El gol volvió a mostrar al Celta su cara más cruel en uno de esos partidos que se pierden una vez de cada diez. El grupo de Rafa Benítez hizo más que el Mallorca para llevarse los tres puntos, pero la falta de puntería y la mayor eficacia del rival, que golpeó en el momento justo, sin tiempo casi de reacción, supusieron una condena a muerte para los celestes. Prácticamente en su único lanzamiento entre los tres palos, el cuadro balear se llevó su primera victoria del curso.
El Celta asumió la iniciativa, dominó la pelota y generó un puñado un puñado de buenas ocasiones para adelantarse en el marcador, pero vio cómo el VAR le hurtaba un gol que el árbitro había previamente concedido, estrelló dos balones contra la madera y dilapidó un mano a mano frente al Rajkovic, que fue de lo mejorcito de su equipo. No falló Muriqi, el más listo de la clase, que apareció en el minuto 85 para desequilibrar la balanza en una acción aislada, tras un saque de banda, en el minuto 85. Un golpe fatal que obligó al Celta a buscar el empate a la desesperada ante un rival impenetrable que, ya en su salsa, defendió su exigua ventaja con constantes interrupciones.
La derrota, pese a la ambición y algunos buenos momentos de juego contra uno de esos adversarios que casi siempre se le atragantan, deja un evidente aire de decepción en Balaídos, que sigue siendo coto vedado para el Celta. Ni un solo gol ha sido capaz de anotar el conjunto vigués en casa después de tres partidos y la próxima visita a Barcelona no augura tiempos precisamente fáciles.
Sorprendió Benítez de partida con la titularidad de Ristic, uno de los últimos en llegar a quien un puñado de entrenamientos han bastado para adelantar a Manu Sánchez en la rotación del carril izquierdo. El resto no se movió del guión establecido: defensa de tres centrales con nueva suplencia de Aidoo; Beltrán y Luca al cargo de la sala de máquinas; y Larsen, Aspas (casi como falso nueve) y Bamba en el frente ofensivo. Un once casi calcado al que derrotó al Almería con el que el preparador celeste buscó desbordar al poblado entramado defensivo desplegado por Aguirre, que formó con cinco defensas, cuatro centrocampistas y un solo delantero, Muriqi, a quien el Mallorca se encomendó en cuerpo y alma.
Sufrió para maniobrar con la pelota
En semejante laberinto, al Celta le costó maniobrar con la pelota, pero el cuadro celeste tuvo al menos la audacia de asumir, sin desordenarse, la iniciativa del juego, buscando un balón a la espalda de la defensa o una combinación con la que cortejar el gol. Las llegadas celestes se produjeron con cuentagotas, auspiciadas por el talento de Aspas, las carreras de Bamba o los balones en largo hacia Larsen, que se partió el pecho con los centrales bermellones. Samu Costa desvió un peligroso centro Aspas tras una buena combinación con Luca antes de que Unai rematase desviado un centro desde la esquina en los primeros minutos de juego.
El Mallorca tardó 20 minutos en aproximarse al portal de Iván Villar con peligro, cómo no, gracias a Muriqi, que aprovechó una pérdida en medio campo para servir el balón en buena posición a Lato, que cruzó en exceso el disparo. Fueron los mejores minutos del conjunto de Aguirre, pues casi a continuación, en una acción de estrategia, Aspas sacó providencialmente bajo palos un poderoso testarazo del gigante Kosovar con Iván vencido.
Fue todo el bagaje del Mallorca en un primer tiempo espeso, que concluyó con un remate alto de Aspas tras un difícil centro de Bamba desde la izquieda y un disparo de Larsen en inmejorable posición que se perdió por la línea de fondo ante el asombro general.
Viendo al Mallorca vulnerable, el Celta se animó tras el intermedio, primero con un trallazo de Beltrán desde la corona del área que Rajkovic sacó con lucimiento, surcando el aire. La madera libró al conjunto de Aguirre del gol en la siguiente llegada de los celeste, esta vez tras un córner que Aspas centró al primer palo y Starfelt estrelló contra el poste. Benítez retiró a Larsen y dio la alternativa a Douvikas, que no se estrenó con buen pie. Al poco de ingresar en el verde, un servicio de Iago dejó al artillero griego mano a mano con Rajkovic, que sacó el balón con el cuerpo, impidiendo que el Celta se adelantase en el luminoso.
La jugada clave del encuentro llegó algunos minutos después, en el 75, con una pérdida de balón en medio campo de Dani Rodríguez. Bamba se hizó la pelota y desplegó a la carrera un contragolpe que, tras combinar con Aspas, él mismo finalizó. La pelota pegó en el travesaño, botó con suspense sobre la raya y Munuera Montero concedió sin pestañear el gol. El VAR, sin embargo, rectificó su decisión y el Celta, que tras mucho esfuerzo se las prometía felices, tuvo que volver al punto de partida. Casi por inercia, los celestes lo siguieron intentando, pero a cinco minutos del final, tras un saque de banda en apariencia inocuo, Muriqi encontró un resquicio para rematar en el área y obtuvo premio a la primera.
Fue el principio del fin para los celestes, incapaces de reponerse del golpe. Benítez hizo ingresar en el campo a Miguel Rodríguez y a Tapia y Aguirre refrescó también su equipo en un escenario de partido ideal para los bermellones, que se atrincheraron para defender con orden su exigua ventaja frente a un Celta que jugaba ya a la desesperada. El Mallorca trabó el partido interrumpiendo una y otra vez el juego y los ocho minutos de descuento se consumieron lenta, pero inexorablemente.