El fútbol es un deporte colectivo hasta que llega una pandemia mundial y cambia las reglas de todo. Los jugadores del Celta entrenarán el próximo lunes de manera individual a la espera de los resultados de los test PCR que se realizarán ese mismo día. De ser todos ellos negativos, al día siguiente ya podrán realizar una sesión normal, pero con varios positivos el fútbol individual puede alargarse algunos días más, algo que temen tanto los futbolistas como el cuerpo técnico.

No sería una novedad para muchos de los integrantes de la actual plantilla celeste. La mayoría ya tuvo que entrenar de esta manera en las primeras sesiones tras el confinamiento de 2020. Repartidos en varios campos y en turnos de no más de tres jugadores, los futbolistas saltaban al campo con un único balón que solo ellos podían tocar. Ni pases al compañero ni nada que obligase a algún tipo de contacto. Por suerte para ellos, la medida no duró mucho y a los pocos días los grupos fueron ampliando de número y las interacciones, siempre con precaución, ya estaban permitidas.

Los que vivieron aquella época la recuerdan con bastante desagrado y por nada del mundo quieren volver a ella. Jugar al fútbol de manera individual es incomprensible porque es un deporte concebido para que participen varias personas.

Además, las restricciones iban mucho más allá de lo puramente futbolístico. Los jugadores bajaban de sus coches y entraban directamente al terreno de juego, camino inverso que recorrían una vez que finalizaba la sesión. Sin gimnasio, sin cuartos de baño, sin comedor... Sin ganas se quedaron de todo aquello.

La pandemia ha vuelto estas semanas con fuerza y el temor a que el fútbol se vuelva a convertir en un deporte individual vuelve a estar presente.