Aspas vuelve a sacar al Celta del agujero

La pegada del moañés decide un partido clave que Carvalhal supo leer para inclinar el campo a su favor desde el banquillo

Gabri Veiga encara a Sancet 
en presencia de Luca de la 
Torre y Beltrán, durante 
el choque disputado ante el 
Athletic ayer en  Balaídos.  | // MARTA G. BREA

Gabri Veiga encara a Sancet en presencia de Luca de la Torre y Beltrán, durante el choque disputado ante el Athletic ayer en Balaídos. | // MARTA G. BREA / j. bernardo

Iago Aspas, quién si no, volvió a sacar al Celta del agujero. Una vez más, y van ya demasiadas, al moañés acudió al rescate del equipo para marcar el gol que decidió un partido crucial por la dificultad del adversario y lo delicado del momento y saca al equipo de los puestos de descenso a los que había caído provisionalmente la víspera. A la victoria, muy trabajada, no fue ajena la buena lectura que Carlos Carvalhal hizo de la situación para cambiar el partido con los cambios realizados en el descanso y apuntalar luego la ventaja adquirida tras el gol del morracense.

El técnico portugués supo nadar y guardar la ropa para llevarse un triunfo que permite concluir al Celta la primera vuelta con 20 puntos y respirar algo más tranquilo para afrontar una segunda parte del campeonato que promete emociones fuertes en la zona baja de la tabla. Los celestes llegan al ecuador del campeonato demasiado cerca de la zona caliente, que sigue a un solo punto, con ocho equipos, del decimoctavo, Cádiz, al undécimo, Almería, en un margen de 4 puntos. Hay demasiado por jugarse como para pensar que la temporada va a ser tranquila. Cuesta concretar la mejoría en puntos. El equipo ha mejorado claramente en algunos aspecto, pero aún en exceso de la inspiración de Aspas y es incapaz de ganar un partido sin pasarlas canutas.

Otra vuelta de tuerca

Carvalhal es en cierto modo la antítesis de Coudet. Si el argentino se distinguía por su querencia hacia un once tipo que apenas variaba de un partido al siguiente, el portugués se caracteriza por su tendencia al cambio. Nunca repite alineación y varía su esquema en función del rival o el momento del partido sin querencia hacia un dibujo o equipo de cabecera.

Frente al Athletic el estratega luso hizo una pequeña revolución. Cuatro cambios nada menos introdujo sobre la última visita a Mallorca, aunque lo más llamativo fue acaso la decisión de modificar el dibujo a cuatro defensa, como ocurrió frente al Villarreal, sin ninguno de sus dos nueves. Mingueza relevó Mallo en el lateral derecho, Tapia y Óscar ocuparon el eje de la medular, Carles Pérez formó en banda derecha y Gabri Veiga adelantó su posición a la delantera, junto a Iago. La presencia de Carles, un puñal por banda, dio profundidad al Celta. Antes de cumplirse el primer minuto, el catalán vio cómo le anulaban (correctamente) un gol tras una imponente galopada culminada con un tiro imparable, raso y ajustado al palo, que no subió al marcador. .

Mejor sin la pelota

En esta primera fase del encuentro, el Celta estuvo mejor sin el balón que con él. Fue el Athletic el que tuvo la pelota y llevó la iniciativa, con un Celta agazapado, sin ofrecer fisuras, pero impreciso con el balón para armar una contra que no llegó. Fue, he hecho, el Athletic el que se acercó más al gol con un disparo que Berenguer estrelló en el poste con Marchesín vencido. Al equipo celeste le costó maniobrar con la pelota. Óscar Rodríguez se perdió en la inconsistencia, Tapia no ayudó en la salida de balón y Gabri Veiga sufrió con menos metros para recorrer.

Giro desde el banquillo

El técnico celeste detectó el problema y movió el banquillo para deshacer la igualdad que había presidido el encuentro hasta el descanso. Beltrán suplió a Tapia y Larsen salió por Óscar. Poco a poco, pero irremisiblemente el Celta fue llevando el partido a su terreno hasta encontrar a Iago para deshacer el entuerto. Beltrán dio fluidez a la salida de pelota, Larsen ofreció soluciones combinativas en los metros finales, Veiga tuvo más espacio para recorrer y asociarse, Carles percutió por banda y Aspas tuvo la habilidad y sangre fría para liquidar el partido cuando la oportunidad llamó a su puerta.

El Celta ganó la batalla de la intensidad y se llevó casi todos los duelos, incluso cuando Valverde, viendo que la iniciativa se le esfumaba, movió ficha con un triple cambio (entraron Raúl García, Zárraga y Vesga, centrocampistas de perfil más físico, por Ander Herrera, Muniain y Nico Williams) que no le bastó para recuperar la manija del choque y mucho menos inquietar a Marchesín.

El de siempre

Cualquier opción de equilibrar la balanza se esfumó para el Athletic con la acción del gol de Aspas, que no perdonó y sentenció el choque en cuento Unai se le puso a tiro. Un despiste defensivo permitió a Luca de la Torre elevar la pelota entre los centrales rojiblancos para la carrera del moañés. Aspas aguantó la tarascada de Vivien y se plantó en cuatro zancadas frente al portero, al que engañó con un perfecto disparo cruzado.

Gestión de la ventaja

El tanto dio empaque al Celta, que manejó con inteligencia los tiempos para gestionar con acierto su exigua ventaja. Le ayudó en esta tarea un segundo movimiento de fichas de Carvalhal, que dio primero entrada a Kevin y a Cervi modificando el esquema a defensa de cinco (con Mingueza casi como un centrocampista más), y posteriormente a Solari, tres futbolistas que en palabras del propio técnico “pican como galiñas” y contribuyeron a un final de partido no exento de nervios, pero en el que el Athletic funcionó con más empuje, por pura inercia, que capacidad de hacer daño.

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