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La segunda juventud de Hugo Mallo

Hugo Mallo, Santi Mina, Denis y Brais celebran el gol último gol del capitán celeste, a la Real Sociedad, en el Reale Arena. // EFE

Hugo Mallo vive una segunda juventud en la que seguramente ha sido su temporada más convulsa en el Celta. La llegada de Eduardo Coudet al banquillo celeste ha transformado al equipo y al capitán, del que el preparador argentino ha recuperado su mejor versión futbolística tras dejar en manos del vestuario la decisión de restituirle la capitanía que le fue retirada por Óscar García.

La restitución del brazalete (demostración inequívoca de la confianza del técnico y el plantel en la jerarquía del marinense) ha disparado su rendimiento del capitán, que bate récords de longevidad (es desde la pasada semana el segundo jugador celeste con más partidos a sus espaldas) en un momento especialmente dulce. Defiende como nunca, progresa con ambición, centra con peligro y ahora también marca goles.

“Está volviendo a ser el Hugo Mallo que sonaba para la selección”, certifica Jorge Otero, histórico lateral derecho internacional del Celta. “Está volviendo a ser, junto a Iago Aspas, ese jugador tan importante para el equipo y encima está más goleador que nunca. No es su función, pero sí da la medida del gran momento que atraviesa”, precisa.

La faceta goleadora, con tres goles este curso, su récord personal en una temporada, es el aspecto más llamativo de las últimas actuaciones protagonizadas por el capitán celeste. “Se le ve con la cabeza despejada, muy centrado. Me da la sensación de que en algún momento se sintió demasiado presionado después de recibir algunas críticas, en mi opinión, injustas. Estos altibajos forman parte del oficio, pero es un jugador que siempre ha dado la cara, en los buenos y en los malos momentos”, apunta.

La confianza que desde el primer momento le ha dado Coudet es, a juicio de Otero, el factor diferencial en la transformación vivida por el capitán. “Nunca he llegado a entender lo de la retirada de la capitanía. Como jugador yo nunca viví eso. Pero el Chacho ha sido muy listo. Comprendió desde el primer momento que en un equipo en la situación que atravesaba el Celta lo más importante era ser cercano y honesto con la plantilla. Este es el primer paso para que todo funcione”, explica. “Lo principal era que los jugadores se sintiesen con confianza y esa era seguramente la mejor manera de recuperar, no solo a Hugo Mallo, sino a todo el equipo”, detalla.

Otro de los aspectos que sorprendido esta temporada es la enorme productividad del capitán celeste en una vertiente casi inexplorada hasta esta temporada: el remate de cabeza. Mallo ha anotado sus tres goles de cabeza, dos a balón parado y otro en jugada. “La verdad es que me ha sorprendido la decisión y la valentía con que ataca la pelota. Era una faceta que yo desconocía. Lástima que la haya despertado tan tarde, pero bienvenida sea”, señala Otero.

Curiosamente, el capitán del Celta solo había marcado un gol de cabeza, en el curso 2014-15 frente al Espanyol en Balaídos en un partido que el equipo entonces dirigido por Eduardo Berizzo acabó imponiéndose por 3-2. Fue su primer gol en Primera División. Hasta esta temporada anotó otras tres dianas, todos en jugada, con el pie derecho. Actualmente contabiliza tantos goles de cabeza como con el pie (4).

Complicidad con Denis

Sorprende también el alto grado de complicidad que Hugo Mallo ha alcanzado con Denis Suárez en estos dos últimos partidos. El salcedense le ha servido los dos últimos tantos con centros muy precisos que el capitán ha atacado con gran determinación. “Denis es un gran jugador y el Chacho también está logrando sacar lo mejor de él. Es un futbolista con unas condiciones técnicas fantásticas. Tiene una gran último pase y un muy buen golpeo de balón. Parece que lo hubieran ha blado. Lo principal es ponerla bien. Por eso, aunque no es un jugador de gran envergadura ha llegado a rematarla tan bien”, subraya Otero.

Un lustro desde el anterior penalti detenido en Liga

Una de las mejores noticias del partido disputado el pasado miércoles en el Reale Arena fue penalti detenido a Alexander Isak por Iván Villar. Aunque luego no pudo detener otra pena máxima a Januzaj, el guardameta cangués ponía fin con su parada al delantero sueco a una sequía de más de un lustro para el Celta desde los once metros. Según ha recordado la cuenta @Afouteza e Corazón, la última vez que el Celta neutralizó un penalti fue el 2 de enero de 2016, frente al Málaga en La Rosaleda. La historia de lo ocurrido tiene su miga, pues fue Rubén Blanco el responsable de la pena máxima con un derribo a Nordin Amarrabat en el área celeste. El mosense fue expulsado con roja directa y Sergio Álvarez tuvo que situarse bajo el travesaño. El mosense adivinó el lanzamiento del marroquí y evitó el gol aunque tan meritoria acción no bastó al Celta para puntuar, pues el conjunto que entonces dirigía Eduardo Berizzo ya iba perdiendo por 2-0 con goles de Charles Dias y Albentosa. Aunque los lanzamientos desde el punto fatídico han sido casi una maldición para el Celta en estos años en LaLiga, en la Copa del Rey las cosas no le han ido tan mal al conjunto celeste desde los once metros. Así, el pasado curso, frente al Mirandés, Sergio Álvarez detuvo un penalti a Álvaro Rey y antes, en 2016, Rubén Blanco paró otro a Kevin Gameiro en a semifinal copera contra el Sevilla.

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