El Celta perdió su último tren a Europa en el Reale Arena con una esforzada derrota en un duelo extraño, que alternó momentos de gran electricidad con errores y exceso de precipitación por ambos bandos y en el que el grupo de Eduardo Coudet, pese a buscar el empate hasta el último instante, acusó la falta de temple y se complicó innecesariamente la vida regalando dos penaltis en diez minutos en el primer tiempo.

Con viento en contra, al Celta le costó recuperar resuello, pero el equipo vigués tuvo al menos la ambición de nunca entregarse. Y tras intercambiar golpes con los donostiarras en los compases iniciales de la segunda parte, logró reactivarse cuando su rival trató de dormir el partido para gestionar su ventaja y acabó volcado sobre el portal de Remiro con todo lo que Coudet tenía en el banquillo. Solari cortejó el empate, pero cruzó en exceso el tiro en la más clara llegada de los celestes en estos intensos minutos finales.

El inicio del partido también fue vibrante, cargado de intensidad en la disputa de la pelota, que ambos equipos atacaron con vocación de verticalidad. La energía que los dos emplearon en la pugna propició un arranque un tanto accidentado, con demasiadas interrupciones, exceso de precipitación y llegadas contadas.

El Celta amenazó nada más echar a rodar el balón con un disparo de Nolito tras un magnífico pase filtrado al área por Aspas que Remiro tras despejó con una buena intervención y el árbitro anuló por fuera de juego.

Los accidentes (algunos con revisión del VAR como una involuntaria patada de Elustondo a Mina que dejó marcada la pierna del vigués) se sucedieron hasta que Hugo Mallo abrió el marcador en una acción a balón parado y los acontecimientos se desbocaron. El capitán celeste se resarció del gol que le fue anulado por centímetros en el Carranza remachando al fondo de la red un perfecto centro desde la esquina de Denis Suárez. Un testarazo formidable, elevándose entre Guevara y Elustondo, al que Remiro no pudo más que responder con la mirada. Tercer tanto del curso de Mallo (y tercero de cabeza), esta vez aprovechando maestría en el centro del salcedense, que añade la octava asistencia a su cuenta.

El partido parecía encarrilado para el Celta, más afilado que su adversario, de no haber sido por la inmediata reacción de la Real, a la que sucedió una fatal cadena de errores. Se relajó un tanto el conjunto vigués con el viento a favor y los de Imanol aprovecharon el inciso para encontrar el empate asociándose con finura. Carlos Fernández filtró , mirando al tendido, un gran pase a la espalda de la defensa celeste que Portu recogió en posición de ventaja para elevar sutilmente la pelota sobre Iván Villar.

Tras su gran actuación en el Carranza, el portero cangués vivió anoche en el Reale Arena una montaña rusa de sensaciones, un sube y baja de errores y aciertos que destempló al Celta y lo acabó dejando mal parado. La cosa comenzó a torcerse con un pueril penalti del cancerbero céltico a Isak al borde del lateral del área a los tres minutos de marcar Portu.

Villar se redimió deteniendo el lanzamiento de Isak con una imponente estirada. Carlos Fernández remachó contra las mallas el rechace, pero el árbitro anuló el gol por invasión del área del realista.

Los nervios, sin embargo, destemplaron al Celta, que replegó velas para reponerse. Y la Real olfateó la sangre. Araújo evitó en el último instante con un despeje providencial que Carlos Fernández embocase casi en línea de gol para adelantar a los donostiarras. Casi a continuación, un derribo de Murillo a Le Normand dejó al Celta en precario. El encargado de ejecutar la pena fue esta vez Januzaj, que no dio opción al cancerbero celeste con un potente lanzamiento ajustado al palo.

Pero no es este Celta de Coudet un equipo que baje los brazos al primer contratiempo. El Chacho ha convertido a los celestes en creyentes y nada más reanudarse el partido se lanzaron a tumba abierta en busca del empate. En una de estas rápidas transiciones, Mina acarició el empate en una acción iniciada por Denis (el motor del equipo mientras estuvo en el campo) que Brais recogió en el lateral del área grande y el vigués tocó sobre la marcha con la puntera. Remiro evitó el empate con una gran parada. No mucho después fue Nolito el que rondó el gol con un remate de cabeza que también rechazó al guardameta txuri-urdin.

Pero no es la Real, un equipo que se deje intimidar fácilmente en el campo y los de Imanol replicaron con un lanzamiento de Portu a la base del poste en un balón rechazado y un centro del recién ingresado Oyarzabal que el atacante catalán no logró embocar no Villar vencido.

Coudet sacó (incomprensiblemente) a Denis y a Aarón par refrescar el equipo con Beltrán y Fontán (que no lo hizo nada mal como lateral izquierdo) e intentar ganar el control de la pelota en medio campo. No lo consiguió. Pese a contar con ocho bajas, la Real presume de fondo de armario y con la entrada de Zubimendi y Barrenechea se hizo con la pelota e intentó adormecer el partido. Al Celta le costó llegar. Renato Tapia intentó sorprender desde la media luna pero Remiro interceptó con facilidad su disparo.

Tuvo alguna también la Real, por medio de Monreal, que obligó a Villar a sacar una gran mano para desviar un centro-chut envenenado, pero a estas alturas el equipo de Imanol, muy cansado, se conformaba ya con conservar el resultado.

Coudet entendió la necesidad de echar el resto y quemó las naves con todo lo que le quedaba en el armero. Solari suplió a Nolito, Ferreyra entró por Araújo y el Celta se volcó en busca del portal donostiarra con más convicción que Tino.

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Ferreyra se fajó en una lucha desigual y logró sacar un cabezazo desde la frontal que se perdió sobre el travesaño, pero fue Solari el que, a falta de cinco minutos para el final, se aproximó al gol con un disparo cruzado que se perdió junto a la base del poste. Como la posibilidad de ir a Europa. Queda ahora certificar la permanencia este domingo ante Osasuna en Balaídos.