El fútbol pertenece a la gente. Ellos le dan sentido a las cosas. Con sus quejas, con sus aplausos, con su fe, con su entrega incondicional, con cada una de sus reacciones. Mantenerles siempre cerca debería ser un mandamiento sagrado en este mundo; alejarse, un pecado imperdonable. El Celta salió ayer de la burbuja en la que lleva demasiado tiempo encerrado y se encontró con el cariño de sus fieles que acudieron en masa a Balaídos para comprobar que los ocho fichajes anunciados en lo que va verano existen realmente y que no han sido producto de su imaginación ni una invención de Twitter.

Más de cinco mil aficionados hicieron cola alrededor de lo que algún día será la nueva grada de Marcador para saludar a los recién llegados y hacerles ver de que han llegado a un lugar especial. Había codazos entre los empleados del club que no imaginaban respuesta tan generosa de unos seguidores que, en cuanto asaltaron la grada de Tribuna acompañados por la actuación de Broken Peach, comprobaron que en el campo había más sillas de las necesarias. Los hubo que dedujeron que la tarde traía sorpresa. Más de uno imaginó que en el éxtasis de la tarde asomaría por el túnel de vestuarios una cara nueva, un fichaje extra para cerrar de forma perfecta la obra de teatro que se había montado en el estadio.

Gonçalo Paciencia sale al campo durante su presentación. | // JOSÉ LORES juan carlos álvarez

Fríos los futbolistas en su aparición. Algo de cansancio (minutos antes habían terminado de jugar un partido en Balaídos contra el filial), bastante de timidez y mucho de la propia naturaleza de los futbolistas. Seguían de forma disciplinada el guion que les habían explicado y escasearon en ese momento los gestos de complicidad –ninguno quiso apropiarse de la fiesta con un exceso gestual– hacia una grada que fue bastante homogénea en las ovaciones. Tal vez, Óscar Mingueza –pesa el pedigrí de La Massía– y Gonçalo Paciencia –que definitivamente ha entrado en Vigo con el pie derecho– hubieran ganado con el aplausómetro en la mano. En cualquier caso, difícil de apreciar para el oído humano.

Marchesín se hace una foto con un joven aficionado. | // JOSÉ LORES juan carlos álvarez

Banda sonora para cada jugador

Fonkid, dj de cabecera en el vestuario, acompañó la salida de cada futbolista con una canción diferente al gusto del interesado. Así fueron asomando por el vestuario: Williot Swedberg con la compañía de Post Malone, Luca de la Torre con los Beach Boys y su algo tópico “Surfin’ USA”, Óscar Rodríguez con Camarón de la Isla, Unai Núñez con Stromae, Óscar Mingueza con 2Pac, Agustín Marchesín con “Damas Gratis”, Gonçalo Paciencia con los Bee Gees y la contagiosa “Stayin Alive” y Carles Pérez con un clásico de Eurythmics.

Los futbolistas firman autógrafos a los seguidores al final del acto. | // JOSÉ LORES JOSÉ LORES

Un par de preguntas propuestas por los aficionados a cada uno mientras alguien sacaba de la escena la silla que sobraba y en la grada sonaron un par de aullidos de decepción. A Marchesín se le ocurrió elegir el asado por delante del pulpo a feira y la gente le recordó que puede parar un tranvía, pero que hay cosas que no se discuten en esta tierra. El meta tiene tablas y calle. “Pulpo, pulpo, pulpo...” exclamó con rapidez y a continuación describió el significado de la palabra “Afouteza” como si llevase toda la vida en el Celta: “Es el lema del club, significa compromiso, fortaleza, coraje...” Alguien había hecho claramente los deberes.

El meta tiene tablas y calle. “Pulpo, pulpo, pulpo...” exclamó con rapidez y a continuación describió el significado de la palabra “Afouteza” como si llevase toda la vida en el Celta

En ese momento se fueron soltando los futbolistas. Más allá de los lugares comunes, Williot Swedberg –con ese aspecto de Erasmus algo desconcertado– dijo que su Play aún seguía en Suecia y agitó a las masas al recordar que aquella era la mejor afición de Galicia. Mensaje que siempre funciona, claro. Luca de la Torre comentó que lucirá el 23 por Michael Jordan y el significado que en el deporte americano tiene ese dorsal y Mingueza siguió a lo suyo: desde que pisó Vigo es con diferencia el futbolista que más veces ha repetido la palabra Europa. El resto van con más tiento cuando se les plantea la cuestión; el catalán parece que va a jugar con el pasaporte en la mano.

Los jugadores responden a las preguntas de los aficionados. | // JOSÉ LORES juan carlos álvarez

Fotos, balones a la grada para buscar buenos blocadores entre los aficionados y lo mejor de todo, el momento en el que los futbolistas se fueron a la banda a firmar autógrafos, camisetas, a posar para centenares de selfies. Entusiasmo en las caras de los chavales –eran legión–, generosidad en los futbolistas y entrega absoluta en Carles Pérez, a quien se le hizo de noche firmando cualquier cosa que le pusiesen delante. Algo que antes era el pan nuestro de cada día y que ahora se ha convertido en un acto extremo. En ese momento se relajaron los gestos e incluso sonrió Luca de la Torre.

Salía la gente feliz de Balaídos, los chavales rebuscaban en las camisetas para comprobar que las firmas seguían allí y ya tomaban partido a la hora de fijar sus preferencias dentro de la plantilla. Un crío que apuraba el paso para cruzar hacia la pista de Balaídos junto a su padre avanzaba con el gesto algo crispado. “¿Pero cómo que no podemos venir el sábado...?” preguntaba con una mezcla de incompresión y enojo mientras su padre sabía que no tenía una respuesta válida para aquella pregunta. En eso consiste este cuento.