El Celta vuela hacia Europa

El sueño del regreso a Europa está un paso más cerca. El Celta regaló otra de esas tardes para el recuerdo. Con un futbolista menos todo el segundo tiempo el equipo de Giráldez se impuso al Sevilla en una demostración de carácter y atrevimiento y encara las tres últimas jornadas de Liga cargado de boletos para jugar competición europea. Los goles de Ilaix Moriba en el primer tiempo y de Mingueza y Borja Iglesias en el segundo dejaron sin respuesta al Sevilla.

Todo empezó a decantarse pronto porque el plan de Giráldez de liberar a Moriba y convertirle en una amenaza en el área rival no tardó en dar resultado. Un pase de Williot al área fue recogido por el centrocampista que se quitó de encima a su marcador con un control primoroso y luego cruzó para hacer inútil la estirada del meta sevillano. Era el premio a la mejor disposición del equipo vigués, bien arropado atrás y con la voluntad de ir comiendo terreno al rival con el paso de los minutos.

Un viejo “amigo” del Celta irrumpió en escena cuando el partido encaraba el descuento. Un habilidoso control de Peque se encontró con la mano de Marcos Alonso. González Fuertes, a punto de jubilarse como árbitro de campo para vegetar en la sala del VAR, pitó penalti y, de forma sorprendente, se fue a la pantalla alertado desde las Rozas y convirtió la acción en una tarjeta roja al central céltico. Un castigo desmedido por completo. Gudelj ejecutó a Guaita y el Celta se vio condenado a afrontar un complejo segundo tiempo en inferioridad contra un equipo que vio crecer su autoestima a medida que pasaba el tiempo.

El Celta se juega Europa en 16 días

El segundo tiempo fue otra declaración de principios de Claudio Giráldez y de su criatura. Lejos de esconderse en su área con la misión de resistir por encima de todo, el técnico hizo ajustes pensando en la manera de aguantar la diferencia numérica sin dejar de castigar al Sevilla cuando pusiese. Aspas se quedó en el banquillo por Javi Rodríguez y Beltrán sustituyó a Damián. El técnico compactó al equipo y mantuvo sobre el césped, con evidentes ajustes, a los Pablo Durán, Hugo Alvarez o Williot que podían castigar en las transiciones y estirar al equipo en los momentos de zozobra. Y la valentía encontró premio mediado el segundo tiempo. Siempre por la banda derecha, por donde más amenazaban los vigueses. Una gran combinación entre Beltrán y Hugo Alvarez permitió progresar al de Seseña que puso un centro al segundo palo donde Mingueza irrumpió para rematar cruzado a la red y desatar la locura en Balaídos, donde se vive una historia de amor sin precedentes.

El Sevilla ya no tuvo más remedio que lanzarse al ataque para arreglar semejante desaguisado ante un Celta que se pertrechó para resistir la carga de los andaluces. Ristic entró por Williot y poco después fue Cervi el que reemplazó a un reventado Mingueza. Claudio recurría a futbolistas casi marginales pero que le podían aportar en ese momento un punto de vigor necesario. El Celta se ordenó y el Sevilla fue un desbarajuste. El Celta se las arreglaba para frenar sus intentos y solo en los últimos minutos apareció Guaita providencial para evitar un gol en un cabezazo de Lukebakio. El descuento prometía angustia pero justo en ese momento Gudelj se equivocó en un pase a su portero y Borja Iglesias se plantó ante Nyland para superarlo por salto con un toque de pura suavidad. Otra vez Balaídos boca abajo. En medio de la fiesta Kike Salas aprovechó un rechace de Guaita para reducir diferencias pero ya no había tiempo para más. El Celta se llevaba una victoria de ensueño, en inferioridad, y vuela hacia Europa sin freno ni complejos.