Una prórroga al sistema y a Televisión Española
Acabó la historia del Celta en la Copa del Rey. Quedan aparcados hasta nueva orden esos sueños que se reactivan cada año con la esperanza de que un día encuentren justicia. Ayer una prórroga maléfica acabó con un partido que nació corrompido por la indecente jugada que acabó en el primer gol blanco

Momento inmediatamente posterior a la polémica jugada donde no se pitó un penalti a favor del Celta / Sergio Reyes Robledo / LOF
A estas horas, con el cuerpo aún caliente sobre el Santiago Bernabéu, cuesta trabajo creer que el Celta haya sido capaz de arrancarle una prórroga a toda esa maquinaria abrumadora que empuja a los grandes a serlo aún más y a pisotear a la mayoría mientras sus abnegados soldados libran una ridícula batalla por presentarlos como víctimas de terribles conspiraciones.
El mundo al revés. Un milagro, el de la media hora extra, que los de Claudio Giráldez obraron gracias a un ejercicio de fe infinito en el tramo final de partido donde castigaron a un Real Madrid que llevaba un rato imaginándose en la ducha y que había dado al Celta por liquidado. De hecho, cualquiera lo estaría después de lo sucedido pasada la media hora de partido, pero no es fácil matar a este equipo que más o menos inspirado encuentra siempre un agujero por el que respirar, por el que regalarse una oportunidad. Todo ello en un día en el que el Celta jugó por diferentes circunstancias sin Aspas, sin Douvikas, sin Alfon... y con un puñado de gente renqueante.
Munuera y Hernández
El partido, la eliminación del Celta, nace podrido por una jugada que ya figura en la relación de las grandes ignominias sufridas en el fútbol español. El gol con el que el Real Madrid cobra ventaja (después de un complicado arranque del partido en el que el Celta le apretó las clavijas) llega inmediatamente después de una acción de Williot contra Lunin que acaba con el claro derribo del atacante céltico por parte del meta. Penalti de manual, a cinco metros de un Munuera que se tragó el silbato de la peor de las maneras y dejó que la vida continuase.
En un ejercicio de fe (yo soy amigo de ellos porque me niego a creer que todo pueda ser tan burdo) podemos creer que el colegiado no lo vio porque todo sucede demasiado rápido, pero para algo está Hernández Hernández, sentado cómodamente en una sala calefactada donde tiene tiempo y medios para hacer justicia. Pero el canario no lo hizo. Ciego ante la evidencia, el colegiado renunció a corregir la injusticia. Así matan este pobre deporte. En ese momento decisivo es imposible no creer que pesa demasiado el ruido futuro, los vídeos de la tele de Florentino, el señalamiento permanente, las consecuencias posteriores...En un escenario como el Bernabéu esa clase de acciones sepultan cualquier esperanza, por eso tiene un enorme mérito haber llevado más allá de las doce de la noche el desenlace de este infame teatrillo.
Televisión Española
Ya sé que no es un aspecto del juego, pero es imposible permanecer indiferente ante lo sucedido en Televisión Española durante la transmisión del partido. Era como ver Real Madrid Televisión pero financiado por nuestros impuestos. El análisis de las jugadas polémicas por parte de Juan Carlos Rivero no te lo firma ni el mismo Florentino Pérez. «No se puede pitar penalti ahí» (frase que repitió en la jugada de Williot y en el posible penalti por mano de Rudiger) lo deja en evidencia.
Y este comportamiento, con semejante descaro, es precisamente parte del sistema contaminado que hace que Hernández Hernández se vaya a poner un café mientras Williot cae derribado en el área. La televisión pública de este país tratando una eliminatoria de Copa del Rey como si fuese un España-Bulgaria de un Mundial. De Rivero solo me faltó un sonoro puñetazo en al mesa cuando Marcos Alonso empató el partido poco antes del minuto 90.
El ajuste
Más allá de todo lo sucedido el Celta sufrió durante buena parte del partido para ajustar la presión y sobre todo para hacer una salida de la pelota limpia que el Real Madrid tampoco dificultaba en exceso. Encontrar al hombre libre, pese a jugar ante un rival que tiende a la desorganización, fue una tarea compleja por momentos. Cuando lo hizo se abrían enormes espacios que le costó aprovechar por falta de inspiración y calidad en el último tramo.
Ilaix, Starfelt..
Es verdad que al Celta, a algunos jugadores, pareció pesarles en momentos el Bernabéu, pero es necesario poner en valor el comportamiento de jugadores como Starfelt (impresionante momento de forma) o de Ilaix Moriba que gobernó el medio del campo con su facilidad para cubrir metros, para dar salida y continuidad al juego. Brillante su partido.
La fe
El Real Madrid cobró una ventaja notable en el comienzo del segundo tiempo e incluso anotó el tercero anulado por fuera de juego. Ancelotti hizo cambios creyendo que estaba todo listo, pero no imaginaba que al Celta hay que matarlo tres veces. Nunca dejó de creer y acabó por encontrar su oportunidad gracias a los errores blancos y a su insistencia. Ese es su gran triunfo de ayer.
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