La fuerza de una camiseta

El celtismo, de estreno con el nuevo Marcador, protagoniza un gran recibimiento al autobús del equipo de Carvalhal, envuelto en humo y bufandas

Bengalas, bufandeo y gritos: el celtismo 'lleva en volandas' a los suyos

M. G. BREA

El celtismo protagonizó ayer una jornada histórica, inolvidable, para los miles de aficionados que con tres horas de antelación comenzaron a ocupar posiciones en el recorrido que tenía previsto realizar el autobús con los jugadores de Carlos Carvalhal, desde Praza América hasta la explanada de Tribuna, para afrontar la última “final” (como diría el técnico portugués) o el partido más importante de la temporada. A cara o cruz: permanencia o descenso. Una vez más, el empuje de la afición tuvo un final feliz, como en otras ocasiones en las once temporadas consecutivas que acumula el conjunto celeste desde su último ascenso a la máxima categoría.

Los más veteranos en recibimientos célticos masivos no recordaban una respuesta tan multitudinaria como la de ayer de una afición que ha disfrutado de un título continental, de ascensos a Primera División, de finales de la Copa del Rey, de clasificaciones para las competiciones europeas o incluso de una semifinal de la Europa League. Esta vez había que aunar fuerzas para evitar la caída libre de un equipo que sumaba seis jornadas sin ganar, para evitar un centenario amargo. “Feitos, non verbas”, proclamaba una pancarta situada en el recorrido celeste, engalanado con banderas en los balcones y con cientos de bengalas preparadas para el paso del bus con los futbolistas.

Desde primeras horas de la mañana, muchos se preguntaban en las redes sociales qué camiseta vestir para la fiesta de despedida del curso. Algunos apostaron por la negra, que vale tanto para las alegrías como para las penas. Aunque una inmensa mayoría eligió la celeste en sus múltiples variedades, mientras que otros se presentaron en Balaídos con la morada, la naranja, la gris y negra, la rosita, la verde, la blanca, la roja….

Unas vallas delimitaban el espacio para el paso del autobús, por donde iban acomodándose no solo los que se identifican con la plantilla actual del Celta, sino también con los de otras épocas. Así, el recorrido se fue inundando de seguidores de Mostovoi, de Karpin, de Gustavo López, de Giovanella, de Oubiña, de Mazinho, de Augusto Fernández, de Edu, de Guidetti, de Vagner, de Alex López, de Rafinha, de Denis Suárez, de Sisto, de Lobotka, de Maxi Gómez, de Nolito, de Tomás, de Gudelj e incluso de Welliton.

Como un día señaló el sabio Eduardo Berizzo: “Esto es más que 150 gramos de tela celeste. Es la camiseta que llora, que siente, que canta. Esta camiseta estuvo abajo, pero también muy arriba. Es la camiseta de todos. Escúchenme bien: esta no es una camiseta para los domingos, es una camiseta para toda la vida”.

Un celtismo variopinto, con las caras tiznadas de blanco y celeste, se mantuvo a la espera del autobús entonando los cánticos habituales de la grada. Las melodías se tornaron silbidos cuando el autobús con los jugadores del Barcelona hizo acto de presencia en el exterior de la grada de Tribuna. Eran las 19:15 horas y el autobús del Celta ya había pasado por una Praza América que había sido tomada por el celtismo desde primeras horas de la tarde.

La ciudad vivió ayer otra jornada de celtismo como las de los mejores tiempos. La “procesión” bajaba por la avenida Fragoso. Las bengalas comenzaban a formar una gran nube azul a medida que el vehículo se aproximaba al estadio. Era el delirio, en un ambiente que olía a cerveza y mostraba caras de esperanza por salvar otra mala temporada. “A nosa reconquista” llegaron a llamarle años atrás cuando el equipo vivió angustias similares.

C Tangana, ayer, en la primera fila de la grada de animación.  | // MARTA G.BREA

C Tangana, ayer, en la primera fila de la grada de animación. | // MARTA G.BREA / J. Conde

Una vez más, la afición respondía como nunca ante las dificultades deportivas del equipo de Carvalhal. Si el compromiso del celtismo sumase puntos, el Celta nunca pasaría dificultades para mantenerse en la máxima categoría. Ayer fue una demostración más de la fuerza que es capaz de generar un grupo tan numeroso de gente, que agotó en unas horas las alrededor de seis mil entradas que se pusieron a la venta el miércoles, que animó al equipo en el entrenamiento del sábado en la ciudad deportiva Afouteza y que ayer dio el mejor recibimiento posible al Celta.

Y la fiesta continuó después en el interior de un estadio que registró la mejor entrada de la temporada (23.365 asistentes) y que estrenó la renovada grada de Marcador, donde se han ubicado los grupos de animación y a donde el equipo se dirigió nada más sumar una victoria angustiosa que acabó como deseaba una afición que ayer volvió a tomar las calles para rendir amor eterno al conjunto celeste.