Un año bajo el larguero

Guaita se estira  para detener un lanzamiento contra la portería del Celta en la última visita del Girona a Balaídos. |  José Lores

Guaita se estira para detener un lanzamiento contra la portería del Celta en la última visita del Girona a Balaídos. | José Lores

La pasada temporada, coincidiendo con el fichaje de Rafa Benítez, el Celta decidió dar un cambio de rumbo a la portería. Tras una década ocupada por gente de la casa alternándose en la titularidad, el club apostó por la contratación de un portero veterano, de contrastada trayectoria, para competir con Iván Villar. Así, sobre el cierre del mercado, con la competición ya en marcha, llegó Vicente Guaita. Firmó por dos temporadas, hasta junio de 2025.

La incorporación del cancerbero de Torrent a la vida competitiva del Celta no fue inmediata. Tras un año prácticamente en blanco en el Crystal Palace, Guaita necesitaba adquirir tono para saltar al ruedo. Cuatro jornadas esperó en el banquillo hasta que le llegó la oportunidad. Se la proporcionó hace justamente un año la expulsión de Iván Villar durante la visita del Atlético de Madrid a Balaídos. Desde entonces ha sido indiscutible bajo el travesaño, tanto para Rafa Benítez como posteriormente para Claudio Giráldez. Guatia es, de hecho, desde el primer momento, una de las pocas certezas en el mutable once del preparador porriñés.

Tras su debut como celeste ante el conjunto colchonero el 21 de octubre de 2023, el portero valenciano disputó completos 25 encuentros consecutivos, desde la décima hasta la trigésimo quinta jornada. Un proceso viral lo relegó, por primera vez, al banquillo en la trigésimo sexta, coincidiendo con la visita del Athletic Club a Balaídos en un duelo clave para la permanencia. Pero al siguiente encuentro, con la posibilidad de certificar la salvación en Granada, el de Torrent recuperó su sitio bajo al larguero. Solo volvió a ser suplente en la última jornada, con la salvación ya garantizada de forma matemática, que Claudio Giráldez aprovechó para repartir minutos entre los menos habituales o los que no iban a seguir en el equipo. Guaita cerró el curso con 39 goles en contra (35 desde dentro del área y 4 desde fuera) en 27 partidos. Dejó en seis ocasiones la portería a cero, firmando un promedio de 3 paradas, un buen número de ellas decisivas. No logró detener, sin embargo, ninguno de los 5 penaltis que le lanzaron. Su rendimiento fue clave para la salvación de Celta.

La actual temporada no empezó de modo muy distinto a la anterior. En este caso no fue la tardía incorporación a filas la que retrasó la titularidad de Guaita, sino una lesión en el hombro que le impidió realizar la pretemporada y lastró su puesta a punto. Esta falta de ritmo competitivo demoró su primera titularidad hasta la quinta jornada, frente al Valladolid en Balaídos. Ha jugado desde entonces seis partidos completos y es uno pocos futbolistas indiscutibles para Giráldez.

Sus números este curso mejoran los del anterior. El portero valenciano ha encajado 8 goles en 6 encuentros, reduciendo su promedio de 1,44 a 1,33. En estos 8 partidos ha realizado 14 paradas, 2,3 por partido y ha firmado una única portería a cero, con dos jugadores menos sobre el campo, en Las Palmas.

Camino de los 38 años, que cumplirá en enero próximo, Vicente Guaita es el decano de la plantilla celeste. Supera casi en 8 meses a Iago Aspas y en más de un año al técnico, Claudio Giráldez. Su contrato expira en junio de 2025, sin que el club ni el técnico, cuya opinión será determinante, se hayan pronunciado sobre su continuidad. Si el criterio es el rendimiento, la sensación es que el valenciano seguirá como celeste al menos por otra temporada. La jerarquía dentro y fuera del campo y los números lo respaldan.

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