Balaídos y el resto de campos de fútbol y canchas del baloncesto profesional regresarán a la normalidad la próxima temporada, aunque el aforo en estos recintos lo decidirá finalmente cada comunidad autónoma y con el uso de mascarilla cuando no haya distancia de seguridad. Tras la experiencia con 2.600 espectadores en el coliseo vigués durante el partido Celta-Betis que cerraba el pasado curso, con el comienzo de la Liga a mediados de agosto se retomará la normalidad. Hasta ese momento habrán pasado 540 días desde la última vez que el celtismo pudo presenciar con normalidad un partido de su equipo en directo. Fue el 22 de febrero de 2020 frente al Leganés (1-0, con gol de Aspas). Con la pandemia llegó el estado de alarma y el cierre del estadio durante 24 partidos del campeonato regular. Ayer, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, anunciaba la apertura total de las instalaciones tanto en el fútbol como en el baloncesto profesional.

“Volvemos a la normalidad en cuanto a la afluencia de público para el comienzo de la Liga de fútbol y de la ACB”, dijo Arias, después de que el Ejecutivo aprobara un real decreto que modifica la ley de medidas urgentes de prevención, contención y coordinación para hacer frente a la pandemia aprobada en marzo y que suprime el artículo (15.2) que afectaba a la presencia de espectadores.

No obstante, y tras lo aprobado ayer para flexibilizar el uso de mascarillas, el público tendrá que seguir usándola al aire libre cuando no haya distancia de seguridad en los campos de fútbol y en las canchas de baloncesto al ser recintos cerrados. Unos y otros ya pudieron abrir parcialmente y con muchas restricciones sus puertas, después de catorce meses completamente cerrados, al final de la temporada que acaba de terminar, para las dos últimas jornadas de Primera, las cuatro últimas de Segunda, además de las eliminatorias de ascenso, y lo que quedaba de la ACB.

Reclamada con insistencia tanto desde la patronal de fútbol como desde la de baloncesto, el Gobierno dio su autorización el pasado 12 de mayo, pero condicionada a la situación de cada región. La luz verde se dio para aquellas que se encontraban en fase uno de la pandemia, con una incidencia acumulada menor a cincuenta.

Valencia y Galicia fueron las comunidades beneficiadas. Los primeros encuentros de fútbol que volvieron a tener público fueron Valencia-Eibar, Villarreal-Sevilla, Castellón-Ponferradina y Lugo-Mirandés, además del Celta-Betis, Elche-Athletic y Levante-Cádiz.

Las condiciones para ello fueron de un aforo del 30 por ciento de la capacidad del estadio, con un máximo de 5.000 espectadores locales para evitar desplazamientos, además de una distancia de 1,5 metros de izquierda a derecha y de delante a detrás entre espectadores.

La sectorización de los estadios para que las entradas y salidas se hicieran de forma escalonada; la toma de temperatura al acceder, con mascarilla FFP2 sin válvula y la prohibición de beber, comer y fumar fueron otras de las exigencias.

El 17 de mayo se concretó la forma en la que el público volvería a las canchas de baloncesto, con un 25 por ciento de aforo, un máximo de 1.500 personas y las mismas exigencias. El Gobierno también autorizó la presencia de 16.000 espectadores para los partidos de la Eurocopa que la Roja disputó en Sevilla. Ahora se quiere recuperar la normalidad perdida por el coronavirus.