Iago Aspas relevará la próxima temporada a Nolito como el futbolista más veterano de la plantilla del Celta. El moañés cumple en agosto 35 años sin que se haya percibido desgaste en su rendimiento que, lejos de decrecer con el paso del tiempo, ha mejorado con respecto a la pasada temporada. Pero, ¿tiene Iago fecha de caducidad? Él mismo insinuaba esta temporada que el final de su carrera no está muy lejano. “Me quedan un par de años de buen fútbol”, subrayaba el astro céltico meses antes de hacer historia en LaLiga conquistando su cuarto Trofeo Zarra. Seguramente será alguno más.

Al final, será el fútbol el que le dicte al jugador el momento idóneo para colgar las botas. Por el momento, tanto el Celta como el propio futbolista manejan la idea de que no será antes del año 2025. El mejor jugador de la historia del Celta será también el gran referente del equipo hasta después del centenario. Aspas concluye su actual contrato en junio del próximo año.

El goleador celeste espera una llamada del Celta para sentarse a negociar su renovación en la que, más que el salario, la cuestión clave será delimitar la duración del nuevo contrato. La idea que se maneja es que Aspas renueve por dos temporadas más, hasta junio de 2025, pero habría que definir si el vínculo laboral se prolonga directamente por dos años o si el segundo año puede estar condicionado a algún tipo de factor de rendimiento, como el número de partidos disputados. Lo que ambas partes tienen perfectamente claro es que las negociaciones van a ser poco más que un trámite.

Aspas volverá a ser el gran referente de la plantilla en una temporada marcada por la amplia remodelación de la plantilla que el Celta ha encomendado a Luis Campos y en la que habrá fichajes de muy diverso pelaje. Habrá muchas caras nuevas, pero lo que no va a cambiar es la influencia y el liderazgo de Iago. El moañés no tiene relevo ni se atisba un sucesor. Lo sabe bien Eduardo Coudet, que la pasada temporada persiguió obsesivamente al astro céltico para mantenerlo permanentemente enchufado. “A todos le meto el dedo en el culo, pero a Iago al que más”, certificaba antes de iniciar sus vacaciones el técnico celeste en un encuentro con periodistas.

El Chacho explicó que después de cada entrenamiento y cada partido le plantaba a Aspas sus estadísticas, qué había hecho bien y en qué debía mejorar porque lo necesitaba permanentemente activado. “Si él está bien, el equipo también lo está. Contagia a los demás”, relataba. Pero, ¿hasta cuándo le dará el físico para mantener el nivel? Resulta difícil precisarlo. Los años pesan en el deporte profesional, pero Iago mantiene camino de los 35 años un estado de forma envidiable, no ha sufrido lesiones importantes y mantiene intacta su sed de gol, como él mismo se empeña en demostrar cada temporada.

Siete años del mejor negocio de la historia del club

El pasado domingo se cumplieron siete años del mejor negocio de la historia del Celta: el regreso de Iago Aspas al club. El artífice de la salvación en el año del ascenso regresaba a casa después de su fugaz aventura en el Liverpool y el Sevilla para engrandecer su leyenda. El Celta lo vendió al histórico equipo inglés por 9 millones en el verano de 2013 y lo recuperó dos años después pagando 5 millones al Sevilla. Los 5 millones mejor invertidos en los casi 100 años de historia del club. El rendimiento de Aspas no ha parado de crecer desde su regreso. En este tiempo ha promediado 17, 2 goles por temporada y es el único futbolista español y uno de los pocos delanteros de las grandes ligas europeas que presume de haber sido capaz de anotar 14 o más goles en las cinco grandes ligas europeas durante siete temporadas consecutivas. Pese a su paso de puntillas por la selección española, donde ha sido injustamente relegado a un segundo plano –nadie comprende a estas alturas cómo no ha disputado un solo partido completo con el equipo nacional–, el crack moañés lo ha sido todo en el Celta, al que ha llevado a sus más altas cotas deportivas en los últimos años. También lo ha salvado repetidamente de la tragedia del descenso. Sus doblete al Alavés cuando todavía militaba en el filial y su providencial reaparición para liderar la memorable remontada ante el Villarreal que salvó al equipo de la quema o los goles que evitaron la tragedia hace un par de campañas permanecen grabadas a fuego en la memoria del celtismo. Desde Hermidita, cuyo registro goleador en Primera División ha superado hace ya algún tiempo, Pahíño o Mauro, el Celta no daba un goleador semejante. Iago es irrepetible, para muchos, el mejor jugador del Celta desde su creación hace casi un siglo.