Balaídos fue por primera vez esta temporada un mar en calma por el que el Celta pudo navegar con tranquilidad. Los celestes necesitaron llegar hasta diciembre para afrontar un encuentro sin sobresaltos, siguiendo la hoja de ruta marcada por Coudet. Reconquistaron los vigueses su feudo frente al Espanyol. No regalaban una victoria a su afición desde finales de septiembre con aquel gol sobre la bocina de Denis al Granada. La espera se ha hecho eterna pero el triunfo se ha disfrutado por partida triple gracias a los goles de Mina, Aspas y el propio Denis. Tantos que sirvieron al Celta para espantar los fantasmas de Balaídos y doblegar a un Espanyol que nunca llegó a conectarse con el encuentro. Con estos tres puntos, los celestes ponen tierra de por medio con la zona de descenso y se comerán las doce uvas en la parte tranquila de la clasificación. En el primer partido del año esperará el Betis en el Villamarín.

Pocas veces un partido dibujado en una pizarra se reflejó con tanta precisión sobre el césped. El fútbol vertical y la presión a todo el campo de Coudet fueron demasiado para un Espanyol incapaz de sentirse cómodo y que permitió demasiadas facilidades a los locales. El partido se puso cuesta arriba para los pericos en el inicio de cada parte con dos fogonazos. Muchos celtistas ni se habían acomodado en sus asientos cuando Santi Mina se fabricó su gol. El delantero recibió de espaldas en el balcón del área, se giró, se asoció con Aspas y tras la pared resolvió frente a Diego López. Una jugada de manual, de esas que se practican cientos de veces en los entrenamientos. Con ventaja en el marcador, el Celta se sintió más suelto para jugar sus mejores cartas. Presión adelantada, posesiones verticales e intercambios constantes de posiciones. Un escenario idóneo para que Aspas y Brais Méndez se adueñaran del encuentro mientras Tapia cerraba todas las puertas a los atacantes pericos.

Brais Méndez se fue a su casa sin un gol al que opositó con ahínco. La primera de sus ocasiones fue minutos antes del descanso con una rosca endiablada desde el vértice del área que se escurrió a escasos centímetros del palo derecho. En una noche como esta también debía aparecer Matías Dituro. Justo antes de irse ambos equipos a vestuarios, el argentino resolvió con una parada de puros reflejos un chut de Javi Puado. Fue el único acercamiento peligroso que concedió el Celta.

El comienzo del segundo periodo fue un calco del anterior. Denis Suárez, que acababa de entrar, hizo llegar la pelota a Aspas al lateral del área y el moañés obró su magia. Control y golpeo con música al palo contrario. Imposible para Diego López. A partir de ahí fue un monólogo del Celta, aunque la sentencia no llegó hasta los minutos finales. Los de Coudet ofrecieron una lección de cómo aprovechar los espacios mientras el Espanyol no sabía si juntarse o salir. Y así llegaron otras dos ocasiones para Brais, una tras una bonita combinación de todo el frente de ataque y otra con una jugada individual para quitar el hipo: sombrero, conducción, bicicleta y zurdazo que otra vez salió a centímetros del poste. Denis Suárez cerró el partido en el 82 tras recibir una asistencia de Mallo. Eso sí, el mejor gol de la noche lo anotó el Espanyol con un chupinazo de Loren Morón desde el centro del campo que sorprendió a Dituro, un tanto adelantado. Victoria para cerrar el 2021 y sembrar buenas sensaciones para todo lo que viene en 2022.