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El Celta rebaña un punto contra un frontón

Aidoo aprovecha una gran centro de Aspas para igualar un angustioso encuentro ante un adversario atrincherado

Larsen, Aidoo y Mingueza se disponen a rematar un saque de esquina en el área azulona. | // RICARDO GROBAS

El Celta sufrió tormento para rebañar casi sobre la bocina un empate frente al áspero Getafe que evita al conjunto de Coudet prorrogar una dinámica perniciosa que amenazaba con poner contra las cuerdas al equipo y al propio técnico. Un potente cabezazo de Aidoo tras un gran centro de Aspas lo evitó cuando en Balaídos ya se mascaba la tragedia porque el equipo vigués reincidió en buena parte de los vicios que le han impedido transitar esta temporada por una posición más desahogada.

No le ayudó el ramplón planteamiento de Quique, que renunció al balón y se atricheró en el área en cuanto Enes Unal puso por delante al Getafe en el primer lanzamiento de los azulones contra el portal de Marchesín, ni el ritmo lento que el rival impuso y del que el Celta se contagió casi hasta el final, cuando ya por pura inercia Aspas encontró por fin un pase ganador que permitió a Aiddo estrenarse como goleador y al Celta salvar los muebles.

El empate supone todo un desahogo para Coudet, que evita una cuarta derrota consecutiva que le habría puesto en el disparadero y escala tres puestos en la clasificación para encarar con nueva dinámica los tres encuentros que restan hasta el parón liguero.

Sota, caballo, rey

Volvió el Chacho al plan de partida original tras las mínimas (y a la postre fallidas) rotaciones que concluyeron en debacle en el Nuevo Zorrilla. Unai retornó con Aidoo al eje de la zaga y Veiga suplió a Tapia para situarse en el vértice superior del rombo. Nada nuevo bajo el sol. O al menos nada que pudiese sorprender al Getafe, un equipo rocoso y disciplinado que tampoco se movió de la hoja de ruta trazada por Quique. El preparador azulón formó con defensa de cinco, tres pivotes y dos delanteros y cerró los espacios al Celta por el centro. dejando de nuevo en evidencia las grandes dificultades del conjunto celeste para explotar el juego por los flancos.

No le importó al Getafe que el Celta acaparase la pelota porque rara vez fue capaz el grupo de Coudet de superar la Línea Maginot que Quique desplegó a lo largo de su área. Sin Brais y Denis en la ecuación, carece el equipo celeste de futbolistas capaces de hacer que ocurran cosas en el último tercio de cancha. Una pase, una conducción, una pared... Cervi y Óscar no desbordan y abusan del juego interior, Galán no decide bien y rara vez pone un centro dañino y a Mallo, que anoche se lesionó y cedió su puesto a Mingueza, aún se le espera. El resultado, un Celta plano, predecible y en exceso dependiente de la inspiración de Iago Aspas, a menudo demasiado alejado de las zonas del campo donde puede hacer verdaderamente daño para participar en el juego.

De nuevo el primer tiro

Las dificultades se acrecentaron con un problema que viene fustigando al Celta con demasiada frecuencia esta temporada. El primer tiro del rival contra la portería de Marchesín acaba en el fondo de la red. Le ocurrió frente a la Real Sociedad, más recientemente en Valladolid y de nuevo anoche, de nuevo a balón parado, en una falta (todo sea dicho) lanzada de forma inapelable por Enes Unal. El delantero turco descerrajó un trallazo imparable para el guardameta celeste tras una rigurosa falta al borde el área de Unai después de una pérdida de balón de Mingueza.

No tuvo que hacer nada más el Getafe para encontrarse en el escenario de partido soñado, por delante en el marcador frente a un Celta con ansiedad rampante que se estampó una y otra vez contra el muro que Quique plantó alrededor de David Soria.

Cambios agotados

Las circunstancias del encuetnro obligaron a Coudet a mover el banquillo e incluso agotar los cambios, algo bastante inahabitual en él. El primer movimiento de piezas fue obligado por la lesión de Mallo. El capitán se llevó la mano a la parte posterior del muslo y pocos minutos después fue relevado por Óscar Mingueza evidenciando que Kevin va a contar muy poco esta temporada. El catalán completó un encuentro notable, demostrando que puede ser una productiva opción para el lateral derecho en un momento en el que Mallo no atraviesa precisamente por su mejor forma.

El segundo movimiento, ya con el marcador en contra, fue doble. Entraron Carles Pérez y Paciencia y sobre todo con el vallesano el Celta ganó profundidad por el costado derecho. El problema es que el Celta llegó mucho pero inquietó bastante poco a David Soria. Cada balón que llegó al área azulona tropezó con un impenetrable mar de piernas. El último movimiento, ya con el Celta volcado, fue cambiar a los dos medio centros con minutos para Tapia, que se animó incluso al remate, y el casi inédito Luca de la Torre, que puso empeño.

Aspas frota la lámpara

De tanto insistir, el Celta vio la luz en un momento de lucidez, como no de Aspas. El moañés aparcó su faceta goleadora para servir un perfecto centro al punto de penalti que Aidoo introdujo en el fondo de la red con un poderoso cabezazo. El primer gol del internacional ghanés no ha podido llegar en un momento más oportuno para el Celta y para un visiblemente aliviado Coudet.

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