Un Celta lanzado cambia el punto de mira

El equipo vigués se impone con rotundidad y justicia al Espanyol, gracias a los goles de Gabri, Aspas y Carles Pérez, y se coloca a dos puntos de los puestos europeos

J.C.A.

Vuela el Celta en este tramo del calendario, dando brincos cada semana. La amenaza del descenso es historia después de un nuevo triunfo, esta vez ante el Espanyol, que cambia su punto de mira de cara a lo resta de campeonato. Los de Carvalhal se sitúan en estos momentos a dos puntos del séptimo puesto que conduce a Europa y la zona peligrosa se queda ya a una distancia de ocho. Una barbaridad viendo cómo está de apretada la clasificación y cómo de solvente está el Celta.

Los vigueses transmiten una energía y una solidez que les coloca un punto por encima de sus rivales. Se comprobó ante el Espanyol, que se estrelló de forma insistente contra el orden de los célticos, que siempre amenazaron con castigarle a la mínima oportunidad. No tardó en hacerlo en una de las primeras contras claras del equipo de Carvalhal que coronó Gabri Veiga con el remate de un fuera de serie, un balón a la escuadra de la portería de Pacheco. Una prueba más del estado de gracia en el que está el porriñés. Consciente de que el 0-1 había dejado tocado al Espanyol, el Celta no tardó en hacer más grande el agujero. Un buen ataque por la derecha acabó con un pase a la espalda del lateral que recogió Carles Pérez antes de ser derribado en el área. Iago Aspas se encargó de anotar el 0-2 antes del descanso.

Volvieron los equipos sin que el escenario cambiase en exceso. El Celta comenzó a jugar con el cronómetro ante un Espanyol que solo tuvo un arranque de energía con media hora por delante. Fueron momentos duros en los que los vigueses apretaron los dientes para proteger su portería. Bien los defensas (especialmente Aidoo y Unai) y también Ivan Villar. Tuvo Joselu la ocasión más clara para reducir distancias pero la falló incomprensiblemente. Aquello despertó al Celta que salió de la cueva, se instaló en el campo rival y renovó el equipo con la entrada de gente de refresco como Cervi, Tapia o Larsen. Lo agradecieron los vigueses que volvieron a acosar al Espanyol y como consecuencia de eso y, tras desperdiciar varias oportunidades, Carlos Pérez anotó su primer gol como jugador del Celta tras culminar una maravillosa obra coral de casi todo el ataque. La sentencia del partido.

A partir de ese momento los dos equipos dejaron correr el tiempo. Nada amenazaba el triunfo vigués. Por el camino hubo un accidente con el gol del Espanyol, medio de rebote en un saque de esquina, que solo sirvió para poner fin a la racha de Iván Villar sin recibir un tanto. Los tres puntos estaban en el saco y la salvación también. Ahora comienza una nueva aventura.