Las primeras eliminatorias de Copa suelen dejar alguna que otra sorpresa y no quería el Celta ser una de ellas. Comentaba Coudet en la previa que el equipo se tomaría en serio el partido, respetando al rival y con la clara intención de no sufrir ante el modesto Ebro. Y así fue. El guion de partido del conjunto vigués pasaba por tener paciencia mientras le durase la gasolina al equipo local, intentar aprovechar alguna de las primeras ocasiones de las que dispusiese y no cometer errores absurdos que pudiesen causar un disgusto. Salió perfecto.

Dominio estéril

La lógica marcaba que fuese el Celta el que se hiciese con el control del balón desde el pitido inicial mientras el Ebro se replegaba a la espera de cazar una contra con la que amenazar la portería de Rubén Blanco. Sin embargo, la posesión fue estéril en los primeros compases, con un juego lento y previsible por parte de los jugadores celestes, que abusaron del pase horizontal entre centrales y que lamentaron la falta de creatividad en un doble pivote formado por jugadores de músculo como son Okay y Tapia. Tampoco ayudaron la escasa participación en el primer cuarto de partido de los jugadores de banda, bien cubiertos por los laterales contrarios, ni la falta de desmarques en profundidad que ofrecían Baeza y Galhardo, las referencias ofensivas del equipo.

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La goleada del Celta frente al Ebro en el estreno en Copa del Rey, en imágenes LOF

Se rompe Galhardo

A punto estuvo Thiago Galhardo de estrenarse como goleador con la camiseta del Celta en el primer minuto de partido. El ariete brasileño se internó en el área tras ganarle la posición al defensa local y su disparo salió desviado a escasos centímetros de la portería del Ebro tras una gran intervención del portero Rubén. Sería casi la única acción del delantero del equipo vigués, que tuvo que retirarse lesionado a los veinte minutos tras notar un pinchazo en su muslo derecho y que podría tenerle de baja para lo que resta de 2021 justo cuando se encontraba en su mejor momento de forma.

Cervi se reivindica

Estas primeras rondas de Copa están marcadas en rojo para que aquellos futbolistas menos habituales demuestren al entrenador que merecen mucho más en LaLiga. Y si alguien lo hizo ese fue Franco Cervi. El argentino, mucho más aclimatado ya a las exigencias de Coudet, está comenzando a mostrar parte de las cualidades que lo trajeron a Vigo. Ayer fue el mejor sobre el césped de La Romareda y en la segunda parte pudo demostrar algo que los aficionados desconocían hasta la fecha: su olfato goleador. El hábil extremo anotó dos tantos entrando desde el costado izquierdo y cruzando el balón al palo largo.

La actitud no se negocia

Pese la diferencia de categoría entre ambos conjuntos y el marcador favorable, los hombres de Coudet no mostraron un ápice de relajación en el segundo tiempo. El Celta siguió ejerciendo de dominador absoluto y buscó, sobre todo en los primeros compases, la portería rival. El entrenador argentino siempre ha destacado lo importante que es la actitud para que su idea se impregne en sus jugadores e incluso en un partido muy favorable para los intereses celestes ninguno se relajó.

Paso a la cantera

Entre los numerosos cambios que preparó Coudet, sobre todo para darle minutos a los menos habituales, la cantera siguió muy presente. Carlos Domínguez y Gabri Veiga, los dos jugadores del filial que viajaron con el primer equipo, disfrutaron de minutos. El primero de ellos fue titular y el segundo disputó la última media hora.

Plácido debut de Rubén

El partido también dejó el debut de Rubén Blanco esta temporada. El portero celeste era el único jugador de la primera plantilla que no había tenido minutos hasta la fecha. Su partido, el primero desde que se lesionase en Huesca hace ya ocho meses, fue muy plácido ya que el Ebro apenas inquietó el área céltica durante los noventa minutos.

Ni el más mínimo riesgo

Con el partido resuelto y a falta de veinte minutos para el final, el ritmo de ambos equipos cayó en picado. Coudet no quiso correr ni el más mínimo riesgo y retiró del terreno de juego a Santi Mina, que había recibido ya un par de golpes en la segunda mitad y que a corto plazo se queda como la única referencia en punta junto a Iago Aspas tras las molestias de Galhardo.