La mala puntería condena al Celta

- El equipo de Carvalhal ve frenada su tibia escalada en la tabla con una derrota en Son Moix ante un Mallorca que llegó menos y acertó más - Dani Rodríguez decidió, en una jugada infortunada, un duelo que el Celta dominó sin hacer daño

Hugo Mallo trata de 
cabecear un saque
de esquina favorable
al Celta.  | // LOF

Hugo Mallo trata de cabecear un saque de esquina favorable al Celta. | // LOF / j. bernardoFUENTE: Opta Sports

La falta de pegada volvió a condenar anoche al Celta, que ve abruptamente frenada su tibia escalada en otro duelo (y van ya demasiados) en el que el rival llegó menos pero acertó más. Un solo gol, firmado por Dani Rodríguez en una acción desgraciada de los celestes, bastó al Mallorca para llevarse un partido que el Celta dominó en el juego y las ocasiones, pero en el que rocoso conjunto de Javier Aguirre manejó mejor los tiempos hasta llevarlo a su terreno una vez que se puso por delante en el marcador. Al Celta le faltó el tino que Carlos Carvalhal exigió en la previa del choque y le sobraron los nervios y las prisas con que trató de remontar el encuentro en un enfangado final de encuentro que el conjunto berbellón jugó a sus anchas.

La derrota, segunda desde la llegada al banquillo del técnico portugués, deja al Celta estancado en un pantanal en el que lleva meses atrapado sin que se vislumbre luz al final de la ciénaga y convierte la próxima visita del Athletic a Balaídos en una cuestión de pura necesidad.

Siempre se reserva Carvalhal alguna sorpresa. No ha repetido once desde su llegada y la visita de Son Moix no fue una excepción. Partió el estratega celeste del 5-3-2 que viene siendo su esquema de cabecera en el inicio de los partidos, con la novedades en ataque de Luca de la Torre y Larsen y la sorpresa de Cervi por Galán como carrilero izquierdo. Carvalhal daba así descanso al pacense (titular en todos los partidos hasta la fecha) y premiaba el buen desempeño del noruego y el estadounidense en el último duelo frente al Villarreal.

Y fueron precisamente De la Torre y Larsen de lo más rescatable de una primera media hora sin dueño, trabada e intensa, que al conjunto celeste le costó masticar y ambos equipos jugaron con menos ambición que cautela. No es precisamente el Mallorca un equipo al que resulte fácil hincarle el diente. Defiende con gente y rigor y cuenta con buenos mediocampistas y la garantía del gigantesco Muirqi (8 goles esta temporada contabiliza ya el kosovar) cuando se acerca al marco rival. Durante bastantes minutos del primer tiempo la batalla se libró en el medio campo, con muy escasas llegadas a la zona de peligro.

Los bermellones amagaron por primera vez rondando el cuarto de hora de partido con un blando remate de cabeza de Dani Rodríguez que Marchesín atrapó sin inmutarse.

Poco antes Larsen, muy resolutivo a la hora de ofrecer soluciones para armar la jugada, había centrado desde la izquierda sin encontrar rematador. Más tarde fue Luca el que puso otro buen centro desde la izquierda que la defensa bermellón despejó antes de que ningún atacante celeste pudiese peder el pie.

El primer tiro entre los tres palos de los celestes llevó la firma de Gabri Veiga (bastante apagado anoche), un disparo desde la media luna en buena posición que el canterano golpeó mordido y llegó manso a las manos de Rajkovic. Para entonces el Celta había comenzado a asumir la iniciativa, imprimiendo mayor velocidad a la pelota y mayor sentido al juego. En este paso al frente fue clave el trabajo de Larsen, que protegió con inteligencia la pelota y dio sentido al juego cuando el Celta ganó el último tramo de la cancha. El noruego ofreció soluciones para armar al jugada sin renunciar a cazar algún balón en el área y a punto estuvo de alcanzar con la puntera un buen centro desde la izquierda de Cervi.

El acierto en el remate esquivó sin embargo al Celta hasta el descanso. Aspas estrelló contra la barrera una falta que él mismo y propició y lanzó con la zurda en posición de diestro. Más clara la tuvo el moañés al final del primer tiempo en una larga conducción al contragolpe que finalizó errrando el tiro con Larsen desmarcándose en buena posición para recibir y encarar al portero.

La precaución que presidió la primera parte se desvaneció como por arte de magia tras el intermedio acaso por los cambios introducidos por Aguirre, que dio un paso al frente con la entrada de Grenier y Kadwere para recuperar la iniciativa en el el medio del terreno. De pronto el partido se desató en un inesperado ida y vuelta con buenas llegadas de ambos. Larsen lanzó fuera en buena posición tras una buena acción de Gabri Veiga y no mucho después el porriñés el que, después de recibir del noruego, hizo lucirse a Rajkovic con un gran disparo de zurda.

El Mallorca también llegó con relativa facilidad a los dominios de Marchesín. Muriq envió alto tras una hermosa pared con Kadwere. Se le anuló luego un gol correctamente a Cervi por falta de Larsen, que cargó todo su peso sobre un defensa antes de robar el balón. Rajkovic sacó luego un centro-chut de Aspas.

La acción precedió a la jugada desgraciada del partido que, a la postre acabó por hundir al Celta. Un balón largo en diagonal sin aparente peligro le cayó en el lateral del área a Maffeo, con la desgracia de que perdió pie dejando vía libre al lateral bermellón, cuyo centro pasó bajo las piernas de dos defensas del Celta antes de que Dani Rodríguez enviase el balón al fondo de las mallas con un tiro imposible para Marchesín. El gol dejó al Mallorca en el escenario de partido soñado y se convirtió en una pesadilla para el Celta, que salió atropelladamente en busca del empate. Carvahal movió ficha con un triple cambio (Paciencia, Carles y Óscar entraron por Larsen Mallo y Luca) y el Celta dio un paso al frente. Carles dio profundidad al equipo por banda y puso a prueba los reflejos del portero bermellón con un poderoso disparo al palo corto; Óscar cortejó el gol con otro potente disparo desde la distancia, pero el Mallorca achicó eficazmente el agua.

El conjunto de Aguirre es un experto en la guerra de trincheras. Echó el candado, se defendió con rigor y acabó sacando partido del creciente nerviosismo del Celta para llevarse el partido. Fue otro quiero y no puedo en el que el equipo celeste, que se desquició tras no conceder el árbitro un posible penalti a Carles Pérez y pagó (como ya le ha ocurrido tantas veces esta temporada) la frustración de verse incapaz de marcar.