Entre el duelo, la indignación y la rabia

El fútbol levanta pasiones; pero sobre todo, muchos sentimientos. Ayer, el celtismo acudía a Balaídos con ganas de dejar constancia de su enfado, indefensión, malestar y rabia por considerar que su equipo había sido atropellado en la Copa por la inacción del VAR en el Bernabéu. Pero antes de que empezase la protesta promovida por las peñas contra el estamento arbitral, el club había preparado un acto de recuerdo a los celtistas fallecidos en 2024. A pesar del día desapacible, la afición volvió a acudir en masa a Balaídos, que acogió a 22.279 espectadores: la séptima mejor entrada de la temporada.

«Dende o ceo alentan con nós», señalaba una pancarta situada en el fondo de Marcador. En los bajos de esa grada, el consejero del Celta José Manuel Amoedo depositó un ramo de flores en el mural del celtismo dos horas antes de iniciarse un partido en cuyos prolegómenos no actuó la rondalla de Torroso por el mal tiempo.

El público reaccionó con pitos y una protesta masiva cuando el equipo arbitral de Ortiz Arias saltó al campo para realizar el calentamiento. La tregua llegó con «Oliveira dos cen anos» y en el minuto de silencio por los celtistas que ya no están.

Tras la tregua, la protesta contra los colegiados no pudo silenciarla ni la megafonía del estadio. Durante los cinco primeros minutos de partido el ruido contra Ortiz Arias y compinches fue atronador. Y los silbidos fueron acompañados por cánticos: «Corrupción en la Federación», «Así gana el Madrid», «Fue un atraco perfecto», «Te robaré» o «Madridista el que no bote». Por algunos de los cánticos, el club será sancionado con una multa económica. Y cada error de Ortiz Arias fue recriminado con mayor intensidad ante la indignación y la rabia del celtismo.