Los árbitros, un asunto en voz baja para el Celta

Carvalhal insiste en mantenerse al margen de los últimos arbitrajes sufridos por el equipo mientras el club protesta a Medina Cantalejo en privado

Aspas habla con De Burgos Bengoechea durante el partido ante el Sevilla.

Aspas habla con De Burgos Bengoechea durante el partido ante el Sevilla. / Marta G. Brea

Juan Carlos Álvarez

Juan Carlos Álvarez

Carlos Carvalhal matizó ayer las palabras que dejó caer en Cornellá tras la eliminación copera del Celta. Caliente tras la derrota frente al Espanyol deslizó una queja arbitral pese a que “no quería referirse a la actuación de Martínez Munuera”. Ese difícil equilibrio en el que se mueven los entrenadores que presumen de no hablar de los árbitros. Dijo el portugués que el Celta se merecía un respeto y que las imágenes eran concluyentes. Era evidente que no estaba hablando de las inundaciones de Balaídos (aunque las declaraciones podían considerarse compatibles).

Ayer quiso puntualizar su relación con los árbitros al ser cuestionado por las “quejas” en Barcelona. El técnico de Braga ha dejado todo el manos del club y ha insistido en que él quiere apartarse de cualquier valoración que tenga como protagonistas a los colegiados: “Yo hago mi trabajo. Uno de mis principios es no hablar de los árbitros, con alguna excepción. Hace tres años hice una excepción, hablé y fui muy duro”. “El club tiene canales propios para hacer las cosas que tiene que hacer y lo tengo que respetar. El club está haciendo algo, pero no lo está haciendo en público. Lo hace por sus propios canales y merece mi respeto”, remachó.

Carvalhal vino a decir que el Celta ya ha mostrado su malestar por las últimas actuaciones arbitrales que ha sufrido. Fiel a su costumbre de no airearlo en público –se considera contraproducente porque eso es precisamente lo que más molesta al colectivo– el club se ha dirigido de modo privado a Medina Cantalejo, presidente del Colegio Nacional de Árbitros, para hacerle llegar su preocupación ya que entienden que en los últimos partidos (ante el Sevilla en la Liga y en la Copa del Rey frente al Espanyol) las decisiones arbitrales les han perjudicado de forma clara.

Nunca suele ser de gran utilidad este tipo de iniciativas, pero los clubes insisten en ellas pensando sobre todo en las siguientes designaciones. La verdad es que De Burgos Bengoechea, que arbitró el pasado fin de semana ante el Sevilla, no dirige en esta jornada ningún partido ni se sienta en la sala VAR. Tal vez por ahí se deslice algún tipo de reproche a su actuación en Vigo donde dejó de castigar una clara expulsión de Carmona por sus dos entradas en el primer tiempo a Cervi.

El Celta suele ir con tiento en esta clase de situaciones. No es el vigués un club que en estos momentos tenga una buena relación con la Federación Española (de la que dependen los árbitros) y eso obliga a tener una alta dosis de diplomacia cuando se trata de afrontar un asunto como este. El Celta no se ha alineado con Luis Rubiales (que buscó en Vigo sin éxito el apoyo a su candidatura a la presidencia de la Federación Española) e incluso ahora podría decirse que es más fluida la relación con su gran antagonista, Javier Tebas. El papel de los vigueses en todo lo que tiene que ver con el acuerdo con CVC (es uno de los equipos que forman parte de la comisión que vela por el cumplimiento y el desarrollo del acuerdo con el fondo) ha intensificado la relación entre el Celta y la Liga.

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