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En la risa y en el llanto

Sergio Álvarez y Toni Dovale, íntimos y héroes del ascenso de 2012, luchan juntos en recuperarse de sus lesiones

Joan Rodríguez fiscaliza los ejercicios de Sergio y Toni. MARTA G. BREA

Sergio Álvarez y Toni Dovale han conocido la gloria y la miseria. Se quieren en la salud y en la enfermedad. El Celta los unió y el amor los conserva. El portero catoirense, salvo por una breve cesión al Racing de Ferrol, resolvió su carrera en celeste. El centrocampista coruñés ha jugado en Estados Unidos, Chipre, Tailandia y Hong Kong. Jamás han perdido el contacto. Hoy se apoyan en la recuperación de sus lesiones de rodilla. Sergio, para disfrutar de una vida plena. Toni, para seguir jugando. Igual que compartieron la risa, como en aquel ascenso de 2012, comparten el llanto.

Sergio Álvarez, de 35 años, clausuró su carrera con 132 partidos en Primera, 19 en Segunda y 10 en Europa League defendiendo la portería adulta del Celta. La fractura de los dos meniscos de su rodilla derecha, con afectación del cruzado, precipitó su retirada en 2021. Toni, de 32 años, jugó 26 partidos en Primera y 46 en Segunda con el Celta. Se rompió el cruzado jugando para el Eastern chino. Juan José García Cota operó a ambos hace cuatro meses, con apenas una semana de diferencia. La lesión de Sergio ha resultado más compleja. Ambos avanzan en su rehabilitación.

Sergio Álvarez, Joan Rodríguez y Toni Dovale, en el gimnasio iFit en O Vao. MARTA G. BREA

A Sergio le aguarda un puesto en la estructura céltica. “O primeiro que quero é recuperarme ben; ter a miña vitalidade a tope para intentar axudar. O clube sempre me dixo que tiña as portas abertas”, conviene el arousano. Toni continuará su carrera. Hong Kong, fiel a su política de COVID cero, ha detenido la liga por una oleada de la pandemia. “Dentro de lo malo, tampoco hubiera podido jugar ningún partido. Tengo opciones de volver a algún club de allí, de otros países o de España. Llevo tiempo en competiciones asiáticas. Es un mercado atractivo. Pondré lo personal y profesional en la balanza”, indica.

El Eastern, tras la lesión, concedió a Toni permiso para rehabilitarse donde prefiriese. Él pensó en Vigo. Cota se encargó de la cirugía. El presidente del Celta, Carlos Mouriño, y el director general, Antonio Chaves, le concedieron acceso libre a las instalaciones de Afouteza. “Me transmitieron que estaba en mi casa y que podía utilizar todos los medios del club para recuperarme”, agradece. El jefe de los fisioterapeutas celestes, Ernesto Vieito, lo trató en las primeras fases. “Cota está pendiente de nosotros 24 horas al día. Ernesto pierde de estar con su familia por nosotros”.

En Afouteza ya se ejercitó con Sergio. Son amigos desde hace 15 años. Toni era un juvenil hospedado en la pensión que alojaba a los canteranos célticos. Sergio vivía cerca. Con el tiempo coincidirían en el primer equipo. “Fixemos unha relación moi boa”, describe el exportero. “Daquela eramos moitos canteiráns. Dos que conseguimos o ascenso a Primeira case todos eramos da casa e seguimos tendo relación: Dani, Vila, Álex, Borja... Toni foi e segue sendo un viaxeiro. Coñece medio mundo. Pero coas novas tecnoloxías é máis doado manter o contacto. Somos amigos, igual que as nosas familias”.

Sergio, en la eliminatoria de Europa League contra el Manchester United. RICARDO GROBAS

Ernesto Vieito, cumplida su tárea, encomendó a ambos a Joan Rodríguez. Fernando Vázquez lo reclutó como preparador físico del Celta en 2004. El catalán, tras el despido del santiagués, se radicó en Vigo por romance. Ha trabajado con innumerables clubes y deportistas. En su iFit, de O Vao, también gestiona el centro puente de la Fundación Isidre Esteve, dedicado a personas con discapacidad. Joan conocía bien a Sergio: “Yo era su taxista. Lo hablamos en broma”, revela Joan. “Él tenía 17 y estaba en la residencia. Ya entrenaba con nosotros. Yo lo subía en coche a A Madroa muchos días”. A Toni se lo ha encontrado en este trance: “Es muy majo, muy buen profesional. Los dos son perfectos a la hora de trabajar”.

Aunque indeseada, afrontan con pragmatismo la coincidencia de sus infortunios. “Son objetivos, evoluciones y ritmos diferentes, pero van muy bien los dos”, resume Joan. “Intentamos que haya tareas comunes, juegos y piques. Se divierten. Este centro es además un poco particular. Sergio, por ejemplo, ha coincidido con un profesor de educación física que tuvo y que ahora va en silla de ruedas. Eso les ayuda a relativizar sus lesiones”. Sergio confirma: “Estar un ó lado doutro permite levalo con máis alegría”. Toni completa: “Son sesiones muy largas durante muchos días. Tener un amigo íntimo contigo es fundamental. Te retas, te animas, te apoyas... Sergio, Cota y Ernesto me han dado mucha fuerza. En ningún momento te sientes solo”.

Toni reclama al árbitro en una visita del Celta al Sánchez Pizjuán. LOF. LA OTRA FOTO

“Unha lesión trae dores. E lle das voltas á cabeza”, explica Sergio. Sus charlas con Toni forman parte de la terapia. El arousano ha podido hablarle de ese territorio inexplorado en el que un deportista profesional se aventura cuando se retira. “O primeiro ano é duro”, conviene. “O meu non foi dun momento para outro, senón un proceso que fun asimilando. Botas en falta a rutina de tantos anos. Teño por sorte unha familia que me acompaña; unha peque de tres anos e un peque de dez meses, que non me deixan aburrir. Estou feliz de poder adicarlles tantas horas. Compensa”.

“Uno nunca está preparado. Me encuentro con compañeros que me dicen: ‘Soy entrenador o director deportivo porque ya no puedo jugar’. Es difícil sentir de otra manera estas sensaciones”, valora Toni. “Desgracidamente esto tiene una fecha de caducidad. Yo aún lo veo lejano. No lo he pensado demasiado”. Está preparado, sin embargo. Se licenció en Farmacia. Ha ayudado en la botica familiar durante la pandemia. “Me he formado y tengo otras inquietudes y curiosidades”, acepta. Sergio lo elogia: “Toni sempre tivo unha mentalidad clara. Pero aínda lle quedan moitos anos de fútbol”.

El deporte premia su pasión. El celtismo los retendrá en su memoria. Ambos protagonizaron el último ascenso, en 2012, y la milagrosa permanencia de 2013. Gestas compartidas que a Toni le recuerdan en sus visitas a Vigo: “Siento el cariño de la gente por la calle y del club. Todos los recuerdos de esa época son especiales. Me siento muy agradecido”.

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