CELTA 2 - 1 BARÇA

Fiesta en Balaídos: el Celta salva la categoría con la varita de Gabri Veiga

El porriñés marcó dos goles, uno en cada mitad, para sellar la permanencia ante el campeón de liga, el Barça

Se acabó la pesadilla. El Celta ha salvado la categoría y jugará en primera división el año de su centenario. Los de Carlos Carvalhal, cuyo futuro es incierto, consiguieron resucitar en el último partido de liga para vencer al todopoderoso campeón FC Barcelona (2-1). Dos goles de Gabri Veiga, renacido esta noche, uno en cada mitad, sirvieron para noquear a los de Xavi, que recortaron distancias a falta de 10 minutos con un tanto de Ansu Fati. El Valladolid ha sido finalmente el equipo que ha caído al infierno de segunda división y se une a los ya descendidos Elche y Espanyol.

El celtismo llora, pero de alegría. Todo el apoyo mostrado por una afición volcada a lo largo de esta semana ha valido la pena, también la reapertura de la remozada grada de Marcador, que supuso un aliciente mayúsculo en esta cita dominical. Balaídos pudo despedir la campaña de la mejor manera posible, y no solo por la salvación, sino por cómo se ha conseguido. Los vigueses salieron al campo con la valentía y la convicción de quien quiere llegar a la meta con vida, y lo logaron con creces. Esta actitud fue palpable ya a los 120 segundos con un disparo de Gabri Veiga que atajó Ter Stegen. Con todo, a los 10 minutos, jarro de agua fría: gol de Kessié. Afortudamente para la parroquia local, acabó por ser un simple espejismo tras ser posteriormente anulado por fuera de juego del costamarfileño. En el 13, llegó otra réplica del porriñés, pero con la pierna zurda, aunque con el mismo desenlace.

No fue hasta el 42 cuando se rompieron las tablas. El mismo Veiga recogió una asistencia de Seferovic dentro del área, condujo el balón y se lo cruzó al guardameta alemán al palo largo para desatar la locura en el feudo celeste. El tanto privó al cancerbero de mejorar el ratio de goles encajados de Paco Liaño y Oblak, así como el hito de 26 partidos sin recibir que iguala actualmente con el exportero del Deportivo.

En plena tarde de transistores y actualizaciones constantes de aplicaciones, de reojo se miraba el Valladolid-Getafe y el Espanyol-Almería -ambos terminaron en empate- mientras los vigueses iban haciendo sus deberes. Antes de estrenar el electrónico, el mismo Seferovic gozó de otra ocasión en un remate de cabeza a un centro de Javi Galán desde el flanco izquierdo y el exculé Carles Pérez marró un contrataque tras decidir jugársela él solo ante la zaga blaugrana. Óscar Rodríguez, que hoy completó el choque con nota, perdonó igualmente la más clara en el 37 tras una asistencia de Luca de la Torre dentro de la caseta barcelonista. El propio Kessié fue quien amenazó con más peligro los dominios de Iván Villar con un testarazo defectuoso que conectó desde la madera larga.

La segunda mitad, a diferencia de la inaugural, fue mucho más conservadora. Ni unos ni otros protagonizaron jugadas claras de ataque. En medio de esta comodidad para los celestes, Gabri Veiga entró por la puerta grande en la historia de las épicas, colocándose a la altura de aquel gol de un imberbe Aspas que evitó antaño el fatal descenso a la categoría de bronce: realizó el segundo tras un centrochut hacia Seferovic que se coló finalmente por encima de Iñaki Peña -quien saltó as césped después de la reanudación- convirtiéndose en un golazo espectacular. Sin ir más lejos, con esta diana, el de O Porriño sumó 10 en toda la competición doméstica, registrándose así como el primer jugador nacido en el 2002 o más tarde que alcanza una cifra de dos dígitos en una misma temporada, según la plataforma de datos Opta.

En el 80, un Barça armado, pero sin gatillo fácil a lo largo de los 90 minutos, hizo tambalear la tranquilidad de los celestes recortando distancias. Ansu Fati envió con la frente al fondo de la portería un centro perfecto de Dembélé que se coló a la espalda de la retaguardia local, que hoy actuó de muro en la mayoría de los conatos, con mención especial para Carlos Domínguez, que sustituyó al lesionado Aidoo.

Tras un cuarto de hora final de cuentas mentales de todos los signos, el pitido del árbitro en el 96 sirvió de ansiolítico infalible. El Celta podrá vivir tranquilo el año que sopla las 100 velas, una temporada 2023-2024 que será histórica y que ni la afición ni los propios jugadores y cuerpo técnico permitieron que se empañase de modo alguno. Este logro concede al mismo tiempo el deseo del Celta B de seguir jugando el 'play-off' para ascender a segunda división, que, paradójicamente, podría alcanzar si supera sus eliminatorias. Por lo pronto, ayer venció 3-2 al Eldense y sigue soñando.