Las acciones de estrategia ofensiva suelen aportar a los equipos un puñado de goles cada temporada y suponen un recurso sumamente aprovechable para hacer daño al contrario. No es así para el Celta, que presenta desde la pasada temporada un deficitario balance en acciones de pelota detenida.

El equipo vigués no se ha estrenado este curso su casillero de goles a balón parado y apenas pudo anotar dos el pasado curso en jugadas de estrategia. Tampoco Iago Aspas, otrora implacable lanzador de faltas, ha brillado en este apartado. El moañés lleva, de hecho, dos años sin anotar un gol de falta directa. Y no es que no lo haya intentado, pero Courtois, en el duelo contra el Real Madrid, y Mamardashvili, el pasado sábado en Mestalla se lo impidieron con dos paradas magistrales.

En acciones de pelota detenida ha rondado el gol en un par de ocasiones Jörgen Strand Larsen, que estrelló un balón contra la madera ante el Cádiz y se topó en Mestalla con el portero valencianista en otro gran remate. Mallo rozó también el gol a balón parado en un córner lanzado por Fran Beltrán, pero encontró el puño de Grbic.

Lo cierto es que el conjunto celeste tampoco sacó provecho de las acciones de pelota detenida la pasada temporada. Apenas dos goles, ambos tras un saque de esquina, con la firma de Santi Mina y Brais Méndez. El primero se produjo el pasado 25 de octubre en el Coliséum Alfonso Pérez tras remachar a la red Mina un balón peinado por Brais en el primer palo. Fue el primero de los tres tantos que el equipo celeste le endosó al Getafe. El último gol en una acción de estrategia se lo marcó Brais Méndez, de tacón, al Rayo Vallecano en Balaídos el 5 de febrero pasado, desviando magistralmente un centro raso de Denis al primer palo.

Más tiempo ha pasado aún desde el último gol de falta directa de Iago Aspas. La última diana en un libre directo se la marcó el delantero celeste al Valencia hace justamente dos años. El tanto sirvió para dar los tres puntos al conjunto celeste, que se impuso por 2-1.

Esa misma temporada 19-20, la estrella del Celta había rescatado un punto en Balaídos con otro gran gol de falta al Barcelona (2-2).

Desde su regreso al conjunto vigués, el goleador morracense ha anotado siete goles de falta directa de muy distinto pelaje. Al Sporting de Gijón (por debajo de la barrera), y al Espanyol en el curso 2016-17; al Deportivo en Riazor para completar un doblete en la campaña 17-18 y al Girona y al Villarreal en la temporada siguiente. Este último gol de falta frente a los amarillos tuvo un sabor especial tras la estelar reaparición del moañés para salvar al equipo después de estar tres meses lesionado.