Los caminos del Celta y de Eduardo Coudet se separan después de dos años. De noviembre de 2020 a noviembre de 2022. Se marcha en el mismo mismo mes que lo hicieron sus predecesores en el cargo: Antonio Mohamed, Fran Escribá y Óscar García. A Carlos Mouriño y a sus directivos no les ha temblado el pulso en estas fechas y tampoco les ha preocupado que el entrenador con el que empezaron la temporada no se comiese el turrón. De los últimos preparadores celestes, solo el portugués Miguel Cardoso cayó fuera de la trituradora de noviembre, pero porque su cabeza rodó meses antes.
En 2018 fue Mohamed. La estridente propuesta del técnico argentino no duró ni media temporada. En 2019, solo un año después, se marchó Fran Escribá. El valenciano había conseguido salvar milagrosamente al equipo del descenso pero fue incapaz de sacar rendimiento a la plantilla de la denominada 'Operación Retorno', con Mina, Rafinha, Denis o Pape Cheikh. Evitar otro descenso tampoco evitó el cese de Óscar García solo un año después. Los malos resultados y el conflicto con Hugo Mallo precipitaron el adiós del entrenador que hizo debutar a más canteranos en los últimos años. Ahora, en 2022, el que también se marcha es Coudet.
Con este último el Celta pareció encontrar una estabilidad que no imperaba desde la época de Berizzo. El Chacho llegó a Vigo para reconducir el proyecto de Óscar García. Cogió al equipo colista y estuvo a punto de meterlo en Europa. Aquella espectacular escalada le sirvió para ganarse la confianza de la directiva y de la afición. Renovó hasta junio de 2023 con una temporada más opcional. Iba a ser el técnico del centenario. Durante el verano de 2021 se implicó junto a Felipe Miñambres en la configuración de una plantilla más acorde a sus gustos.
¿Acierta el Celta con el despido de Coudet?
Pero en el curso pasado no todo fue coser y cantar. El equipo seguía siendo un hueso duro de roer pero los resultados no fueron tan sobresalientes. El Celta logró una permanencia tranquila, pero lejos de los puestos europeos.
Fue al final de la 2021-2022 cuando todo giró en sentido contrario a los intereses del Chacho. Se fue Miñambres y la directiva entregó la dirección deportiva a Luis Campos, famoso por configurar proyectos ganadores que revalorizan a jugadores de gran proyección. Este verano llegaron a Vigo futbolistas menos del gusto de Coudet. Las dos principales apuestas del mercado de fichajes, Willion Swedberg y Luca de la Torre, no cuentan para el preparador argentino. Tampoco hay presencia de los nuevos talentos de la cantera con la excepción de Gabri Veiga. Todos esos problemas, sumados a los pobres resultados del primer tercio de temporada, han forzado la salida del Chacho en otro noviembre negro.
Llega Carvalhal, el decimoséptimo de la era Mouriño
En noviembre también llega Carlos Carvalhal, técnico portugués que aterriza con el aval de Luis Campos. Será el decimoséptimo entrenador de la era Mouriño, presidente de la entidad desde el verano de 2006. Campos sabe que interpretará el equipo y gestionará la plantilla de manera más acorde a su propia visión. Se supone que la cordialidad entre compatriotas y amigos reemplazará a la fría cortesía con Coudet.
