En el mundo del fútbol, las victorias son la mejor medicina para olvidar una derrota dolorosa. La sufrió el Celta el 5 de enero en Copa del Rey ante el Atlético Baleares, cuando quedó apeado en dieciseisavos de final de un torneo al que la plantilla y el cuerpo técnico le tenían muchas ganas. Una eliminación que escoció y mucho en el vestuario. Acto seguido, todavía en shock, llegó la derrota en San Sebastián contra la Real Sociedad en uno de los peores partidos del curso. Sin embargo, han sido dos borrones en mitad de un gran mes para el Celta, que ahora ve con optimismo lo que se le avecina en las próximas semanas.
El buen hacer en el campeonato doméstico, donde el equipo ha conseguido diez de los últimos quince puntos en juego, le ha aupado en la clasificación, no tanto en cuanto al puesto que ocupa pero sí respecto a la distancia que tiene con los equipos que ocupan las posiciones europeas. El conjunto del Chacho Coudet ha dejado de ver con temor hacia la zona baja de la tabla para hacerlo con ambición hacia la parte alta. En su mira actualmente se encuentra el Villarreal, séptimo clasificado con cinco puntos más que los vigueses, una distancia minúscula en una liga tan igualada como la española.
Todo se debe al cambio de imagen que dio el equipo tras el encuentro en Balaídos ante el Valencia y que cayó del lado visitante tras dos errores groseros de la zaga celeste. Aquel día el entrenador argentino abroncó a los suyos y les pidió un cambio de mentalidad y juego si no querían tener problemas en la segunda mitad de la temporada. Dicho y hecho. El Celta ya mejoró su imagen cinco días después en Mallorca, donde tan solo la falta de puntería le privó de conseguir los tres puntos. Era el inicio de una nueva etapa.
El conjunto vigués terminó el año con una contundente victoria ante el Espanyol (3-1) en un partido que los celestes dominaron de principio a fin. El 2022 no pudo comenzar mejor. Visitaban los de Coudet el campo del Betis, tercer clasificado del campeonato, y lo hacían tras haber tenido durante la semana casi una decena de bajas por COVID. No les importó y los jugadores dieron un paso al frente con un destacado triunfo (0-2). Luego llegaría la ya mencionada semana negra, de la que la plantilla se rehizo en los dos últimos compromisos ligueros ante Osasuna en casa (2-0) y Sevilla fuera (2-2).
El optimismo que hay en el vestuario celeste no llega solo por los buenos resultados obtenidos, sino por la sensación de que el equipo por fin está mostrando su mejor versión de juego. Además, el calendario ahora da un respiro con dos semanas de parón y tan solo cuatro encuentros en el mes de febrero. Precisamente esos partidos son los que tiene marcados en rojo la plantilla para intentar definir los objetivos que abordar en el último tramo de campaña.
Rayo Vallecano en casa, Cádiz fuera y Levante de nuevo en Balaídos son los tres próximos choques que tendrán los de Coudet. Dos de los equipos se encuentran en la zona baja, mientras que el conjunto madrileño, muy fuerte cuando juega en Vallecas, baja su rendimiento a domicilio. Aunque en el vestuario no quieren hablar de algo que no sea el duelo ante los de Iraola, ya que la filosofía sigue siendo la de ir partido a partido. La misma mecánica que utilizaron la temporada pasada con muy buenos resultados y que esperan repetir en la presente.
Otro de los aspectos en los que espera poder marcar la diferencia el conjunto celeste en los últimos cuatro meses de competición es el tema físico. El cuerpo técnico diseñó una pretemporada de lo más exigente en ese apartado, circunstancia que se pudo ver en los partidos de pretemporada, donde los jugadores mostraron una versión fatigada. Todo estaba medido. Coudet y sus ayudantes le dan una especial importancia a la condición física de sus futbolistas, sobre todo por el modelo de juego de presión alta que proponen. La carga hecha en verano debería empezar a dar sus frutos a partir de ahora, cuando bastantes equipos de la Liga continúan inmersos en competiciones europeas y/o en la Copa.
Precisamente la eliminación en el torneo del KO fue una piedra inesperada en el camino, sobre todo tras el aviso recibido un año antes en Ibiza. Ante el Atlético Baleares al equipo no le salió el encuentro previsto y se encontraron con una eliminación que hizo mucho daño pero que ya quedó atrás. La plantilla ha transformado ese dolor en motivación para hacer un gran papel en Liga, donde todavía sueñan con poder escalar posiciones y pelear por una clasificación europea. El Chacho, además, tiene entre ceja y ceja el objetivo de terminar la temporada con más puntos que la 20/21, donde se quedó a las puertas de la séptima plaza. De momento va por buen camino, ya que el club suma un punto más que el último ejercicio a estas alturas. El vestuario ve con optimismo el horizonte y no se pone límites.
Once jugadores por encima de los 1.000 minutos
No es muy dado Coudet a hacer rotaciones en sus alineaciones. De hecho, sin ir más lejos, el argentino repitió once ante Osasuna y Sevilla en dos partidos que se jugaron con apenas tres días de diferencia. Entre los 21 futbolistas que conforman la plantilla celeste, tan solo once superan la barrera de los 1.000 minutos en Liga. Dituro, que lo ha jugado todo, encabeza la lista con 1.980, seguido muy de cerca por Javi Galán, que tan solo se perdió la última media hora en el encuentro ante el Rayo Vallecano. Completa el podio Iago Aspas, con 1.692 minutos sobre el césped. Los siguientes en la lista son Brais Méndez, Santi Mina, Denis Suárez, Néstor Araújo, Fran Beltrán, Hugo Mallo y Aidoo, titulares habituales con el Chacho. Llama la atención el caso de Nolito, que roza los 1.000 minutos disputados pero que es el único jugador que hasta la fecha ha participado en todos los encuentros disputados por el conjunto celeste.