Una transformación meteórica

La remodelación en las estructuras del Celta no se ha dado por finalizada con el fichaje de Marco Garcés como director deportivo del conjunto vigués. Marián Mouriño continúa enfrascada en completar un cambio más profundo del ya realizado en los últimos seis meses en el club, siguiendo el modelo de actuación de su padre cuando éste tomó el relevo de Horacio Gómez en la presidencia céltica. Con nueva presidenta, otras caras.

Desde el pasado verano, el Celta ha cambiado de director general; de responsable de la cantera, de comunicación y de seguridad; de consejo de administración y de director deportivo. Y la remodelación no ha tocado fondo todavía. En el siguiente capítulo podría verse afectada hasta María José Herbón, quien en los quince últimos años ha manejado el área económica de la entidad celeste. Marián Mouriño hereda la presidencia apostando por una reestructuración casi completa de los cargos más importantes de la sociedad anónima deportiva en la que su familia posee la mayoría de las acciones (75 por ciento).

Cambio de guardia en el Celta

Coincidiendo con el primer centenario del Celta, Carlos Mouriño decidió que en 2023 abandonaría la presidencia del club después de diecisiete años en el cargo. Su hija Marián aceptaba sustituirle mediante un relevo pausado, que arrancaba el 1 de junio y que se cerraba el 12 de diciembre con la confirmación de su cargo en la asamblea general de accionistas.

Chaves abrió el camino

El 6 de junio, Antonio Chaves anunciaba su despedida de la dirección general a la que había dedicado los tres últimos lustros de su vida. La llegada del sustituto de Chaves se hizo esperar después de que Fran Canal decidiese continuar en Osasuna. Finalmente, el Celta anunció el 1 de octubre la incorporación de José Gainzarain como director general corporativo.

Aunque Marián tuviese que esperar a la asamblea general de accionistas de diciembre para asumir oficialmente la presidencia del Celta, el club ya estaba en plena transformación al concluir la temporada 2022-23. Así, la futura presidenta tomó su primera decisión importante con la contratación de Rafa Benítez como entrenador del primer equipo. Tras la marcha de Chaves, el 14 de junio se oficializó el adiós de Carlos Hugo García Bayón como responsable de la cantera celeste, tras ocho años en Vigo con distintas responsabilidad. Para suplir esa vacante, el club decidió que Eduardo Covelo, Míchel Martínez y Álex Otero se repartiesen las funciones del área de formación de futbolistas.

El siguiente paso de la futura presidente del Celta fue desvincularse de la empresa Time To Do que durante dos años había prestado servicios en el área de comunicación y contenidos del Celta. El 4 de julio se cerraba la etapa en Vigo del periodista Marco Rocha. En este caso, Marián Mouriño decidía dar un cambio al departamento, que pasó a llamarse “de contenidos” y que dirige Gael García.

Con LaLiga ya comenzada, los aires del cambio en el club vigués también llegaron al área de seguridad e instalaciones, que dirigía Julio Vargas. Después de tres décadas en el Celta, el 5 de septiembre se hacía oficial su marcha. Poco tiempo después asumía esas mismas funciones Enrique García.

El relevo en la presidencia estaba más cerca. Carlos Mouriño elegía la presentación del partido de las leyendas, a finales de agosto, como último acto oficial de su mandato en el Celta. De hecho, ya no acudiría al palco durante ese partido en Balaídos contra estrellas mundiales.

El 28 de septiembre, el todavía presidente convocaba a su consejo de administración para presentar la dimisión y proponer que su hija fuese normbrada primera presidenta de la historia del Celta.

El plan de reestructuración del club continuaba cumpliendo los plazos previstos y el Celta anunciaba también a finales de septiembre que el nuevo organigrama de la entidad contemplaría dos grandes áreas de acción: la deportiva, con Luis Campos y Rafa Benítez a la cabeza; y la no deportiva, con Gainzarain como CEO corporativo. Ambas áreas dependerían directamente de Marián Mouriño.

Y en el club se comenzó a preparar la asamblea general de accionistas del 12 de diciembre. Cuatro días antes, la presidenta en funciones anunciaba la composición del nuevo consejo de administración, formado por siete caras nuevas. Ninguno de los consejeros anteriores entraba en el equipo de Marián Mouriño, que apostaba por Sergio Álvarez, Xisela Aranda, Antón Álvarez, Carmela Cuevas, José Manuel Amoedo, José Álvarez y Miguel Álvarez.

Adiós a Luis Campos

Al día siguiente de la asamblea general, la nueva junta de accionistas proclama a Marián Mouriño Terrazo (Madrid, 1975) como presidenta del Celta. El primer anuncio que realizó como máxima responsable fue un cambio en el área deportiva. Quería un director deportivo con dedicación exclusiva al Celta. Su plan no tardó en concretarse. El pasado 23 de diciembre se anunciaba la marcha de Luis Campos, quien había prestado mayor atención al PSG que al equipo vigués. Tres días después, el mexicano Marco Garcés se convertía en el nuevo director de fútbol de un Celta al que el cambio en la presidencia le llevó a afrontar una importante reestructuración que no ha concluido todavía.

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