El Celta tiene un problema mucho más serio de lo que dice la clasificación. Otra gestión bochornosa de los últimos minutos, cuando ganaba en Las Palmas tras el gol de Douvikas, le condujo a una derrota que deja una profunda herida en el proyecto de Rafa Benítez. Sucedió contra el Barcelona y se repite ahora ante un equipo que arrancaba la jornada en posiciones de descenso y que sacó provecho de un rival agonizante que desde que se vio en ventaja renunció a la pelota y se dedicó a encerrarse cada vez más cerca de Iván Villar hasta que llegó la tragedia en la última acción del partido.

Antes del batacazo final sucedieron no pocas cosas en el estadio canario. El Celta se encontró en su mejor momento del primer tiempo a su principal enemigo en este arranque de temporada: el VAR. Bueno, para ser más precisos, a quienes gestionan una herramienta magnífica pero convertida en la Liga en un capricho permanente, en un instrumento irritante por el uso tan aleatorio que se hace de él.

Pasada la media hora combinó bien el Celta por el pasillo central para que Larsen, que poco antes se había encontrado con el larguero en otra buena oportunidad, encarase al meta canario y lo superase tras un primoroso regate. Pero por el camino hubo una acción algo confusa entre Mármol y Douvikas. Primero agarró el canario y el céltico, antes de ir al suelo, tomó la camiseta del defensa. Un lance sin más que Prieto Iglesias, árbitro en Las Rozas, sometió a un largo debate para empujar a Alberola a la anulación de tanto. Un chasco más para un Celta que ya se encuentra por tercera vez esta temporada con una decisión similar.

La anulación del gol castigó al Celta cuando mejor estaba y enfrió un partido que los de Benítez habían enderezado tras un comienzo muy discutible con el equipo dejándose manejar por el Las Palmas y anclado en su campo a la espera de que un robo le permitiese correr y buscar a la pareja formada por Larsen y Douvikas, que relegaron a Aspas a la suplencia. Fue creciendo el Celta durante el primer tiempo hasta que la anulación del gol le sacó mentalmente de un partido que ya gestionaba con orden.

En el segundo tiempo el Celta siguió teniendo su plan más claro: protegerse para atacar el espacio gracias sobre todo a un descomunal Larsen que fue un tormento para los centrales canarios. El noruego remató al palo en una buena ocasión que sirvió de aviso para lo que vendría poco después cuando una contra perfectamente llevada por Bamba acabó en los pies de Douvikas que anotó por bajo ante la salida del portero canario.

Con ventaja en el marcador el Celta volvió a ser incapaz de echarle el candado al partido. Una vez más faltó cintura en el banquillo y el equipo vigués se aculó en exceso en su área, lo que siempre es una invitación al desastre. Sucedió en una jugada en la que Starfelt metió el pie donde no debía y tocó a un atacante del Las Palmas que se fue con estrépito al suelo. Alberola pitó el penalti que transformó Viera para igualar el partido con diez minutos y el descuento por delante. Los de Benítez creían tener un punto en el bolsillo cuando en el último suspiro, en el último ataque, Cardona encontró el gol de la victoria ante un equipo que fue un bochorno desde que se puso por delante en el marcador. La historia se repite, puntos que vuelan en los últimos minutos, partidos que no se cierran…