Carlos Carvalhal ha puesto otra marcha al Celta. La brillante victoria firmada en el Benito Villamarín confirma la evolución que ha experimentado el equipo bajo la batuta del técnico luso, que ha cambiado de velocidad para explotar su vertiente más ofensiva. La prioridad de Carvalhal al asumir las riendas del Celta fue detener la sangría de goles que mantenía atrapado al equipo en la zona baja de la clasificación blindando al equipo en defensa. Crecer desde la seguridad fue la premisa inicial. Reforzó la zaga con un tercer central y mejoró el juego sin balón cediendo la iniciativa al rival, aunque sin dejar de mirar la portería contraria con rápidas. El sucesor de Coudet ha sido flexible con el dibujo, que ha alterado con buena lectura de los acontecimientos en función de las circunstancias de partido y generoso con el reparto de minutos, ampliando el protagonismo de futbolistas que eran casi invisibles para su predecesor y de los que comienza a obtener interesantes réditos.
Cambio en el plan inicial
En la mayoría de partidos, el entrenador celeste había partido de defensa de cinco y modificaba el dibujo añadiendo un centrocampista en el segundo tiempo. Frente al Betis, el plan fue desde el principio buscar la portería rival con jugadores que venían apuntando alto en los anteriores encuentros, particularmente Luca de la Torre, que en el Villamarín encadenó su tercera titularidad consecutiva, Larsen, que comienza a ver puerta tras hacer casi todo bien salvo la finalización, y Carles Pérez, un puñal por banda derecha cada vez más incisivo. El técnico ha alterado el orden del plan. El dibujo de partida y el perfil de los jugadores es más afilado y se retrae, como también ocurrió en los minutos finales contra el Athletic, cuando toca gestionar la ventaja.
Carvalhal ha operado el cambio sin estridencias, haciendo que todos se sientan protagonistas. Ha dado oportunidades a todos y ha sabido escoger el momento para que los que menos juegan puedan optimizar su cualidades. Nadie se ha sentido excluido.
El Celta vuelve a remontar
De la mano del preparador portugués, el equipo ha ido derribando barreras. Una de ellas ha sido la incapacidad para remontar un resultado adverso, un problema que como el mismo Carvalhal recordó tras el encuentro ante los béticos, persistía desde hace meses. En concreto desde el 16 de mayo de 2021, en el Camp Nou, cuando el cuadro celeste remontó, gracias a un doblete de Santi Mina, el gol con que Leso Messi había abierto el marcador. En el Villamarín remontó anotando cuatro goles a domicilio, circunstancia que no sucedía desde goleó, también a las órdenes de Coudet, al Villarreal en La Cerámica a finales de la pasada temporada (2-4).
Mejoría a balón parado
La llegada del Carvalhal al banquillo celeste se ha saldado con un mejor rendimiento en las acciones de pelota detenida, tanto en el plano defensivo como en el ofensivo. Aunque el equipo sigue recibiendo goles a balón parado, se ha detenido la sangría de los últimos tiempos de Coudet y después de un año el Celta volvió a marcar en el Villamarín en una acción de estrategia ofensiva. Aidoo hizo su segundo gol del curso a la salida de un córner un año después del inolvidable golazo de tacón de Brais Méndez, también tras un saque de esquina, al Rayo Vallecano.
Menor dependencia de Iago
Uno de los grandes problemas del Celta en estos años ha sido su excesiva independencia de la inspiración goleadora de Aspas. Si no marcaba Iago, el Celta se quedaba sin gol y las opciones de ganar partidos quedaban reducidos a la mínima expresión. Al margen de Gabri Veiga, cuya irrupción en la Primera División ha sido la mejor noticia de esta temporada, el mago de Moaña está encontrando nuevos socios. Larsen ha anotado su segundo gol del curso y sigue dando asistencias, Carles ha dado un paso al frente y también aporta pases de gol y Luca de la Torre se ha convertido en una pieza importante en el frente ofensivo. Incluso Aidoo, un seguro de vida en defensa, contabiliza ya este curso un par de goles.
Subirse a la ola
Frente al Betis el Celta logró encadenar dos victorias, circunstancia que no ocurría desde la tercera y cuarta jornada de Liga (Girona y Cádiz) y que no se ha vuelto a repetir. El equipo tiene el domingo frente al Atlético de Madrid la oportunidad de enlazar un tercer triunfo y pegar un gran estirón clasificatorio. No se consigue desde que Coudet encadenó cinco triunfos, el máximo histórico, al final del curso 2020-21.