El futuro de Denis Suárez está en gran medida por desentrañar. Su salida del Celta se da por segura este verano, pero falta por concretar cuál será su próximo destino y cuánto dinero va a percibir el club por el traspaso del canterano. En las últimas horas, la situación del centrocampista salcedense se ha vuelto un tanto confusa debido al discordante relato que las partes hacen del interés de terceros por hacerse con sus servicios.
El periodista Gerard Romero, amigo del jugador que el pasado fin de semana ofició la boda de éste con la influencer Nadia Avilés, informó ayer en Jigantes TV de que el Celta ha recibido ofertas por Denis del Betis, el Lazio, el Fiorentina y el Villarreal, detallando que el club sevillano ofrece dos futbolistas (sin concretar quiénes) como moneda de cambio. El Celta, añade en esa información, pide entre 5 y 7 millones por su traspaso.
Desde la Calle del Príncipe, sin embargo, se niega la mayor. El Celta afirma que, hoy por hoy, no ha llegado una sola propuesta en firme por Denis y se muestran escépticos sobre el interés de los equipos con los que se ha relacionado al jugador. Recuerda, en este sentido, el club celeste que no es la primera vez que al de Salceda se le vincula en los últimos meses con algún equipo importante en el fútbol europeo, pero la realidad es que ningún club ha puesto sobre la mesa una oferta en firme para comprarlo.
En A Sede no dudan de que Denis tenga mercado y la buena campaña firmada por el salcedense refuerza este convencimiento, pero les gustaría que este interés se concretarse en alguna propuesta formal, algo que por el momento no ha sucedido y que el club aguarda como agua de mayo con la esperanza de obtener el mayor rendimiento económico posible por un jugador al que ya se considera amortizado.
El hecho de que hubiese varios equipos interesados en fichar a Denis favorecería los intereses del Celta en un proceso de negociación que se adivina largo y complejo. Con varios licitadores a la puja, la entidad que preside Carlos Mouriño podría ver incrementada la cantidad a percibir por la venta de un futbolista que el propio club ha devaluado al ponerlo en la disyuntiva de elegir entre la puerta o la grada.
El problema es que club comprador sabe de la necesidad que el Celta tiene por vender a un futbolista que no va a utilizar y tiene uno de los sueldos más altos de la plantilla y tratará de aprovechar esta circunstancia para llevárselo a un precio muy por debajo de su valor real de mercado.
El tiempo corre en contra del Celta, que tendrá que negociar en posición de desventaja con creciente pérdida de fuerza en la negociación a medida que avancen las semanas.
Una vez asumido que su paso por el Celta es historia, los intereses de Denis pasan por encontrar un equipo que el próximo curso dispute competición europea, preferentemente la Liga de Campeones. Al jugador le gustaría seguir en España, pero tampoco ve con malos ojos probar fortuna en el extranjero, si el proyecto le resulta lo suficientemente atractivo.
Denis ha estado hablando con diferentes clubes en las últimas semanas con la idea de lograr la mejor oferta económica posible. No hay que olvidar que el futbolista, de 28 años, afronta posiblemente el que será el último gran contrato y cuando firmó por el Celta hace tres veranos Denis ya accedió a rebajarse de forma considerable el salario que percibía en el Barcelona para que el club celeste pudiese cuadrar los números. Carlos Mouriño le agradeció repetidamente este esfuerzo al salcedense antes de que el caso Bugarín hiciese saltar por los aires la relación entre ambos a finales del pasado mes de julio.
La falta de comunicación entre el jugador y el presidente ha marcado desde entonces su relación. Desde que Mouriño exigió durante un acto con canteranos que Denis rompiese con la agencia que le representa, Intermedia Sport Player, de la que es en parte propietario, el presidente y el jugador no han vuelto a dirigirse la palabra. La línea roja estaba trazada y el ofrecimiento del salcedense de negociar personalmente con el Celta, al margen de su agencia, fue desoído por el presidente. Esta negativa fue interpretada por el futbolista como una excusa para forzar su salida y ahorrarse los dos años que le restaban de ficha con uno de los salarios más altos de la plantilla.
