El Celta consuma otra decepción en la Copa

El grupo de Carvalhal retorna a la dura realidad de LaLiga tras caer en la prórroga frente al Espanyol en un encuentro accidentado | El cuadro perico sentenció la eliminatoria en la prolongación tras remontar un gol de Paciencia en una acción a balón parado y un contragolpe

Carles Pérez conduce
la pelota ante la oposición
de Oliván y  Vini
de Souza.
 // LOF

Carles Pérez conduce la pelota ante la oposición de Oliván y Vini de Souza. // LOF / julio bernardo

El Celta ha consumado otra decepción en la Copa. El sueño del conjunto vigués de hacer algo grande en su torneo fetiche el año de su centenario se desvanece, una temporada más, de forma abrupta y prematura, con una amarga y persistente sensación de oportunidad perdida.

Retorna el grupo de Carvalhal a la dura realidad de LaLiga tras caer en la prórroga frente al Espanyol en un duelo de más nervio que lucimiento, trabado y con alternativas, que el conjunto perico, más eficiente en la finalización, niveló a balón parado tras el intermedio y liquidó en la segunda parte de la prolongación en una contra iniciada y culminada por Darder. Ya con el equipo en precario por la expulsión con roja directa de Marchesín, Melamed sorprendió a Mallo (con los cambios agotados el capitán tuvo que ponerse los guantes) con un lanzamiento lejano que cercenó cualquier atisbo de esperanza.

Presentó el Celta batalla casi hasta el final, pero la voluntad de ganar no bastó para superar a un adversario que fue de más a menos en el partido, sacó mucho más provecho a los cambios y supo llevar el partido a su terreno para aprovechar las escasas concesiones defensivas de los celestes.

El Celta fracasó en su tentativa de conservar la ventaja que le proporcionó el tempranero gol de Gonçalo Paciencia. Se durmió el equipo vigués en cuanto el viento sopló de cola, permitió rehacerse al adversario y acabó pagando muy caro sus problemas para generar ocasiones frente a un rival bien plantado, que supo leer mejor las necesidades que en cada momento requería el partido.

La falta de gol fustiga al conjunto celeste, que sigue dependiendo en exceso de la inspiración de Aspas y suma a su pobre pegada un grave problema en las acciones de estrategia defensiva. Buena parte de los males le vienen persiguiendo al equipo desde que la temporada alzó el telón se reprodujeron tenazmente en el RCDE Stadium.

Pese a ello y como ocurrió hace unos días frente al Sevilla, el inicio de partido fue prometedor para los celestes. Sorprendió Carvalhal con un once novedoso, casi revolucionario, sin Aspas, Galán ni Larsen, en el que apenas repitieron cuatro de los que fueron titulares el pasado viernes frente al Sevilla: Marchesín (el recorrido de Iván Villar en el Copa y casi en la temporada parece hacer concluido), Aidoo, Unai, Cervi y Gabri Veiga. El estratega celeste modificó el esquema a defensa de cuatro pero, más que con la elección de las piezas, sorprendió con su disposición sobre el tablero, con Cervi como lateral zurdo, Luca de la Torre (todo un descubrimiento) por delante del argentino en el flanco izquierdo, Tapia y Óscar Rodríguez en el eje de la medular y Gabri acompañando a Paciencia como segundo delantero.

Un once inédito en el que se apreciaba claramente la querencia del preparador luso a sacar provecho de la versatilidad de sus futbolistas, que entraron en el partido con energía y asumieron muy pronto la iniciativa. En el primer cuarto de hora de juego, el Celta llegó con cierta facilidad al área explotando la profundidad por banda del Luca de la Torre, el más desequilibrante de los celestes en el inicio de partido. Así abrió el cuadro vigués el marcador por medio de Paciencia. Cervi combinó con el estadounidense, que galopó pegado a la raya y puso un gran centro al punto de penalti que el luso no alcanzó inicialmente a rematar. El balón le cayó en el otro costado a Carles Pérez, que se la dio en el área a Óscar Rodríguez y éste puso el balón en el punto de penalti, donde Paciencia, que se había retirado astutamente, cruzó la pelota lejos del alcance del portero.

El gol no despertó el instinto asesino de los celestes, que cedieron la iniciativa al adversario con la vana esperanza de armar una contra que nunca llegó. El Espanyol atacó sin finura, casi por inercia, frente a un Celta que no ofrecía resquicios ni sufría para defender su ventaja. Incapaz de hacer daño, Diego Martínez movió ficha tras el descanso, ingresaron en el campo Melamed, Óscar Gil y Aleix Vidal y el Espanyol obtuvo premio a su insistencia en una acción a balón parado (otra más) mal defendida por los celestes. Sin oposición por despiste en la marca de Gabri Veiga, Puado remachó contra la red un centro de Melamed al segundo palo sin dar opción a Marchesín. El Celta acusó el golpe. El Espanyol lo empujó hacia su área y lo sometió con una sucesión de córners que derivaron en un bombardeo de centros con más sensación de peligro que daño.

Prórroga

Viendo la que se le venía encima, Carvalhal replicó con otro triple cambio. Entraron Mallo, Aspas y Larsen y los celestes nivelaron de nuevo el encuentro, que se tornó aún más accidentado y acabó por convertirse en una sucesión de faltas, con contadas llegadas a la zona de peligro. Martínez respondió con Darder y Joselu (sus dos mejores hombres), pero fue el Celta el que rondó el gol tras un robo de Óscar Domínguez. El talaverano combinó con Aspas y este se la sirvió un tanto larga a Larsen, que acabó en el suelo. Martínez Munuera no apreció penalti. Tampoco lo hizo, ya en el tiempo añadido, en una caída en el área de Joselu en pugna con Hugo Mallo.

Las opciones del clasificación del Celta se esfumaron en el segundo minuto de la prórroga. Una pérdida de Beltrán en zona comprometida propició la debacle. Darder robó la pelota y galopó hacia el borde del área. Allí cedió la pelota a Aleix Vidal, que encaró a Marchesín y tras superar gracias a un afortunado rebote al portero céltico se le devolvió al capitán perico para que empujase el balón contra la red. Un mazazo terrible.

Cualquier posibilidad de reacción del Celta se vio imposibilitada enseguida por la expulsión de Marchesín, que midió mal su salida, resbaló y se llevó por delante a Aleix Vidal en el minuto 111 de partido. Mallo cogió los guantes, pero el Celta ya estaba tocado de muerte. Melamed lo liquidó con un lanzamiento lejano al que no pudo responder el capitán céltico.