Un imponente Celta, generoso en el esfuerzo, grácil con la pelota y eficaz en la finalización, alimentó su sueño europeo en la Cerámica con un incontestable triunfo frente finalista de la Europa League en un duelo vibrante que el deficiente arbitraje de Medié Jiménez no logró deslucir.

Aunque el equipo vigués se benefició de un dudoso penalti de Asenjo a Hugo Mallo y que la interpretación del VAR, que no apreció una falta previa de Nolito le favoreció en el gol que abrió marcador, el grupo de Coudet ofreció sin Iago Aspas todo un ejemplo de ambición y madurez para encarrilar el choque con un doblete de un inmenso Santi Mina y un gol de penalti de Brais, en un gran primer tiempo, ampliar su ventaja tras el intermedio con una contra letal que Solari convirtió en el cuarto y contener daños para gestionar inteligentemente su ventaja cuando Unai Emery recurrió a todo su arsenal en busca de la remontada y la absurda autoexpulsión de Facundo Ferreyra obligó a los celestes a defender en la trinchera.

La plaga de lesiones musculares que afectó a la columna vertebral del equipo no pasó factura al Celta. Aunque Coudet se dejó a Iago Aspas y Joseph Aidoo en el banquillo e introdujo seis cambios en el once (el más llamativo el del debutante Carlos Domínguez), el conjunto celeste se sacudió los complejos y entró en el partido con viento huracanado: presionó con voracidad la salida de pelota amarilla, imprimió con ligereza y verticalidad al ataque y encontró pronto el gol tras rondarlo en varias oportunidades.

Aunque Villar sacó un disparo de Moi Gómez antes de cumplirse el primer minuto, fue el Celta el que acaparó las acciones de mayor peligro en un eléctrico arranque de partido. El primer aviso lo dio Brais, que firmó uno de los mejores del curso en su improvisado papel de delantero, en un saque de esquina certeramente lanzado por Denis. El mosense atacó con decisión la pelota en el primer palo obligando a lucirse a Asenjo.

Nolito cortejó casi a continuación en gol con un lanzamiento que rozó el travesaño en unos compases iniciales en los que el Villarreal también estuvo cerca de adelantarse en el marcador con un disparo de Fer Niño que Villar sacó providencialmente con el pie. Fue sin embargo Santi Mina el que abrió el luminoso de La Cerámica remachando contra las mallas un preciso centro de Aarón Martín (otro de los destacados) tras deshacerse astutamente del marcaje de Funes Mori. El árbitro, tras revisar en el VAR por una falta previa de Nolito a Trigueros en el robo de la pelota, concedió el tanto.

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La polémica interpretación de Medié Jiménez no descorazonó al Villarreal que no estuvo incómodo en el intercambio de golpes y empató el partido en una gran acción de Rubén Peña, que pasado el ecuador del primer tiempo quebró a Aarón con un hermoso eslalon y templó la pelota al cogollo del área para que Moi Gómez fusilase a Iván Villar.

Entró entonces el partido en una fase de desconcierto con el disperso arbitraje de Medié, que inesperadamente sancionó con penalti un choque entre Asenjo y Hugo Mallo en el área pequeña. Mina no perdonó y puso de nuevo por delante a los celestes.

El colegiado volvió a equivocarse ya casi con el tiempo cumplido para el intermedio castigando con roja directa una supuesta falta de Araújo a Yeremi que probablemente no merecería ni amarilla, pero rectificó tras ser llamado a capítulo desde la sala VOR. Y no acabó ahí el suspense, pues tras dilapidar Moi Gómez una clara ocasión en el área pequeña, el VAR convirtió en penalti una leve falta de Funes Mori a Brais que el árbitro apreció al borde el área. El mosense tampoco dio opción a Asenjo con un potente disparo ajustado al palo.

El campo se inclinó a favor de los celestes cuando al inicio del segundo tiempo Solari culminó con un trallazo, entrando desde la media luna, una contra letal pergeñada entre Denis y Aarón.

Unai recurrió entonces a todo su arsenal. Respondió Coudet blindando la defensa con Aidoo y Kevin. No contaba el Chacho, que poco después cambió a Nolito por Ferreyra, que el delantero argentino se iba a suicidar con dos amarillas casi consecutivas que obligaron a los celestes a atrincherarse para administrar su ventaja. Con no poco sufrimiento lograron contener daños, a pesar de que otro tonto penalti por supuesta mano de Kevin dio un agónico hilo de esperanza al Villarreal.

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