El Celta pagó con una injusta derrota, la enésima en el Camp Nou, su falta de ambición en el arranque de partido. El conjunto celeste llegó al partido 45 minutos tarde, pero tuvo la virtud de reponerse al ataque de raquitismo sufrido en el primer cuarto de hora que permitió a los azulgranas adelantarse en el marcador y careció luego del acierto necesario para igualar la contienda cuando en el segundo tiempo acabó volcado contra el portal de Ter Stegen, que volvió a salvar a su equipo con tres o cuatro paradas formidables.

El Celta regaló el primer tiempo, pero tuvo el arresto y la ambición de ir a buscar al Barcelona en el segundo tiempo generándole un sinfín de problemas. El Camp Nou que tan felices se las prometía cuando Pedri abrió el marcador en el minuto 17 acabó pidiendo la hora. La transmutación sufrida por los celestes fue radical tras el intermedio. Hasta el descanso el Celta fue un equipo plano, carente de verticalidad, pero tuvo la capacidad y los arrestos para reaccionar hasta hacerse con el control del partido y acabar llevando al líder a empellones hasta la trinchera. Un repaso futbolístico en toda regla que no tuvo el premio del gol que el equipo vigués sin duda mereció.

Xavi desplegó una defensa de circunstancias con tres laterales zurdos y Piqué como único especialista en el eje de su desmochada zaga. Situó a Balde a pierna cambiada en la derecha, puso a Jordi Alba en el costado izquierdo y tiró de Marcos Alonso como central izquierdo, reservando a Eric García, su otro central sano, para el decisivo duelo europeo del miércoles contra Pero el Celta no sacó provecho de la situación. Los de Broggi, que ayer volvió a sentarse en el banquillo en ausencia de Coudet, salieron encogidos, con un exceso de cautela que hizo volar al Barça en el arranque del partido. Ni rastro de la intensidad con que habitualmente se aplica en la presión el grupo de Coudet, que se encerró en la caverna esperando acontecimientos y dejó a los de Xavi elaborar a su antojo.

El rival olfateó la sangre y al Celta le temblaron las piernas. El balón le quemaba en los pies a los celestes, más pendientes de quitárselo de encima de que intentar elaborar jugadas. Ni dos pases fueron capaces de conectar en un primer cuarto de hora lleno de sufrimiento, en el que el peligro sobrevoló constantemente el portal de Marchesín.

Antes de que Pedri inaugurase el marcador, el conjunto azulgrana había dispuesto de un puñado de ocasiones para batir al guardameta celeste, que de nuevo tuvo que tirar de épica para salvar al equipo. En el minuto 6, Ferrán Torres no engatilló de milagro un gran pase de Jordi Alba al punto de penalti; en el 10, Marchesín desvió con un mano portentosa un disparo envenenado de Raphinha en una falta ensayada; y en el 11, el portero celeste bloqueó con autoridad un blando remate de cabeza de Lewandowski, que ayer no compareció en el partido.

Con semejante aluvión, el Celta acabó perdiendo las compostura. Una pérdida en medio campo habilitó la galopada de Gavi, que centró al cogollo del área celeste. Unai falló en el despeje y la pelota quedó muerta para que Pedri, llegando desde atrás, la estampase contra el fondo de la red.

Hasta la primera media hora de juego, el equipo celeste no se aproximó hasta los dominios de Ter Stegen. Los celestes sufrían para conectar un par de pases , pero después del gol el Barça se conformó y se limitó a controlar el juego, sin correr riesgos. Tan solo Piqué generó algo de peligro a balón parado con un intencionado remate de cabeza a la salida de un córner se perdió cerca el palo izquierdo del marco celeste.

El guion del partido se transformó tras el intermedio. El primer aviso lo dio nada más echar a rodar el balón Óscar Rodríguez, que perdonó con la grada conteniendo el aliento un remate franco tras un gran servicio de Iago Aspas, cuya figura comenzó a emerger hasta hacerse enorme en el segundo tiempo. El Celta adelantó la presión muchos metros, reclamó la pelota y poco a poco fue haciéndose con el control del juego hasta convertir en comparsa al equipo de Xavi, que apenas logró articular un par de disparos contra la portería celeste en segundo tiempo agónico.

Camino de la hora de juego, Óscar Rodríguez dilapidó otra ocasión, si cabe más clara, al recoger con toda la portería a favor el rechace a un disparo previo de Gabri Veiga. Ter Stegen evitó por segunda vez en pocos minutos el empate.

Viendo la que se le venía encima, Xavi tiró de artillería. Entraron de una tacada Dembelé, Ansu Fati y De Jong, pero los cambios no mejoraron al Barça ni frenaron al Celta, que volvió a rondar el empate en una acción coral que Larsen culminó enviando el balón al fondo de la portería. Infelizmente, Munuera Montero anuló (correctamente) el tanto por fuera de juego de Javi Galán antes de asistir al noruego. Se le sigue resistiendo el gol a Larsen, que de nuevo estuvo anoche entre los mejores de los célticos.

Broggi no tardó en mover ficha. Entraron Solari y Carles Pérez por Larsen y Veiga y el Celta pareció estancarse, pero enseguida tomó de nuevo impulso. El técnico céltico quemó las naves con la entrada de Paciencia en el minuto 83 y el equipo celeste se desató en busca del empate. Aspas, en la primera oportunidad clara que tuvo en el partido, lo cortejó con un certero remate que Ter Stegen salvó con una parada inmensa, estirando al límite el pie en una acción de balonmano para conjurar el peligro. Mallo lo rondó luego con un disparo al lateral de la red. Casi a continuación, en un final de partido frenético , el equipo vigués dispuso de una doble ocasión que acabó con un remate de Paciencia a la madera.

Y todavía hubo tiempo para que Ter Stegen sacase otro balón de gol a Carles Pérez, aunque la acción fue posteriormente anulada por fuera de juego. Y así, con el Celta volcado y el Camp Nou pidiendo la hora y Xavi suspirando de alivio llegó un final inmerecido.