Llegó el día. Esta noche el Celta disputa el partido más importante de su historia reciente: se juega estar en primera división la temporada en la que celebra su centenario. Le espera un Barça ya campeón de liga en un Balaídos (21.00 h) que estrenará la grada de Marcador y que estará a rebosar de gargantas deseosas de un final de campaña feliz. Durante toda la semana, una multitud de celtistas han insuflado fuerzas a los de Carlos Carvalhal: vídeos motivadores, pancartas en Antonio Palacios, 2.000 seguidores en Afouteza y, hoy, varios puntos de la ciudad engalanados con un único mensaje: "A vitoria é nosa! Imos Celta!".

Las calles de Vigo ya amanecían esta mañana con el escudo del Celta en el pecho de varios vecinos, alguno habrá dormido incluso con la celeste. A medida que se acerca el momento del choque, los seguidores se van uniendo en diferentes puntos de la ciudad para seguir la cita en familia. Los más afortunados lo harán en el propio feudo local, que colgó el cartel de no hay billetes a las pocas horas de abrir las taquillas. Otros lo harán en casas y bares dejando las calles de Vigo en un silencio que podría estallar en torno a las 23.00 horas, cuando se sepa ya si los vigueses sellan o no su salvación. Para que esta se consuma, deberán al menos igualar el resultado del Valladolid, que ocupa, antes del inicio de esta jornada, la antepenúltima plaza, directa al descenso; y también tendrán que mirar de reojo lo que haga el Almería. Los vallisoletanos se verán las caras en casa a la misma hora frente a un Getafe que, aunque con menos papeletas, todavía puede caer al infierno.

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Sentados en butacas o en sillas, sea como fuere, todos los aficionados celestes fueron llamados un par de horas antes a arropar al autobús de los jugadores, que ha salido sobre las 19.10 h de su hotel de concentración, el Eurostars Mar de Vigo, para realizar un recorrido lento desde Praza América hasta Balaídos. En este periplo, miles de hinchas respondieron a la petición y llenaron la avenida de Fragoso con bengalas, bufandas y pancartas coloreando el ambiente como lo requiere la cita. Entre las incidencias, los bomberos de Vigo tuvieron que usar su camión-grúa para asegurar la ventana de una vivienda que acabó con los vidrios rotos en la citada calle tras ser golpeada por un objeto.

Ya a partir de las 21.00 horas, comienza la hora de la verdad. El estadio celeste, que amplía su aforo de los 17.000 hasta cerca de los 24.000 espectadores tras la reapertura de la remozada grada de Marcador, llevará en volandas a los suyos en 90 minutos que resultarán el peor o el mejor momento de los últimos años del celtismo. La escuadra viguesa tan solo ha sumado un punto de los 18 previos, con siete derrotas en las nueve jornadas precedentes, pero en peores se ha visto, pues nadie olvidará jamás la gesta que obró el Celta hace justo una década: salvar el pellejo en el suspiro final cuando la probabilidad de hacerlo era del 4,01%.