Un premio menor, pero valioso ante el líder
Los goles de Alfon y Hugo Álvarez en los minutos finales permitieron al Celta salvar un punto ante el Barcelona en un partido intenso y vibrante, en el que el árbitro Soto Grado fue protagonista al evitar la expulsión de Gerard Martín antes del descanso
Los célticos sí aprovecharon la roja de Casadó para empatar
El Celta rozó ayer esa victoria que Claudio Giráldez persigue contra un grande desde que en marzo pasado se presentó como entrenador en la élite. El empate ante un Barcelona que venía de golear al Real Madrid y al Bayern de Múnich llegó tras una actuación heroica, porque el equipo catalán se vio con dos goles de ventaja en el marcador pero acabó sufriendo el empuje de los célticos tras la expulsión de Casadó y el gol, a continuación, de Alfon en el minuto 83. Y en la siguiente jugada, Hugo Álvarez (ausente durante todo el partido) firmaba una genialidad para conseguir un empate que mantiene al equipo vigués en mitad de la tabla, con 18 puntos, y que llenó de alegría a los 24.573 espectadores que acudieron a Balaídos. A un final con emoción e incertidumbre llevó el Celta el partido tras escuchar el sonido del carnix con el que Abraham Cupeiro atronó los prolegómenos de una noche de juego vibrante, de gran intensidad y de calidad en muchos momentos. Y como los guerreros celtas que acudían al campo de batalla con la llamaba de esta trompeta milenaria se comportó una vez más el conjunto de Claudio Giráldez ante uno de los equipos más poderosos de Europa en estos momentos.
Los errores volvieron a penalizar a un Celta que supo atacar la defensa adelantada del Barcelona sin apenas caer en los fueras de juego que acabaron con las ilusiones de tantos rivales del equipo de Hansi Flick en lo que va de temporada. El primer error de los célticos llegó pronto, después de que Aspas fallase un remate de los que no acostumbra. A continuación, Mingueza midió mal un balón profundo de Koundé hacia Raphinha. El brasileño mareó al céltico y se sacó de la chistera un remate cruzado al que no llegó Guaita. En el minuto 14 de partido, el Barcelona se ponía por delante en el marcador pero no controlaba ni el ritmo ni la pelota ante un Celta que presionaba muy bien, recuperaba pronto y generaba muchas ocasiones de gol, pero Hugo Álvarez, Moriba, Bamba no sabían cómo superar a Iñaki Peña. Otro error de Mingueza en la salida del balón lo aprovechó Raphinha para asistir a Lewandowski. Starfelt se equivocó al intentar despejar la pelota y delantero no perdonó y sumaba su decimoquinto gol en LaLiga cuando se llegaba a la hora de partido.
El árbitro, protagonista
Hasta ese momento, el partido estaba abierto, con llegadas constantes a las dos áreas, como en la que Olmo estrelló el balón en el travesaño de Guaita. Pero Soto Grado pasó a protagonizar los últimos minutos de la primera parte. No consideró penalti un empujón de Gerard Martín a Aspas dentro del área del Barça. El lateral catalán se jugó la expulsión porque en el minuto tres había visto la primera tarjeta amarilla del partido. Un minuto antes del descanso, Martín cometió una dura falta sobre Aspas. El árbitro tampoco se atrevió a dejar al Barça en inferioridad numérica durante toda la segunda parte y el capitán céltico montó en cólera, para acabar llevándose la amarilla que no vio el lateral azulgrana. No dudó el colegiado, en cambio, en mostrarle la segunda cartulina a Casadó en el minuto 82, cuando el equipo catalán dominaba el marcador por 0-2 tras el tanto de Lewandowski y el duelo parecía resuelto para que los de Flick se llevasen una victoria de Vigo.El carnix como inspiración. Pero entonces surgió el espíritu al que había invocado el carnix de Cupeiro y Alfon insistió en presionar a Koundé, que acabó regalándole la pelota al céltico para que marcase su primer gol en la máxima categoría. Con superioridad numérica, el Celta se fue a por el segundo tanto, que se fabricó Hugo Álvarez. El ourensano apareció por fin en el costado derecho, burló con un par de quiebros al defensa y superó a Peña de tiro cruzado.
Baja de Williot
El Celta tuvo una baja inesperada antes del partido. Una gripe impidió que Williot Swedberg pudiese ser una de las piezas de Giráldez para tratar de romper la línea del fuera de juego tan exitosa para el Barcelona. El sueco fue sustituido en la convocatoria por Allende y su ausencia abrió la puerta a Bamba para jugar de inicio contra el líder de LaLiga.
El plan funcionó a medias
Giráldez cambió de banda a Mingueza y a Hugo Álvarez. El catalán jugó por la izquierda, para intentar frenar a Raphinha, el relevo del lesionado Lamine Yamal, y el gallego tuvo un perfil más ofensivo por la banda derecha. No funcionó esta propuesta de Giráldez, que sí consiguió que su equipo burlase la trampa del fuera de juego de Flick en varias ocasiones, con un papel importante de Moriba y de Beltrán en el centro del campo. El Celta encontró esos espacios libres pero le faltó acierto en el remate y se vio obligado a remontar en los minutos finales. Esta vez recibió un premio menor, pero importante.
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