El destino alienta a Jorgen Strand Larsen al estrellato en Vigo y lo condena a un papel secundario en Noruega. El ariete ha recibido la bendición de técnico, compañeros y afición en sus primeras semanas como celeste. “Impacto brutal”, comentó Aspas de su debut. “Me ha sorprendido su carácter”, ha destacado Coudet, que suele recelar de la tópica frialdad nórdica. El argentino, tan cicatero con otros novatos, le ha concedido enseguida la titularidad, facilitada en parte por la lesión de Paciencia. Su buen rendimiento con el equipo celeste le ha granjeado la convocatoria con su selección absoluta. Pero para ocupar el banquillo, que le será difícil abandonar en la década que se avecina. Puede parecer descabellada una previsión tan rotunda en un mundo de metabolismo tan acelerado como el fútbol. Un nombre lo explica: Erling Braut Haaland.

El nacimiento determina, aunque lógicamente se ignoren las coincidencias humanas; tan lejanas aún las extrañas encrucijadas que les influirán. Larsen vio la luz en Halden el 6 de febrero de 2000. El 21 de julio de ese mismo año nacía Haaland en Leeds, donde jugaba su padre. Ambos se criaron en clubes noruegos (Sarpsborg; Bryne y Molde) y ambos emprendieron pronto la aventura en el extranjero. Larsen se fue al Groningen; Haalad, al Red Bull Salzburgo y posteriormente al Borussia Dortmund. Aunque diferentes en estilo, el moreno y el rubio se imitan en la estatura (1.93 y 1.94) y en la ubicación sobre el campo. Compartieron muchas veces vestuario en las categorías inferiores de la selección. La última vez había sido en la sub 18. Ha circulado con profusión esa foto en la que escuchan juntos el himno noruego.

Larsen intenta rematar. ANTONIO BRONIC

Sus trayectorias se han ido despegando, con mayor aprovechamiento de Haaland. Su traspaso al City por 75 millones lo ha consagrado como delantero de talla mundial. En la Premier suma ya once goles. El Celta ha pagado 11 millones por Larsen. En LaLiga ha impactado, pero sin estrenarse como goleador. “Debería haber marcado en los tres partidos que he jugado, para ser honesto. He tenido un poco de mala suerte, pero también ha habido un poco de incompetencia por mi parte”, ha confesado el celeste en conversación con Nettavisen Sport. “Estoy tan cansado cuando tengo ocasiones que a veces simplemente no estás lo suficientemente preparado, pero llegará”.

El seleccionador noruego no ha necesitado que marque para reclutarlo. Larsen ya había debutado con los mayores el 18 de noviembre de 2020, ante Austria, pero en un contexto especial. El positivo por coronavirus de Elabdellaoui y la ausencia de otros por precaución obligó a tirar de aspirantes. Dos años después ha regresado por méritos exclusivamente propios. “Le veo un gran futuro. Se ha vuelto más ágil, se mueve más rápido y ha tenido un buen comienzo en España. Estoy ansioso por verlo aquí”, explicó Stale Solbakken cuando pronunció su nombre.

Larsen se ha incorporado a una selección absoluta en la que Haaland acumulaba ya antes de ayer 20 internacionalidades y 19 goles. Al céltico no le carcome la envidia. En la prensa de su país ha hablado con naturalidad del talento de su coetáneo. “Éramos bastante similares”, ha recordado Larsen de aquellos dos adolescentes enjutos y larguiruchos. “Ahora ambos hemos ganado algo de músculo, pero yo diría que él es más fuerte que yo, así que tengo que ponerme al día. Es un monstruo y tengo mucho que aprender de él”.

Larsen ha podido comprobar de primera mano la brutal presencia de Haalad en los entrenamientos de esta semana. “Veo casi todos los partidos que juega, así que ya me he sorprendido lo suficiente como para seguir sorprendiéndome. Ha sido muy bueno durante años, pero no había estado en el campo de entrenamiento con él. Se puede decir con seguridad que cumple”, ha resumido.

La clave para su trayectoria internacional reside, al menos a corto plazo, en si Solbakken los considera compatibles. Haalad partió ayer, en un amistoso con Eslovenia, como único punta en un esquema 4-3-3. Marcó, pero los centroeuropeos remontaron (2-1). El seleccionador lo junto con Larsen en la segunda mitad como recurso de urgencia, sin fruto.

Ese rol no obsesiona a Larsen, a quien no aprieta el calendario internacional. Noruega no disputará el Mundial. El Celta es su actual prioridad como trampolín hacia todo lo que vendrá. “Soy un jugador con hambre”, se definió al llegar, y lo apuntala: “Ahora puedo concentrarme en lo que es importante, correr como un loco, tratar de ser un jugador de equipo y ganar partidos”.