Celta 3 - 0 Rayo

Carvalhal culmina el cambio

El técnico de Braga ha reconstruido un Celta que defiende, domina y golea para situarse a 4 puntos de puestos europeos

Carlos Carvalhal, atento a un lance del juego durante el partido de ayer en Balaídos.

Carlos Carvalhal, atento a un lance del juego durante el partido de ayer en Balaídos. / Marta G. Brea

El Celta afrontaba en octubre pasado los preparativos de su centenario con muy mala cara, pero todo comenzó a cambiar con la llegada de Carlos Carvalhal a la dirección técnica del equipo vigués. Desde entonces, el Celta ha pasado de ocupar puestos de descenso a situarse a cuatro de las competiciones europeas. El entrenador de Braga es el gran artífice de la transformación de una plantilla que ha pasado de ser cuestionada a regalar tardes maravillosas como la que ayer vivió el celtismo en Balaídos. Segunda cita consecutiva en casa que acaba con goleada (Valladolid y Rayo Vallecano), después de sumar valiosos empates en Anoeta y en El Sadar. Con ello, el Celta alcanza los 31 puntos y está en disposición de recorrer una tranquila recta final de campeonato y disfrutar de su centenario.

Todo fluye a favor

Desde hace semanas, todo fluye a favor del Celta, incluso en los momentos de desgracias como la lesión de Marchesín o las bajas puntuales de Tapia o de Mingueza. Ayer, Carvalhal tenía que resolver la ausencia de Hugo Mallo, sancionado por tarjetas, y Kevin Vázquez se acomodó perfectamente a un sistema basado en el orden y el compromiso, que ha revalorizado a Iván Villar, a Luca de la Torre, a Carles Pérez... y que ha convertido en figuras a Aidoo, a Unai Núñez, a Galán, a Beltrán o a Gabri Veiga, mientras que sostiene en la cumbre al veterano Aspas: genio y figura.

Otra obra de arte de Aspas

El moañés abrió y cerró el marcador ante el Rayo con dos goles marca de la casa: un remate cruzado a un centro de Galán y una genialidad de golpeo ante la salida del portero rayista y sin apenas ángulo para meter el balón en la portería. Aspas ya alcanzó los 11 goles en este campeonato, en el que luchará por su quinto Trofeo Zarra al mejor goleador español. Aunque el mayor mérito del capitán céltico es que ya ha logrado superar los diez goles por octava temporada en la máxima categoría. Un dato que asombra a su entrenador, como ayer reconoció Carvalhal tras el tercer partido en el que su equipo evita encajar goles del rival y que le llevará el sábado que viene al campo del Espanyol con la posibilidad de marcharse al parón de selecciones con la permanencia casi resuelta.

El arranque de Veiga

Y junto al moañés, el Celta cuenta con otra de las figuras de LaLiga: Gabri Veiga, quien antes de comenzar el partido recogió el premio al mejor jugador del mes de febrero del campeonato. Y nada más dejar el obsequio en el banquillo, el porriñés se puso en modo estelar. En los primeros veinte minutos generó tres acciones de superclase: primero asistió a Aspas para que el moañés lanzase fuera el balón que remató desde dentro del área rival; a continuación, Veiga tomó la iniciativa y remató para que se luciera Dimitrievski; y la tercera fue otra de sus arrancadas desde el centro del campo que obligó al vigués Santi Comesaña a frenarle en falta y llevarse una tarjeta amarilla. En una acción similar, el árbitro le perdonó la cartulina a Trejo por agarrar al porriñés.

La seguridad de Iván Villar

Con el Celta dominando la posesión, el Rayo solo encontraba soluciones para generar peligro en el área rival con los zapatazos que lanzaba su defensa central Lejeune a través de faltas directas. Pero ahí aparecía Iván Villar para solventar el peligro y mantener el partido en empate sin goles pero con la sensación de que en cualquier momento podía estallar la bomba Aspas.

Freno al equipo revelación

El Rayo, que se presentaba en Vigo como séptimo clasificado y revelación de este campeonato, solo generaba oportunidades a través de centros laterales en busca de Isi o de Álvaro García, porque Raúl de Tomás era incapaz de superar a Aidoo o a Unai Núñez, una de las parejas de centrales de moda de LaLiga. Mucho había cambiado el Celta desde que se presentara en noviembre pasado en Vallecas con la soga al cuello y con un Carvalhal que acababa de estrenarse en la competición española. Entonces, el técnico de Braga apostaba por una defensa de cinco y salir al contraataque para acabar con la generosidad en su área que le condenaba al infierno. Ayer, el equipo de Vallecas se encontró con un Celta que sabe defender, construir y rematar, además de mostrar un enorme compromiso colectivo en la presión y en la ayuda al compañero para cerrar espacios y ahogar a los rivales. La transformación del Celta es evidente y llamativa.

Cuatro minutos cruciales

Celta y Rayo sumaban méritos para llevarse al menos un punto de su intenso duelo. Pero el partido cambió en cuatro minutos, los que van desde el remate de cabeza de Catena que sale rozando el larguero, hasta el autogol de Pathé Ciss. Entre medias, Raúl de Tomás estrelló el balón en el palo izquierdo. A continuación, Galán cabalgó por la banda izquierda y sirvió un preciso centro para que Aspas, situado a la altura del punto de penalti, rematase con la zurda así como le llegó el balón. El moañés sellaría con una genialidad una goleada que refleja el trabajo realizado por Carvalhal.

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