El Celta vio volar dos puntos en su estreno liguero. Un partido que dominaba por 2-0 y que parecía controlado se le escapó en el tramo final de manera incomprensible. Dos geniales jugadas culminadas por Iago Aspas y Gonçalo Paciencia parecieron poner el partido a salvo, pero el tanto de Expósito y un penalti en el descuento cometido por Mingueza arruinó una buena tarde en la que los vigueses supieron remar cuando peor tenían las cosas.

En el primer tiempo el Celta había sido incapaz de soltarse de la tela de araña en la que le había enredado Diego Martínez. El técnico vigués, en su vuelta a los banquillos tras un año sabático que dedicó a mejorar su formación, planeó el partido de forma perfecta. Pese a su escasez de efectivos encontró recursos suficientes para hacerle daño al Celta. Eligió bien dónde presionar, cómo complicar la salida del balón y cerrar de paso los caminos que llevaban a Aspas. Sin muchas ocasiones, el partido se desarrolló siempre cerca de lo que había sido dibujado en la caseta del Espanyol. Poco dijo el Celta en ese primer tiempo, desconcertado y algo perdido, sostenido por la firmeza de Aidoo y la seguridad de Marchesín. Pero en el último minuto del primer tiempo se hizo la luz. Oscar Rodríguez encontró un pase magnífico al área, Solari realizó una dejada prodigiosa con la cabeza y Iago Aspas puso su dosis de magia. Un toque sutil, extraordinario, con la pierna derecha para ganar la acción al central y colocar el balón junto al palo derecho de Lecomte.

El gol reactivó al Celta que salió en el segundo tiempo como si no hubiese existido el partido. La ventaja alejó temores y refrescó las piernas. Todo lo contrario le sucedió al Espanyol que perdió el paso al choque. Por si fuera poco Coudet acertó al dar entrada a Tapia por Solari. De golpe mejoró la circulación del Celta, la salida del balón y la presencia en campo contraria. Todo sucedió de forma encadenada. Eso ayudó a la hora de presionar, de complicarle la vida al Espanyol y acortó las distancias para llegar al área contraria. En una de esas oleadas Paciencia descargó con acierto hacia la izquierda, Galán puso un buen centro y el portugués conectó un poderoso cabezazo en el segundo palo para poner el 2-0.

Los vigueses parecían tener todo controlado. Pero en el minuto 72 se le complicó la tarde con el gol de Expósito que apretaba el marcador en exceso. Coudet introdujo cambios para asentar al equipo y no dio la sensación de que el Espanyol tuviese mucho con lo que pelear. Pero el Espanyol encontró un tesoro en el último minuto del descuento. Mingueza golpeó a Joselu en el área por detrás y el VAR llamó la atención del árbitro que señaló la pena máxima. El delantero de Silleda se encargó de empatar y dejar al Celta con cara de circunstancias.