El Celta deja escapar otra gran ocasión para sumar la segunda victoria de la temporada. Tuvo en la mano los tres puntos tras un gol de Douvikas superada la hora de juego pero en los minutos finales permitió que la UD Las Palmas voltease el marcador para mandar al rival a los puestos de descenso. Con esta nueva derrota, los célticos se presentarán el domingo ante el Getafe en Balaídos, donde todavía no conocen la victoria, con un pobrísimo bagaje: cinco puntos en ocho jornadas. El plan de Rafa Benítez comienza a perder credibilidad.

Todo parecía en contra del Celta para llevarse una victoria de Las Palmas, después de que el árbitro anulase en la primera parte un gol a Larsen por una supuesta falta de Douvikas en un forcejeo con un rival. Como ante el Real Madrid, al noruego le impedían anotar un gol que parecía ajustarse a la legalidad, aunque no lo consideró así un colegiado que primero no vio falta pero que ante la insistencia del VAR cambió de decisión y privó al Celta de un nuevo gol, y ya van tres en este arranque de campeonato.

El equipo canario, por su parte, vio allanado el camino para sumar su segunda victoria del campeonato gracias a un penalti innecesario de Starfelt en el minuto 83 y Marc Cardona, que había provocado esa pena máxima, sentenciaba a los célticos en el minuto final del descuento. La fortuna, una vez más, le daba la espalda al Celta. Larsen, en una de sus mejores actuaciones desde que está en Vigo, estrellaba además dos balones en la madera de la portería de Valles.

Pese a disfrutar de ocasiones más claras que el rival, al que le regaló la posesión de la pelota, el Celta supo ponerse por delante en el marcador superada la hora de partido en otra exhibición de cómo montar un contraataque en pleno asedio rival. Douvikas, como en Montjuïc, enganchó un remate cruzado con la izquierda tras recibir un excelente pase de Bamba.

El plan de Benítez

Con Aspas en el banquillo esperando para entrar en juego en la recta final, al Celta se le ponía todo de cara para superar a una UD Las Palmas que solo había logrado anotar dos goles en siete partido de Liga. Pero el equipo de Benítez volvió a mostrarse ayer como un rival menor, que deja que el rival gobierne el juego, agazapado en su campo, a la espera de aprovechar un error o recuperar el balón en la presión para plantarse en el área rival.

El juego del Celta puede desesperar a los puristas, pero el plan de Benítez con este equipo consiste en dejar la iniciativa al rival y contragolpear. El sufrimiento para los seguidores celestes es infinito y va aumentando a medida que se aproximan los minutos finales. Da igual que los célticos dominen en el marcador con uno o dos goles (como le ocurrió ante el Barcelona), la angustia se apodera del espectador sin remedio. Con los de Benítez aculados sobre su portería, las ocasiones del adversario se suceden y los rebotes suponen un peligro añadido para un Iván Villar al que no le sobra espacio para moverse en el área pequeña ante el apelotonamiento de sus compañeros. Es lo más parecido a un futbolín. Claustrofóbico.

Ayer, las rotaciones anunciadas por Rafa Benítez para afrontar el tercer partido en una semana se redujeron a tres piezas: Manu Sánchez entró por Ristic, Dotor por el sancionado Luca de la Torre y Douvikas por Iago Aspas. El capitán ya había sido advertido por el técnico madrileño de que este curso le dosificaría los esfuerzos porque espera más calidad que cantidad del moañés. El plan de juego, sin embargo, no varió con respecto a los anteriores compromisos, aunque Bamba fue más centrocampista que atacante para dejar en punto a Larsen y a Douvikas.

Y ante un rival entrenador por Xavi García Pimienta, formado en las categorías inferiores del Barcelona y al que tradicionalmente gusta la posesión de la pelota, el Celta inició el partido replegado en su campo y apostando por el robo del balón y la presión para montar contraataques. Pero durante los primeros minutos, los amarillos se adueñaron del balón y obligaron al Celta a un ejercicio de achique de espacios y basculaciones hacia los laterales para evitar llegadas a los dominios de Iván Villar. En esta ocasión, el rival eligió el costado de Mingueza como vía de penetración y encontró más facilidades de las esperadas.

Como el Alavés con Samu, la UD Las Palmas apostó ayer por un delantero alto, Sory Kaba (191 centímetros), para sorprender también con centros laterales. Y el guineano puso en apuros a los zagueros célticos y a Iván Villar. El sistema de contención de Benítez fue mejorando con el paso de los minutos. Asegurada la defensa, el Celta tuvo más presencia en campo rival. Y así llegó la ocasión de Larsen, que mandó el balón al larguero, en el minuto 28, tras una internada de Bamba en el área canaria.

Despropósito

El noruego marcó en el minuto 33. Recogió un pase de Mingueza entre los centrales rivales, donde Douvikas y Mika Mármol se agarraban de las camisetas. El balón llegó al noruego, que salvó la salida del portero y remató cruzado. Un gol que firmaría Aspas. Pero Alberola Rojas, que daba por bueno el tanto, tuvo que atender las reclamaciones del VAR y finalmente sancionó que los agarrones de Douvikas fueron más insistentes que los de Mármol. Incomprensible.

Al menos, el Celta se sacudía del dominio local, aunque antes del descanso estuvo a punto de regalar un autogol. Iván Villar atrapó con dificultades un rechace de Starfelt hacia su portería. El partido llegaba al ecuador con el marcador inicial.

Alberola Rojas volvió a liarla en el minuto 52 cuando mandó sacar una falta a Las Palmas mientras Iván Villar atendía a un rival caído en su área. El arbitró anuló el gol cuando vio que el portero del Celta no podía intervenir en la jugada.

Seis minutos después, Larsen mandaba otro balón al palo tras un tiro cruzado. Después, Unai no llegó por centímetros a un buen centro de Mingueza. Fue el preludio del gol de Douvikas. Tras su segundo tanto como céltico, Benítez cambió al griego por Aspas.

El empuje de los canarios metió de nuevo al Celta en su guarida. Y de ello sacaron pepitas de oro. Primero con el penalti de Starfelt a Marc Cardona que Jonathan Viera transformó en el empate en el minuto 83. Como en Barcelona, Mingueza tuvo otra ocasión para marcar en la recta final. Pero quien lo hizo fue Marc Cardona para la UD Las Palmas en el minuto 97 para dejar al Celta sin premio y con la enésima frustración.