Eduardo Coudet, el Chacho, ha sacado el látigo. Tras una primera jornada destinada a pruebas médicas, trabajo físico y una leve toma de contacto con el césped, el entrenador del Celta fustigó ayer al plantel con una agotadora segunda sesión de entrenamiento. “Estamos fundidos”, constató ayer , entre risas el capitán, Hugo Mallo, a la conclusión del trabajo.
Es de sobra conocida la exigencia física con que el preparador argentino prepara sus entrenamientos. El Chacho quiere que sus equipos “corran” y la presión alta que practican sus futbolistas y la agresividad que les reclama en el juego sin balón requiere de una finura física que el técnico trabaja de forma casi obsesiva.
Su primera medida nada más hacerse cargo del equipo en sustitución de Óscar García fue aprovechar el parón de selecciones del mes de noviembre para someter a sus jugadores a una intensa minipretemporada que no tardó en trasladarse al juego. Y a los resultados. De la noche a la mañana, transformó al Celta en otro equipo.
En su primer proyecto desde cero y con altas expectativas por el formidable rendimiento ofrecido el pasado curso prácticamente desde su llegada, el Chacho ha redoblado, si cabe, la exigencia física, para que sus pupilos lleguen al duelo inaugural de LaLiga frente al Atlético de Madrid en plenitud de facultades.
“Están siendo sesiones muy duras, muy complicadas pero sabíamos que nos iba a tocar esto. Todas las pretemporadas son duras. Esta está siendo, quizás, un poco más”, confesó el capitán.
El trabajo comenzó, en realidad, nada más concluir el pasado curso. Los jugadores celestes se fueron de vacaciones con deberes.
Los preparadores físicos, Octavio Maneray Guido Cretari, diseñaron para los 43 días que el plantel ha estado de vacaciones un exigente y personalizado plan de trabajo que requería atención diaria y los jugadores debían observar a rajatabla. Y han cumplido con la tarea, según confirmó el capitán celeste. “Teníamos un trabajo previo para hacer en verano y creo que los compañeros se han portado bien. Hemos hecho todo al pie. Está costando, pero se está llevando”, explicó Mallo.
La exigencia física de los entrenamientos se acrecentará en los próximos días y tendrá continuidad a partir de la próximas semana en la concentración de Marbella.
El plan semanal de trabajo dado a conocer por el club a mediodía de ayer contempla tres dobles turnos de entrenamiento. Hoy, mañana y el viernes, el equipo duplicará sesión (desde las 9.00 horas por la mañana y a partir de las 17.00 por la tarde) y solo el sábado, víspera del viaje a la ciudad malagueña, los jugadores solo celebrarán un solo turno matinal.
Emre Mor, con faringitis
La jornada de ayer en la ciudad deportiva contó con una nueva baja, la de Emre Mor. El atacante tuvo que guardar reposo domiciliario por causa de una faringoamigdalitis aguda, según recoge el parte médico facilitado ayer por el club.
La baja de Mor se sumó a la de Denis Suárez, que no ha podido iniciar los entrenamientos con el resto del grupo por haber dado positivo en coronavirus en las pruebas PCR a las que fue sometida el pasado sábado la plantilla.
El centrocampista salcedense tendrá ahora que guardar al protocolo anti-COVID de LaLiga con un aislamiento domiciliario de diez días y pasar dos pruebas PCR negativas antes de reintegrarse al grupo. Se le espera ya en Marbella.
La segunda jornada de entrenamientos dejó, por otra parte, buenas noticias en torno a la recuperación de Rubén Blanco. El portero podrá eludir el quirófano si no se produce ningún retroceso en las próximas semanas. Blanco se ejercita por el momento de forma individual, aunque los últimos entrenamientos los ha completado “sin limitaciones”.
