Un árbitro reincidente

El canario Hernández Hernández protagoniza otra polémica actuación ante el Celta al anular un gol de Jailson

Hernández Hernández muestra una cartulina roja en el banquillo céltico.

Hernández Hernández muestra una cartulina roja en el banquillo céltico. / Ricardo Grobas

Redacción

Vigo

Hernández Hernández (Alejandro, para Iago Aspas) no tuvo suerte tampoco ayer en su tercera actuación de la temporada ante el Celta. El árbitro canario anuló un gol de Jailson por una supuesta falta previa de Carlos Domínguez sobre Óscar Valentín, no apreció penalti en una acción de Aspas con el ‘Pacha’ Espino en el área del Rayo Vallecano y cambió de criterio sobre los empujones y las infracciones que merecían tarjeta con el paso de los minutos de un partido en el que volvió a ser protagonista.

No se olvida en Vigo la actuación de Hernández Hernández en la visita a Balaídos del Sevilla, que se llevó un empate después de que el colegiado canario anulase la decisión inicial de señalar penalti en una acción en la que Jesús Navas agarró por la camiseta a Douvikas para impedir que el griego rematase en una posición muy ventajosa. Primero señaló la pena máxima pero ante los requerimientos del VAR cambió de opinión y dejó sin sancionar lo que parecía un claro penalti. Ese error, en la última jugada del partido, privó al Celta de la posibilidad de llevarse una victoria ante un rival directo por la permanencia en la máxima categoría.

El colegiado internacional grancanario se cruzó de nuevo con el Celta en lo que va de temporada en la cita en el Coliseum de Getafe. Hernández Hernández vio penalti en un balón que impactó en el cuerpo de Carlos Domínguez. En esta ocasión, el VAR tuvo que rectificar el error del árbitro canario, que ayer sí consideró como una infracción un supuesto empujón de Carlos Domínguez sobre Óscar Valentín. El centrocampista del Rayo cayó al suelo al notar el contacto en su espalda de las manos del zaguero céltico que intentaba rematar un saque de esquina. El balón, sin embargo, llegó a la cabeza de Jailson, que superó en el salto a su marcador y mandó el balón al fondo de la portería de Dimitrievski. El brasileño se fue corriendo a celebrar un gol que no subiría al marcador porque el colegiado del encuentro consideró que el empujón de Carlos Domínguez era suficiente como para señalar una infracción previa que impedía al Celta sumar un gol que le daría la victoria ante otro rival directo por la permanencia.

Hernández Hernández suele cambiar de criterio con mucha frecuencia. No vio agarrón de Jesús Navas a Douvikas, pero sí un empujón de Carlos Domínguez a Óscar Valentín. Y esa falta de criterio volvió a mostrarla el colegiado canario en el partido de ayer. No aplicó el mismo baremo para determinar qué era o no falta. De hecho, no sancionó una clara caída de Bamba ante la obstaculación de un rival y el Rayo aprovechó la acción para intentar sorprender desde lejos a Guaita, que también se había imaginado la sanción a favor del Celta. Y lo mismo ocurrió con los golpes en la cara o las entradas por detrás. Fue cambiando de opinión a medida que el partido se acercaba a los momentos decisivos. Y volvió a perjudicar al Celta.

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