Mucho más que una remontada

El Celta pone fin a una preocupante mala racha con un triunfo frente al Betis que vale un tesoro. Los celestes voltean sin Aspas una desventaja de dos goles, agarrados a la magia de Balaídos y al talento de un grupo de chavales que ha mostrado en el momento más complicado una personalidad arrolladora.

Javi Rodríguez anota el segundogol del Celta. |  Pablo H.Gamarra

Javi Rodríguez anota el segundogol del Celta. | Pablo H.Gamarra

Vigo

El Celta sale del agujero en que se había convertido el mes de enero con mucho más que una remontada. Respira tranquilo el grupo de Giráldez tras superar al refinado Betis de Manuel Pellegrini con una de esas victorias que valen un verdadero tesoro. Más que tres puntos suma el equipo celeste por el modo en que se produjo el triunfo, tras neutralizar una desventaja de dos goles que el conjunto sevillano adquirió en un primer tiempo frustrante; el momento en que ha llegado, poniendo fin a una racha inquietante negativa que amenazaba a con perpetuarse; y cómo lo consiguió el Celta, agarrado a una legión de chavales que han disipado cualquier duda mostrando una personalidad arrolladora.

Ni el concurso de Aspas, al que tanto se ha echado de menos en el último mes, fue necesario para pulsar la reacción, a la que no fue ajena, como ocurre desde que Claudio ha tomado el mando, la complicidad de Balaídos y la capacidad del técnico para corregir sobre la marcha el plan de partido cuando vienen mal dadas.

Una decena de imberbes.

Arrancó Giráldez con seis cambios con respecto al equipo que inició en Mestalla y media docena de canteranos, además de Alfon, en un once marcado por el retorno tras cumplir sanción de Mingueza, Marcos Alonso y Hugo Álvarez. Carlos Domínguez cubrió la vacante de Starfelt, Sotelo entró por Ilaix, mientras que Pablo Durán, como nueve, Alfon, a la derecha, e Iker Losada, en la izquierda, conformaron el frente ofensivo, el albaceteño y el catoirense intercambiando luego sus posiciones. No carburó el Celta con estos mimbres en un primer tiempo irritante, pero mejoró tras el intermedio, ya antes los cambios, y mucho más aún con la entrada de Fer López, Carreira y Williot, cuya contribución resultó decisiva para voltear el marcador.

Plan truncado.

Giráldez esbozó la víspera su plan: ser agresivos en la presión, retener la pelota y hacer correr al Betis, pero los celestes no fueron efectivos en la presión alta, estuvieron lejos de monopolizar la pelota y no hicieron correr a un Betis que, a lomos de Isco, pisó el área de Guaita con facilidad. Antes del quinto minuto de juego, el portero celeste tuvo que intervenir en un par de ocasiones y no se había cumplido el vigésimo segundo cuando el valenciano ya había recogido dos veces la pelota del fondo de las mallas. El primer gol llegó tras un mal despeje de Marcos Alonso que Antony aprovechó para colocar el balón lejos del alcance del cancerbero céltico; el segundo, con algo de infortunio, tras un saque de esquina botado por Isco que Llorente embocó en el segundo palo sobre al misma raya de gol tras rebotar el balón en la espalda de Marc Roca. Fueron momentos difíciles, casi de pánico, cuando antes de la media hora Bakambú y Jesús Rodríguez estrellaron sendos balones en el larguero en cuestión de un minuto. Sin embargo, a partir de este instante crítico el Celta, empezó a crecer en el partido. Javi Rodríguez estuvo muy cerca de reducir distancias con un testarazo a bocajarro que Adrián salvó con una gran intervención.

Reinicio en el vestuario.

Resulta difícil discernir qué dijo Claudio a sus jugadores en el intermedio para que se operase semejante cambio o si la reacción vino por iniciativa propia de los chicos, como sostuvo, con modestia, tras el choque el técnico. Lo cierto es que el Celta dio la vuelta al partido como un calcetín. Ajustó la presión, reclamó la pelota e hizo retroceder metros al Betis, que se durmió en los laureles refugiado en su ventaja El dominio celeste se acrecentó con los cambios, que resultaron determinantes primero Fer López ( el más influyente) y Williot (que acabó marcando el gol decisivo), luego Carreira (que asistió al sueco) y finalmente, para asentar la ventaja casi con el tiempo cumplido, Jailson.

El duende de Balaídos.

Balaídos tiene duende y a es vínculo mágico que brota del convencimiento de todo es posible se agarran de la mano el Celta y su afición. En cuanto Hugo Álvarez vio suelto a Beltrán y se la sirvió para que el madrileño recortase distancias con uno de esos misiles que conecta de vez en cuando, el coliseo celeste comenzó a creer en una remontada que cortejó dos minutos después con el gol de Javi Rodríguez y se hizo realidad con el tanto final de Williot. Ya pasó hace unos meses con el Barça, solo que esta vez hubo algo más de tiempo para un desenlace más feliz.

Fer López.

Su ingreso en cancha mudó la faz al Celta que empezó a combinar con acierto en el último tercio de campo hasta encontrar una acción ganadora. Lo tiene todo el chaval: sentido del juego, disparo, toque, personalidad, físico, elegancia. Una estrella en ciernes.

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