raso dentro del área de un omnipresente Pablo Marín estuvo a punto de escurrírsele al cancerbero valenciano. En el 64, cayó el primer aviso serio: un testarazo de Oyarzábal al larguero que Zubimendi intentó hacer bueno tras hacerse con el esférico a bocajarro. Taponó Carlos Domínguez de milagro. Segundos después, el propio Marín rubricó otro cabezazo que acabó despejando de nuevo Guaita cuando el esférico iba directo hacia la red. Por si fuera poco, en el 85, una revisión de VAR por posible mano de Beltrán dentro del área 'infartó' a más de uno: no se señaló afortunadamente. Dos minutos más tarde, otra ocasión, una más: un envío lateral de Kubo hacia Barrenetxea, que cedió atrás, sin puntería finalmente en las botas de Mariezkurrena.

Tras la tormenta Erreala, arribó la calma, pero solo se hizo efectiva con el pitido de la conclusión. Tres puntos de un oro de un Celta que casi toca con los dedos una clasificación europea histórica -ocho años después- con un equipo repleto de canteranos. Dormirá séptimo, en posición de Europa League, con 52 puntos, a 5 y un partido más del Rayo Vallecano y del Mallorca. El próximo escollo hacia el sueño continental será una final: precisamente, el conjunto vallecano en Balaídos el domingo a las 19.00 horas. Despedirá la temporada en el Coliseum, ante el Getafe, el fin de semana del 24 y 25 de mayo.

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