El COVID está poniendo cualquier planificación deportiva patas arriba. Los equipos de fútbol no están siendo ajenos al avance de contagios experimentado en España durante las últimas semanas y son numerosos los casos de positivos que hay en el fútbol español. El Celta, por ejemplo, es uno de los más afectados con hasta nueve jugadores en cuarentena, lo que dificulta la preparación de un partido y, sobre todo, las convocatorias que tenga que hacer Eduardo Coudet en los próximos compromisos.

Aquí cobran especial importancia los distintos filiales, llamados a nutrir con sus futbolistas a los equipos de Primera División. En el caso de la entidad celeste, el suyo ha experimentado una profunda transformación en los últimos años. En la actualidad tan solo cuenta con seis jugadores gallegos, siendo la inmensa mayoría fichajes de otros equipos del territorio nacional, algo que ha generado no pocas polémicas entre la afición. Carlos Mouriño, presidente de la entidad, aclaró meses atrás que este cambio se debió a la creencia de que así el segundo equipo estaría más preparado “para competir”. Pues llegó la hora de poner a prueba la decisión tomada en A Sede.

No son muchos los jugadores que están a las órdenes de Onésimo y que a la vez han tenido presencia en la élite. A excepción de Carlos Domínguez y Gabri Veiga, ya en dinámica del primer equipo desde hace más de un mes, el puñado de futbolistas del B que ha disfrutado de minutos en el fútbol profesional es muy escaso.

Jordan Holsgrove disputó la pasada campaña seis compromisos a las órdenes de Coudet e incluso anotó un gol en la dura derrota ante el Ibiza en Copa. También Alfon tuvo minutos hace unos meses en tres partidos oficiales. Los canteranos Íker Losada (cuatro encuentros), Miguel Rodríguez (cuatro encuentros) y Lautaro (tres encuentros) son los otros futbolistas con algo de experiencia.

Existen otros casos en los que los jugadores con ficha del filial han ido convocados con el primer equipo pero sin disfrutar de minutos. El más llamativo es el del capitán Diego Pampín, uno de los referentes del Celta B las últimas temporadas. Misma situación que comparten Medrano, Gaizka Campos o Coke