El celtismo tira del carro

Dos mil incondicionales aclaman al equipo durante el último entrenamiennto en Mos y la afición prepara mañana un multitudinario recibimiento a los jugadores

R. V.

El celtismo ha acudido de forma multitudinaria a la llamada de auxilio del equipo. La afición ha aparcado las críticas hacia el presidente Mouriño y la deficiente planificación realizada por Luis Campos para volcarse en apoyar al plantel en otro final de temporada (el tercero en cinco años) al borde del infarto. Los gestos de adhesión hacia los jugadores han sido numerosos e inquebrantables desde que la última derrota en el Nuevo Mirandilla dejó al equipo de Carlos Carvalhal sin margen de error en esta última jornada.

El último gesto se produjo este sábado durante la sesión de entrenamiento abierta al público programada por el club para que el plantel sintiese el cariño de los aficionados. Dos mil personas se congregaron en la ciudad deportiva celeste para arropar a los jugadores y darles ánimos para afrontar la final contra el campeón de Liga, al que necesitan ganar para no depender de terceros.

Ya desde media hora antes del inicio del entrenamiento, los celtistas formaron largas colas para ingresar en las instalaciones de Mos. Los aficionados llegaron con el entrenamiento (más corto de lo habitual y en el que Carvalhal no ofreció pistas sobre sus planes) ya en marcha. Durante la hora que aproximadamente duró la sesión los hinchas exhibieron pancartas de apoyo al equipo, aplaudieron y jalearon a los jugadores, a los que esperaron luego durante más de una hora a la salida para hacerse con una foto o un autógrafo.

Este domingo les espera otro intenso día antes del partido, que registrará la mejor entrada del curso (unos 24.000 espectadores) tras la decisión del club de abrir Marcador.

Los aficionados despedirán al equipo en el hotel de concentración y lo recibirán a su llegada a Balaídos unas dos horas antes del encuentro. Un amplio grupo de seguidores han quedado a las 18.15 horas en la Plaza de América para desplazarse en tropel hasta el estadio por la Calle Fragoso y recibir luego al equipo con bengalas y bufandeo a su llegada al campo.