Giráldez, frente a su referente

El preparador celeste se mide por primera vez a Imanol Alguacil, el técnico de la casa que consolidó en la Real Sociedad el exitoso modelo de club de cantera al que el Celta aspira

Claudio Giráldez, partido entre el Real Club Celta de Vigo y el Rayo Vallecano en Balaídos.

Claudio Giráldez, partido entre el Real Club Celta de Vigo y el Rayo Vallecano en Balaídos. / RICARDO GROBAS

Vigo

Hace ya algunos años que el Celta se mira en el espejo de la Real Sociedad, el equipo que representa el modelo de cantera en el que el club vigués aspira a convertirse. Desde 2018, la Real está liderada por Imanol Alguacil, un técnico de la casa que presenta muchas similitudes con Claudio Giráldez y que ha consolidado al conjunto txuri-urdin en la zona europea como uno de los equipos que mejor fútbol practica en LaLiga. Cinco clasificaciones consecutivas para Europa, con una participación en la Champions, y un título de Copa de Rey en 2021 jalonan el exitoso paso del entrenador de Orio por el conjunto guipuzcoano.

En la Calle del Príncipe siempre miraron con admiración y hasta una cierta envidia el modelo del club donostiarra. Un espejo en el que proyectarse que transita por la zona alta de la tabla a las órdenes de un técnico de la casa, impulsado por una eficaz combinación de talento propio y acierto en los fichajes. La oportunidad de emular este paradigma le cayó del cielo a Marían Mouriño cuando la continuidad de Rafa Benítez se hizo insostenible incluso para la presidenta y el formidable trabajo de Claudio Giráldez con el Fortuna lo convirtió en una alternativa viable y económicamente oportuna para dar el último paso que faltaba para completar un proyecto verdaderamente canterano. Un imprevisto giro de 180 grados con respecto al futuro que inicialmente se había planeado a un precio desorbitado con el reputado técnico madrileño, mucho más cauto a la hora de apostar por la cantera de A Madroa. La apuesta salió redonda.

Imanol y Giráldez han seguido caminos paralelos. Los dos han escalado con buen fútbol y mucho esfuerzo hasta la Primera División desde las categorías inferiores de sus respectivos clubes, primero en el conjunto juvenil y luego en el filial, hasta alcanzar el primer equipo y comparten un estilo atrevido y reconocible, con un esquema de cabecera (4-3-3 el oriotarra y 3-4-3 el porriñés) y una decidida apuesta por la gente de casa combinada con una amplia y eficaz gestión de la plantilla que ha generado entusiasmo entres sus respectivas aficiones. Los dos han cazado también la oportunidad de hacerse con el trabajo de sus vidas cuando se le presentó la oportunidad.

A Imanol le resultó algo más problemático alcanzar el primer equipo txuri-urdin. Lo consiguió a la segunda, después de acceder al cargo de forma interina. Debutó en marzo de 2018, a nueve jornadas del final de Liga, tras la destitución de Eusebio Sacristán. Sus buenos números (16 puntos en 9 partidos) no le bastaron sin embargo para retener el puesto. Asier Garitano se hizo cargo del banquillo en el mes de junio, aunque no por mucho tiempo. En diciembre, tras una racha de 4 derrotas consecutivas, Garitano fue despedido e Imanol volvió a tomar el mando, esta vez para quedarse.

Un lustro mágico

Las cinco siguientes temporadas de la Real han estado cuajadas de éxitos. Al título de Copa sumado en 2021 frente al Athletic Club, el eterno rival, se suman una cuarta plaza en la Liga que le valió al cuadro donostiarra su cuarta participación de la Liga de Campeones y cuatro clasificaciones para la Europa League tras quedar en una ocasión quinto y en otras tres sexto en LaLiga.

Un lustro mágico que pasará con letras de oro a los anales del club y en el que Imanol también se ha ganado el corazón de la hinchada por la osadía de su propuesta, la finura en la ejecución y la sensibilidad hacia la cantera, que predomina en el once cada fin de semana. Tras 237 partidos, Imanol promedia 1,62 puntos por encuentro en LaLiga. Este curso firma una media de 1,47 puntos por choque. Tras un comienzo un tanto dubitativo, sin embargo, la Real ha ido escalando posiciones en la tabla hasta la séptima plaza, a un punto de la zona europea, que cierra el Villarreal.

Los malos resultados a domicilio, donde el Celta no acaba de carburar, han frenado, en cambio, la marcha de Giráldez, que ha hecho de Balaídos un fortín y sigue encandilando a la afición celeste con su estilo intrépido y querencia hacia el imberbe talento de A Madroa. Tras 27 partidos, el porriñés nunca ha repetido alineación. Su promedio global de puntos por encuentro es de 1,41 puntos, si bien esta temporada ha bajado a 1,24, lastrado por sus problemas para sumar lejos de Balaídos. A esta fortaleza en casa quiere aferrarse Giráldez en su primer duelo liguero contra Imanol.

Balaídos, un filón para el de Orio, que calibra la fuerza del porriñés como local

Balaídos se ha convertido un auténtico filón para la Real Sociedad en los años en los que Imanol Alguacil ha estado a cargo del conjunto txuri-urdin. El preparador de Orio ha ganado en cinco de las seis visitas ligueras que ha rendido al coliseo celeste y apeó además al Celta de los cuartos de final de la Copa del Rey la última vez que ambos equipos se han enfrentado, en enero pasado.Rafa Benítez, el pasado curso en LaLiga y en la Copa, Eduardo Coudet, en dos ocasiones, y Óscar García han mordido el polvo en sus enfrentamientos en Vigo con Imanol, que solo ha cedido una derrota en Balaídos, contra Fran Escribá (al que también ganó un partido) en su primera visita a la ciudad.El preparador vasco ha sumado en el torneo regular 15 de los 18 puntos que se han puesto en juego en Vigo y va a calibrar el sábado, en su primer duelo contra Giráldez, la fortaleza del porriñés en Balaídos, donde el Celta ha sumado el 83% de sus puntos y solo ha caído en lo que va de curso contra el Atlético de Madrid y el Real Madrid.

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