En el jardín de los fichajes de verano del Celta hay quienes han empezado a florecer en estos momentos. El partido ante el Betis, bueno por su resultado aunque muy justo por el desempeño, sirvió para que algunas de las incorporaciones subiesen sus prestaciones e incluso en algunos casos disfrutasen de sus mejores minutos desde que son jugadores del equipo vigués.

El ejemplo más evidente tal vez sea el de Marchesín. El nombre de Dituro, que dejó un buen recuerdo en los aficionados del equipo vigués, parece que empieza a apagarse. El domingo ya nadie se acordó de él. Marchesín vivió su mejor día como portero del Celta hasta convertirse en uno de los indiscutibles protagonistas de la victoria del equipo de Coudet. En el primer tiempo detuvo un mano a mano a Borja Iglesias con una gran utilización de su cuerpo para tapar la portería y en el segundo tiempo realizó hasta cuatro intervenciones de mérito. A eso hay que sumar su seguridad en el juego aéreo (aspecto en el que le va a costar alcanzar el nivel excelso de Dituro) y la tranquilidad que transmite a sus defensas.

Luca de la Torre también disfrutó al fin de un periodo de tiempo apreciable en un partido comprometido. El norteamericano jugó más de veinte minutos en el tramo delicado del choque, cuando el Betis había puesto cerco a la portería de Marchesín y el Celta sufría pese a la ventaja numérica. De la Torre, en esa fase del partido, fue el futbolista más vertical que tuvo el equipo vigués, el único que tuvo la intención de estirar al equipo y sacarle del atolladero en el que se fue encerrando con el paso de los minutos. Ubicado en el costado derecho, fue el futbolista que puso más coherencia con el balón. Después de semanas escondido en el banquillo, el internacional norteamericano ha demostrado que le puede dar cosas interesantes al equipo.

Con menos minutos en el campo, aunque en una situación parecida a la de Luca de la Torre, estaba Mingueza. El catalán, que ha tenido también escasa participación en esta temporada. ingresó en el tramo final del partido en sustitución de Hugo Mallo y puso su granito de arena en la resistencia final del Celta ante las acometidas del Betis. Le tocó bailar en muchas situaciones con Fekir y cumplió demostrando que es una alternativa válida (o incluso más que eso) para tres de las posiciones de la defensa.

El caso de Carles Pérez admite más matices. El catalán, llamado por sus características a convertirse en un jugador importante para este equipo, se hizo notar de forma importante en el partido aunque le faltó ponerle la rúbrica a muchas de aquellas acciones. Tuvo el gol tres veces en sus botas. Las tres acciones las fabricó de forma perfecta (sobre todo en la carrera en la que atravesó la defensa bética para plantarse ante Rui Silva) pero en todas ellas resolvió mal. O un defensa se cruzó a tiempo o eligió mal el epílogo. Más allá de eso es una buena noticia que Carles Pérez –el recambio utilizado por Coudet para jugar en la posición de Iago Aspas– comience a tomar protagonismo en el ataque vigués aunque el domingo haya dejado demasiados “uy” en la grada.

Los casos de los otros recién llegados que intervinieron en el partido se salen de esta ecuación porque se trata de futbolistas básicos en el esquema de Coudet y cuyo rendimiento estaba respondiendo conforme a lo previsto. Se trata de Unai Núñez –que firmó un partido bastante serio– y Larsen, que va camino de convertirse en una de las noticias de la temporada viendo el comportamiento que viene demostrando y los problemas en los que está metiendo a las defensas rivales que sufren para frenarle como se demostró ante el Betis donde sacó del partido a Luiz Felipe que era uno de los futbolistas que más habían gustado en el arranque de la temporada de los verdiblancos.